En su muy comprensible desesperación

 

Salvador Abascal Carranza

La única concesión que se le puede hacer al
Tigre es dejarse devorar por él.
Konrad Adenauer

 

(Primera de dos partes)

Javier Sicilia, el poeta mexicano que encabezó una marcha por la paz, como testimonio silencioso de la indignación de muchas víctimas de la violencia del crimen organizado, la convirtió en un “movimiento ciudadano”, todo ello, a raíz del abominable asesinato de su hijo Francisco.

En todos los foros, Sicilia ha declarado voz en cuello que la culpa de tan doloroso acontecimiento, así como la de algunos otros sucesos similares, la tiene el gobierno de Felipe Calderón. Nadie más. Por eso las exigencias se dirigen sólo a él.

El Presidente equivocó la estrategia, dice como un eco Sicilia, porque la expresión ni es suya ni es nueva. Pero con ella se hace vocero involuntario de toda la oposición y aliado de todos los que buscan el fracaso del gobierno panista, incluyendo de manera especial a los narcos, sólo para poder ver al PRI de nuevo en Los Pinos y poder gozar de la falsa paz que da la tranza, la turbia negociación con el crimen y, lo que es peor, la complicidad que es el mejor negocio para algunos beneficiarios de esa idea.

Enrique Krauze le pide “que esto dure”. No estoy seguro que sea una buena idea, no por la idea en sí misma, sino por sus compañeros de viaje… y los que seguramente se le añadirían en el camino.

Hay quienes, al afirmar que el Presidente ha equivocado la estrategia lo hacen de buena fe. Tan de buena fe, tan naïvement, que como el poeta, se hacen compañeros de viaje involuntarios de los peores agentes de la destrucción de México.

“Lo han chamaqueado”, dijo en su columna Ricardo Alemán.

Hay quienes de manera muy seria, como el periodista Carlos Ramírez, habla sin rodeos de que Javier Sicilia ayuda al narco. Repito, no es que Sicilia lo quiera así, pero su falta de malicia, de experiencia política, su vocación anarquista y su muy compartible convicción de que se haga justicia frente a la impunidad, lo han orillado a eso.

Por cierto, nada ha dicho el poeta sobre la aprehensión de algunos de los asesinos de su hijo. ¿Será porque no se les capturó en el plazo por él fijado? Una de las grandes trampas que los lobos con piel de oveja ponen a los ingenuos, es el de los plazos perentorios. Dichos plazos solamente se cumplen en los regímenes represores y antidemocráticos, no en el del presidente Calderón. El ultimátum, en esta materia, se convierte en el mejor instrumento del chantaje.

En su muy comprensible desesperación, Sicilia propuso, aunque luego se desdijo (eso demuestra su candor y que además no sabe qué hacer), pactar con el crimen organizado, tal como lo propuso Sócrates Rizzo, ex gobernador de Nuevo León, quien presumió públicamente lo que hicieron los regímenes priístas para controlar el narco.

Todo estaba resuelto en la era del presidencialismo autoritario y corrupto del PRI: “Tú pasas por aquí, tú por acá, ustedes no me tocan esta plaza, a cambio tienen libre esta otra ruta”. (Palabras más, palabras menos.)

Lo que no dijo Rizzo, pero que algunos sabemos muy bien, es que la impunidad no solamente era para los criminales, sino sobre todo para los altos funcionarios que eran sus protectores y socios.

Ya pocos hablan de casos como los que involucraron a Gamboa Patrón (gran líder del PRI actual) con el narco, a través de Marcela Bodenstedt. Conozco el caso, porque ambos fueron mis alumnos. Marcela fue sacrificada para no obstaculizar la promisoria carrera del hoy segundo priísta del país (ahí tienen su “nuevo PRI”).

Por otra parte, ¿ya se olvidó en México el sospechoso involucramiento del ex gobernador y ahora senador Manlio Fabio Beltrones y del ex gobernador y ex senador Manuel Bartlett con el crimen organizado? ¿Cuántos mexicanos saben que estos prominentes priístas no pueden entrar a los Estados Unidos? No tienen visa, ni la tendrán. Tal parece que sus narcoexpedientes en el país del norte son muy abultados.

Otra joya de la maltrecha corona priísta es el muy vergonzoso caso del “general Honoris Causa” Arturo Durazo Moreno, “el señor del partenón”. ¿Esos son los políticos que el señor Sicilia y otros personajes del ¡ya basta! quieren ver de nuevo en los primeros puestos del gobierno? No lo creo, porque de una manera contundente y sin ambages, don Javier señala las causas de la violencia que vivimos: la corrupción, la podredumbre del viejo régimen, su imprevisión y su ineficacia, entre otras cosas.

Sin embargo, lo que contradice a la lógica más elemental es la premisa planteada durante la marcha y el discurso del Zócalo, que es idéntica a la que plantea el PRI y la izquierda en contra del gobierno y de su estrategia: ¡Fuera! ¡Fuera! ¡Muera Calderón! La aclaración del líder de la marcha, respecto de que no era eso lo que buscaban, salió sobrando. Las palabras quedaron ahí, y las palabras violentas generan violencia física y social. ¿Sería Sicilia responsable de las consecuencias que esto traiga?

Todos ellos están ahí, los priístas, esperando ansiosos que personas de buena voluntad, dolidas y desconcertadas unas, como usted, don Javier y otras de mala fe, que esperan ansiosamente su parte del botín que siempre han considerado que es México, les den un buen empujón para adueñarse de nuevo de lo que piensan que nunca debió dejar de ser de su exclusiva propiedad.

¿Ese es el nuevo PRI de Moreira, el que tiene vocación de bufón de palacio? ¿Y Peña Nieto? Sólo hay que recordar que ese cachorro fue incubado bajo las calientes y protectoras alas de uno de los políticos más corruptos de México, Montiel, y del nefasto grupo Atlacomulco.

No me equivoco, señor Sicilia. ¿A quién beneficia el “voto blanco”, que no es otra cosa que el llamado a la huelga de las urnas para el 2012, que usted y sus compañeros de aventura proponen tan irresponsablemente? Unica y exclusivamente al PRI. Ellos se lo agradecen. Alguien tiene que hacerles el trabajo sucio.

¿Cómo hacerse acompañar, por ejemplo, del impresentable Martín Esparza y de otros de la misma ralea? ¿No se da cuenta de que lo han estado usando, de que lo están chamaqueando? ¿No se ha percatado de quiénes se han estado aprovechando de su dolor, como chacales de la baja política que son?

No se trata sólo de sumar por sumar, aunque menos de mil marchistas sean considerados por los medios como representantes de todo México. También ellos, los medios, lo están usando. Nunca habían magnificado tanto una marcha tan pequeña y tan heteróclita. Desde hace diez años viven la sequía del embute y del chayote que añoran del PRI, partido que generosamente los nutre en el ámbito estatal, donde gobierna, y que les da a probar lo que podría significar un nuevo y jugoso contubernio.