Extensa bibliografía científica lo avala

Rene Anaya

 

Si el descubrimiento de las propiedades médicas del principio activo de la mariguana (Cannabis sativa) se hubiese hecho recientemente, se podría justificar que un experto en el combate a las drogas no estuviese enterado, pero desde hace unos veinte años se conocen las propiedades de los cannabinoides, (presentes en la mariguana).

En días pasados, el titular del Ejecutivo federal mexicano afirmó, ante académicos y empresarios estadounidenses, que “culturalmente ha habido un cambio que ha hecho mucho daño, el sólo permitir una legislación que hable del uso medicinal de la mariguana, cualquiera que eso sea, me recuerda lo que en México es muy popular, que es el uso medicinal del tequila: si tienes gripa tómate un tequila y si no se te quita la gripa, se te olvida”. Resulta lamentable (por decir lo menos), que el jefe de gobierno de un país, asolado por el tráfico de mariguana, lo ignore.

 

¿De cuál fumamos?

Además de la extensa bibliografía científica que avala el uso del principio activo de la mariguana para distintos fines curativos o paliativos, se conoce que el propio organismo humano produce cannabinoides. Así que la fallida comparación con el tequila (tal vez porque fue la analogía que encontró más a la mano) fue muy desafortunada.

Desde la década de 1970 se conoce que el cerebro tiene receptores a diferentes drogas, como la morfina, y que produce sustancias similares, llamadas opioides endógenos (endorfinas y encefalinas); por esa razón ya no causó tanto asombro confirmar que también tenemos receptores para los cannabinoides.

En 1990 se identificó el primer receptor de cannabinoides en el sistema nervioso; tres años después se encontró otro en el sistema inmunológico. Un año antes, en 1992, se descubrió el primer cannabinoide producido por el ser humano, al cual se le llamó anandamida (del sánscrito ananda que significa “bienestar interior”, “la gloria”, “la bienaventuranza”).

Como sucede con las encefalinas y la morfina endógena, los cannabinoides tienen funciones específicas que los investigadores han ido descubriendo. Se conoce que se producen principalmente en el hipocampo, el tálamo, el cuerpo estriado, la corteza cerebral, el cerebelo y la médula espinal. Hasta en la leche materna se ha encontrado en bajas concentraciones.

También se ha descubierto que los cannabinoides están presentes en algunas plantas, como el cacao. Por esa razón, algunos investigadores consideran que la avidez de ciertas personas por el chocolate se debe a la anandamida que se encuentra en pequeñas concentraciones.

Al parecer los cannabinoides tienen un papel muy importante tanto en el combate al dolor, como en la respuesta inmunológica del organismo. Se ha planteado la existencia de un sistema analgésico cannabinérgico similar al de los opioides endógenos, que podría actuar en combinación o alternadamente con el de las encefalinas. Por tanto, no tienen un efecto parecido al del tequila.

Poder curativo

En el sistema inmunológico se ha encontrado que los cannabinoides tienen un efecto inmunosupresor, que ha producido una respuesta favorable en pacientes con la enfermedad de Alzheimer, pues reducen la inflamación cerebral y previenen el deterioro mental.

Asimismo, son efectivos en el tratamiento de las náuseas y vómitos secundarios a la administración de terapia anticancerosa; en enfermedades autoinmunes, como la esclerosis múltiple; en la anorexia de pacientes con sida; en tumores cerebrales del tipo glioblastoma multiforme; en el glaucoma; y en el tratamiento de la osteoporosis, entre otros padecimientos.

Asimismo, en algunos estudios se ha encontrado que pueden ser eficaces para mejorar el apetito y estabilizar o disminuir la pérdida de peso en pacientes con anorexia nerviosa. También se ha hecho investigaciones que abren la posibilidad de desarrollar medicamentos dirigidos a aumentar o inhibir la actividad de los cannabinoides, parar tratar diversas alteraciones del sueño, entre ellas el insomnio, como señala Eric Murillo Rodríguez en su artículo “Papel modulador de los endocanabinoides en el sueño”, publicado en Revista de Neurología, núm. 46, 2008.

Los resultados de algunos experimentos con animales sugieren la “posible utilidad de diversos compuestos cannabinoides en el tratamiento de determinados trastornos de ansiedad, ataques de pánico y fobias”, según refieren E. M. Marco y M. P. Viveros en su trabajo “Implicación funcional del sistema cannabinoide endógeno en la homeostasis emocional”, publicado en Revista de Neurología, núm. 48, 2009.

Por todos estos descubrimientos y los que se agregan periódicamente, los cannabinoides parecen tener un enorme potencial curativo, aunque como todo medicamento debe usarse bajo prescripción médica y no se debe abusar de su empleo. Por tanto, resulta inadmisible que se comparen todos los efectos benéficos y terapéuticos de los cannabinoides con el tequila.

 

reneanayas@yahoo.com.mx