Sugar Ray Leonard, ex campeón del mundo de boxeo, revela en su nuevo libro autobiográfico The big fight: my life in and out of the ring —que saldrá a la venta en junio— que cuando tenía 15 años fue abusado sexualmente por un prominente entrenador olímpico.

El boxeador estadunidense de peso welter adoptó el nombre de Ray por la admiración que su madre le tenía al cantante Ray Charles. Su interés por combatir en el ring lo llevó a iniciar su carrera a los 14 años. Pronto se convirtió en el amo y señor del gimnasio donde entrenaba y acalló la voces críticas de su familia que le tildaban de “afeminado”.

Leonard debutó en noviembre de 1976, con Angelo Dundee en su esquina y sin contrato con ningún promotor, y cobró 40 mil dólares, récord para aquella época. En 1979, después de 25 peleas invicto y de haber ganado los títulos de la Federación Americana de Boxeo y el título nacional, le llegó la oportunidad de disputar el título mundial welter del Consejo Mundial de Boxeo, contra el campeón Wilfred Benítez.

Leonard ganó por nocaut en el décimo quinto asalto en una precipitada decisión del arbitro, Carlos Padilla, que paró la pelea faltando pocos segundos para el final y cuando la decisión de los jueces era muy ajustada.

 

Después de esta victoria en el Caesars Palace de Las Vegas, Leonard se casó con Juanita, la madre de su hijo, en enero de 1980.

En su libro, Leonard —de 55 años—, manifiesta que fue atacado dos veces por el entrenador, de quien no da el nombre. La primera fue a los 15 años, cuando estaba compitiendo en un torneo en Nueva York. La segunda ocasión fue años más tarde, en un auto estacionado en un lugar en el que no había nadie cerca, y cuando el entrenador discutía con Sugar sus prospectos de rivales en los Juegos Olímpicos de 1976.

“Antes de que me diera cuenta, me había desabrochado el pantalón, puso su mano y después su boca en cierta zona, algo que me ha perseguido de por vida. No grité. No lo miré. Simplemente abrí la puerta y corrí”, narra el boxeador retirado.

También narra su consumo a la cocaína, su paternidad a los 17 años y su crecimiento en un hogar en el que convivió con violencia doméstica y abuso de alcohol.