Anabel Hernández insiste en que desde la SSP intentan matarla

Antonio Cerda Ardura

El pasado 8 de mayo, en el marco de la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, desde el Zócalo de la ciudad de México el poeta Javier Sicilia demandó, al presidente Felipe Calderón, la necesaria renuncia del titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, como prueba de que el jefe del Ejecutivo escucha a la sociedad, en medio de la estrategia equivocada del gobierno en su lucha contra el crimen organizado.

“Estamos pidiendo esta renuncia para evitar más violencia”, indicó el colaborador de Siempre!, padre de Juan Francisco Sicilia, quien fuera asesinado a fines de marzo, en Morelos, por miembros del crimen organizado.

Casi de inmediato, durante su visita a Saltillo, Coahuila, el líder nacional del PAN, Gustavo Madero, defendió a García Luna, argumentando que lo que hace falta en México es unión entre la sociedad y el fortalecimiento de las instituciones y no “señalar una cabeza o un chivo expiatorio” para desagraviar “alguna frustración”.

En el mismo sentido, si bien esta semana el presidente Calderón ofreció dialogar con los promotores de la marcha para “escuchar sus razones y explicar las nuestras”, por medio del secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, dejó bien claro que García Luna no se irá, porque, dijo, “es parte fundamental en la lucha que se libra para debilitar a las organizaciones criminales”.

 

Investigar desvíos

Tanto Madero como el Presidente —vía Poiré— omitieron hablar sobre las graves acusaciones que pesan sobre García Luna. De entrada, el jueves pasado, el PRD en la Cámara de Diputados presentó ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) una denuncia contra el titular de la SSP por “posible desvío de recursos”.

En la demanda, los legisladores solicitaron a la autoridad federal indagar si el funcionario incurrió en irregularidades al permitir que se usara armamento, helicópteros e instalaciones de la SSP que están catalogadas como estratégicas y de seguridad nacional, además del acceso a personal ajeno a la dependencia, durante la producción de la serie de televisión El Equipo, que Televisa estrenó el lunes pasado y de la que se dio cuenta en la página en Internet de Siempre!

“Se han utilizado efectivos de la Secretaría de Seguridad Pública como extras, distrayendo, en consecuencia de sus cargos y funciones encomendadas, a un número indeterminado de policías adscritos a la Policía Federal”, se estableció en la denuncia.

La vocera de la bancada del PRD, Leticia Quezada, quien entregó la denuncia a la SFP dijo que es necesario aclarar si existe un contrato entre el gobierno federal y Televisa para la producción de El Equipo, con el propósito de mejorar la deteriorada imagen del funcionario, así como el monto que se tuvo que erogar.

La diputada indicó que con la implicación de García Luna en la serie, se podrían estar violando las leyes General de Bienes Nacionales, Federal de Responsabilidades Administrativas de los Servidores Públicos, de Armas de Fuego y Explosivos, y la de Derechos.

 

Acusaciones más graves

Sin embargo, eso no es lo más grave que, al parecer, pesa sobre los hombros de este hombre del Presidente. Señalado en distintas ocasiones como un personaje siniestro, implicado en corrupción y encubrimiento de actos delictivos, a García Luna se le ha acusado, en las mismas páginas de Siempre!, de secuestrador, torturador y de estar implicado, por lo menos a nivel de encubridor, en los crímenes de Guillermo Vélez, un joven trabajador de la colonia Lindavista, y de Enrique Salinas de Gortari, hermano del ex presidente Carlos Salinas, así como de haber montado un espectáculo sobre el caso de la francesa Florence Cassez, vinculada, igual, al plagio de personas.

En el foro Impunidad como limitante a la libertad de prensa y gobernabilidad democrática en el siglo XXI, celebrado el pasado 3 de mayo, la misma autora y periodista que habló en la ocasión señalada con Siempre!, Anabel Hernández, denunció, refiriéndose a García Luna, que los reporteros que ponen al descubierto la corrupción de autoridades y empresarios se encuentran con una realidad muy cruda.

“La impunidad —dijo— se da a la sombra de la indiferencia y el silencio, y a nadie le importa en México lo que le pasa a los periodistas, que son una estadística de levantados, muertos y amenazados”.

Añadió que nadie se preocupa por la libertad de expresión “más allá de simples buenas intenciones”, para frenar la ola de asesinatos y amenazas que sufren los comunicadores.

En este sentido, indicó que ella misma es ejemplo de lo que ocurre a los periodistas, porque ha recibido amenazas de muerte de Genaro García Luna.

“¿Es que quieren como prueba mi cadáver en la banqueta o mi cabeza cortada en el cofre de mi vehículo?”, preguntó Anabel. Luego refirió que en diciembre de 2010, recién publicado el adelanto de su libro, Los señores del narco en la revista Proceso, “fui informada por un ex policía que escuchó de viva voz cómo el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y Luis Cárdenas Palomino, su brazo derecho, estaban contratando a policías de la Agencia Federal de Investigación para asesinarme, a cambio de premios y mejores cargos e ingresos”.

“No me quedó más remedio que hacerlo público”, añadió Hernández.

La periodista que ya había denunciado, el 14 de enero, en Noticias MVS con Carmen Aristegui, un atentado contra su familia, refirió que el presidente Calderón había señalado que él protegía la libertad de expresión y daba una dura pelea por ella. Sin embargo, al recordar el acoso de García Luna y “su equipo”, cuestionó: “¿68 periodistas asesinados y trece desaparecidos es la lucha del Presidente de la República?