La Haya interviene en Libia

Carlos Guevara Meza

El pasado 16 de mayo el fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya, el jurista argentino Luis Moreno Ocampo, solicitó órdenes de aprehensión internacionales contra el líder libio Muammar Gaddafi, su hijo Saif Islam y el cuñado del dictador y jefe de inteligencia militar Abdulah Senussi por crímenes de lesa humanidad cometidos por ellos en el curso de la actual guerra en Libia. Ya a principios de mayo, durante una comparecencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU, Moreno Ocampo había adelantado que la investigación solicitada a la Corte Internacional por dicho Consejo, había arrojado pruebas suficientes para indiciar a varios altos miembros del régimen libio, aunque no dio nombres en ese momento.

Gaddafi se convierte así en el segundo jefe de Estado en funciones cuya detención solicita la fiscalía (el primero es el presidente de Sudán, Omar al Bashir acusado de genocidio). Y puesto que la investigación se inició a solicitud de un órgano de Naciones Unidas, en teoría todos los países miembros están obligados a cumplir la orden de arresto, lo que, también en teoría, impediría a Gaddafi poner un pie fuera de Libia. Al Bashir, sin embargo, ha viajado a varios países africanos que prefirieron no detenerlo. Por otro lado, hay que recordar que varios países, incluyendo la propia Libia pero también Estados Unidos y China entre otros, no reconocen la autoridad de la Corte de La Haya.

En general la noticia fue bienvenida en el contexto internacional, incluyendo a los rebeldes libios por supuesto, aunque no parece que vaya a tener ningún efecto real inmediato, pues la resolución 1973 del Consejo de Seguridad (que autorizó la intervención aérea en Libia), no incluye la ejecución de órdenes de arresto, lo que, por otro lado, implicaría una incursión terrestre de las fuerzas de la OTAN que no sólo no está autorizada por la ONU, sino que nadie quiere ni en la coalición internacional ni en la rebelión Libia. La discusión por tanto, tiene que ver con las implicaciones políticas y militares del asunto: ¿se vuelve Gaddafi ahora un objetivo militar legítimo? Muchos en el régimen libio y fuera de él han señalado que varios bombardeos sobre Trípoli han tenido como objeto el asesinato de Gaddafi, lo cual está prohibido por la ley internacional (incluso se ha rumorado que el dictador ha muerto, rumores desmentidos a medias por apariciones televisivas que bien podrían ser imágenes de archivo). Por otro lado, con la orden de arresto vigente, Gaddafi no tiene más remedio que quedarse en Libia y seguir luchando hasta el final, lo que complica cualquier salida política negociada. Así las cosas, ¿es contraproducente la decisión de La Haya?

Finalmente, la otra cuestión importante de este tema, que el régimen libio seguramente señalará, es la curiosa parcialidad de la Corte Penal Internacional cuando se trata de investigar crímenes contra la humanidad. El mismo Gaddafi, cuando presidió la Unión Africana en el tiempo del proceso contra Al Bashir, señaló que parecía más bien una agencia europea contra los líderes africanos. ¿Y qué pasa con el presidente sirio? ¿Y la situación en Bahrein, de la que nada se dice en los organismos internacionales a pesar de la brutal represión ejercida por el régimen? ¿Tendrá que ver que el régimen de Bahrein es aliado principalísimo de Estados Unidos en la región?