Susana Hernández Espíndola
La afición por coleccionar y clasificar sellos, sobres y otros artículos postales —conocida como filatelia—, nació en la Gran Bretaña, con la emisión de las primeras estampillas postales, el 6 de mayo de 1840.
La idea se le atribuye al maestro de escuela Rowland Hill, progresista y emprendedor, quien le propuso al gobierno inglés una novedosa forma de recaudar impuestos: realizar un previo pago del transporte postal mediante sellos o estampillas adheridas, que representarían parte de la historia nacional o regional, mediante figuras de personajes ilustres, monumentos, pinturas, flora, fauna e historia.
El primer sello fue el penique color negro (Penny Black) que tenía la imagen de la reina Victoria, porque en Inglaterra se ordenó que todas las estampillas llevarían el retrato de un soberano británico. Este sello es considerado el primer sello adhesivo del mundo.
A partir de ese año, varios países comenzaron a emitir sus propios sellos. En 1843 comenzaron a usarse en Suiza, y la primera nación americana que los empleo fue Brasil, en el mismo año.
En México, la filatelia inició durante el gobierno del presidente Ignacio Comonfort, quien decretó, el 21 de febrero de 1856, la impresión de las primeras estampillas postales, mostrando la efigie del padre de la Independencia, Miguel Hidalgo y Costilla. El diseño y grabado eran en cobre, sobre papel blanco unido, de diversos gruesos.
El valor que adquieren las estampillas en el mercado filatélico está en función de la ley de la oferta y la demanda.


