El ExoPlanet Star será lanzado en 2012

 

René Anaya

A partir de 1995, cuando los astrónomos Michel Mayor, suizo, y Didier Queloz, italiano, del Departamento de Astronomía de la Universidad de Ginebra, Suiza, encontraron por primera vez un planeta fuera de nuestro Sistema Solar, se han descubierto otros mundos o exoplanetas, lo cual ha aumentado las esperanzas de encontrar regiones donde pueda haber vida.

Las modernas tecnologías han permitido, desde entonces, encontrar más de 500 cuerpos que se pueden considerar exoplanetas, la mayoría con características semejantes a las de Júpiter (gigantes gaseosos) e inclusive hasta 13 veces más grandes, probablemente porque las actuales técnicas de detección permiten descubrir con más facilidad este tipo de cuerpos, que otros más pequeños, como nuestro planeta.

 

Esos extraños mundos

Pero ese no es el único problema de los buscadores de exoplanetas, las dificultades empiezan desde su definición, ya que la Unión Astronómica Internacional (UAI), órgano de decisión internacional en el campo de las definiciones de nombres de planetas y otros objetos celestes, ha pospuesto la definición de los exoplanetas.

Tal vez no le falte razón a la UAI de dejar pendiente esa definición, si se toma en cuenta que la modificación del concepto de planeta, realizado en 2006, acarreó críticas y polémicas, ya que dejó fuera de nuestro sistema planetario a Plutón.

Sin proponer una definición oficial de exoplaneta, la UAI refirió en un comunicado oficial de 2001, que 1. Los objetos con masa real por debajo de la masa límite para la fusión termonuclear del deuterio (calculada actualmente en 13 masas de Júpiter para los objetos que tienen metalicidad solar, es decir abundancia relativa de elementos más pesados que el helio) que orbiten alrededor de estrellas o restos estelares son “planetas”. La masa/tamaño mínima requerida para que un objeto extrasolar sea considerado como planeta debe ser la misma utilizada en nuestro Sistema Solar. 2. Los objetos subestelares con masa real por encima de la masa límite para la fusión termonuclear del deuterio son “enanas marrones”.

En esas condiciones, muchos de los más de 500 exoplanetas descubiertos podrían ser enanas o subenanas marrones, pero la mayoría de los astrónomos consideran que en realidad debe dárseles el estatus de exoplanetas porque proceden de discos protoplanetarios.

Asimismo, el reciente descubrimiento de cuerpos que parecen planetas masivos pero que no giran en torno a ninguna estrella, llamados planetas solitarios, y que aparentemente son muy numerosos, ya que se calcula que son el doble del número de estrellas que hay en la Vía Láctea, sugiere que esos cuerpos se originaron en discos protoplanetarios y luego fueron desplazados de su sistema solar, por lo que deben ser considerados exoplanetas.

 

La búsqueda de pequeños planetas

Al margen de las definiciones y de los recientes hallazgos de “planetas solitarios”, un grupo de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en ingles) ha desarrollado un minúsculo satélite que en 2012 será lanzado al espacio en búsqueda de planetas similares al nuestro, en los que podría haber vida.

Ese minisatélite de 10 centímetros de alto, 10 centímetros de ancho y 30 centímetros de largo, semejante en dimensiones a los paquetes de pan en rebanadas, llamado ExoPlanet Star, llevará consigo instrumentos ópticos de moderna tecnología que le permitirán la búsqueda de variaciones en el brillo de estrellas, que podría delatar la presencia de planetas girando a su alrededor.

Esa técnica ya se ha llevado a cabo en grandes naves espaciales, como el satélite francés CoRoT y el satélite estadounidense Kepler, lanzado en 2009, el cual ha calculado en más de un millar y medio los cuerpos candidatos a exoplanetas. Lo novedoso del ExoPlanet Star es que en lugar de observar cientos de miles de estrellas, podrá dar seguimiento a una sola, de tal forma que podrá descubrir cuerpos más pequeños que Júpiter, algunos de los cuales podrán ser rocosos, con características similares a la Tierra.

Para medir con precisión el brillo de una estrella, se debe mantener la nave estable. “Cualquier disturbio que sacuda a la nave desenfoca la imagen y hace que las mediciones sean inservibles; además las naves espaciales más pequeñas son más fáciles de mover”, ha considerado Sara Seager, profesora de ciencias planetarias y física en el MIT.

Para lograr esa estabilidad, los científicos incluyeron en el minisatélite una estructura aviónica y dispositivos que mueven el detector de imagen “en contra de la nave espacial de forma tan precisa que el ojo humano no es capaz de ver el movimiento”, según ha referido la profesora Seager, quien consideró que esta tecnología es mejor que la probada en otros minisatélites.

Con estos nuevos equipos, los astrónomos podrán localizar con más precisión planetas de menor tamaño que Júpiter, lo que podría aumentar las probabilidades de encontrar vida fuera de nuestro sistema solar, aunque a cientos o miles de años luz.

 

reneanayas@yahoo.com.mx