Moisés Castillo
Ciudad Juárez, Chih.- Ocho mil homicidios en tres años, 300 mil desplazamientos forzados, desempleo, falta de espacios públicos, justicia colapsada y una librería infame en esta zona fronteriza, es el presente de miles de jóvenes que sobreviven en Ciudad Juárez, Chihuahua, considerado el lugar más violento de México.
El poeta Mario Benedetti preguntó alguna vez qué les quedaba por probar a los jóvenes en este mundo de paciencia y asco. Y su respuesta fue convincente, la poesía es la única verdad: “Les queda no decir amén/no dejar que les maten el amor/recuperar el habla y la utopía/ser jóvenes sin prisa y con memoria/situarse en una historia que es la suya”.
Sin embargo, en Juárez no hay principio ni fin: árboles de sangre y llanto.
Para Hugo Almada, coordinador de la maestría psicoterapia humanista y educación para la paz de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, ser joven implica riesgo, carencia de oportunidades educativas-laborales y la falta de mediación afectiva por parte de los padres de familia.
“Y si ese joven —agrega— es pobre, es muchísimo más riesgoso. Ser joven es tener una vida dura por la ausencia de vínculos afectivos de los padres. Lo que hace diferente la realidad social de esta ciudad es esa falta de mediación afectiva, del cariño de mamá para los niños. Observamos una deserción escolar a nivel secundaria muy alta y desempleo”.
Difícil futuro
—¿No hay opciones reales para los jóvenes? ¿Cuáles serían las alternativas?
—Tenemos un sector muy amplio en donde no hay escuelas para ellos, no tienen posibilidades económicas y durante una cierta etapa no hay trabajo. Los llamados ni-ni [jóvenes que ni estudian ni trabajan] implica una situación de exclusión y pobreza, una exclusión de los jóvenes que debe ser atendida. El futuro que se abre es muy difícil. Puede ser la maquila si logran entrar pronto o puede ser la delincuencia organizada.
—En esta espiral de violencia e impunidad, ¿cómo se encuentra la sociedad juarense?
Frustrada, enojada y herida. No se ve una alternativa fácil de qué hacer. La gente pregunta que la sociedad dónde está. ¿Por qué no hay una movilización mayor? Hay dos razones: independientemente de cómo se entienda la realidad en Juárez, se trata claramente de un conflicto armado y debería tener ese estatus para que la Cruz Roja Internacional pueda entrar y organizar las mediadas de protección a la sociedad civil.
En este conflicto armado, los dos bandos criminales también están conformados por policías municipales, federales y militares, tienen armas y actúan con total impunidad.
Por otro lado, el movimiento social está muy acostumbrado de manera lógica a denunciar al gobierno, pero esto es ineficiente porque el Estado mismo no tiene el control de la situación.
Como respuesta a la situación de miedo que sufre Ciudad Juárez, se creó en enero pasado el centro de atención Crecimiento Humano y Educación para la Paz (Crecimiento Humano), un espacio alternativo para dar atención a niños, jóvenes y adultos que han sido víctimas de la violencia imparable.
Crecimiento Humano está abierto a toda la gente que requiera ayuda terapéutica o sicológica, sobre todo a las madres de jóvenes asesinados, personas desaparecidas, niños huérfanos o parientes de familias ejecutadas: víctimas directas de la violencia cotidiana que parece no tener fin.
“Los miles de asesinatos implican duelos difíciles de elaborar. No se trata del ciclo normal de la enfermedad, sino de manera repentina son tsunamis de muertes violentas, casos de crueldad o sufrimiento de la víctima. Es decir, se tratan de duelos muy complicados y además de eso cada víctima deja una estela de personas cercanas afectadas de manera directa y deja una carga emocional sobre la ciudad”, afirma Hugo Almada, presidente también de Crecimiento Humano.
Miedo, ansiedad y depresión
—¿Cuáles son los síntomas más comunes que la gente presenta luego de ser afectada por la violencia?
El miedo. No es que la gente esté paranoica, es que tiene miedo de cosas concretas que tienen que ver con una realidad objetiva. Los cuadros de ansiedad de la mayoría de la población son bastante fuertes. Aun personas como nosotros que somos profesionistas, nos vemos impactados por esta situación angustiante. Tenemos muchos cuadros de ciclos traumáticos una vez que la gente le toca vivir o presenciar situaciones críticas. También muchos cuadros de depresión fuerte por la misma situación de pérdida e indignación que enfrenta mucha gente. La justicia es prácticamente inexistente, hay muchos casos en los que no solamente está la gravedad emocional sino además el hecho de que no existe acceso a la justicia.
—¿Quiénes dan terapia en Crecimiento Humano y cuántos profesionales son?
—En Juárez existe poco la cultura de la atención terapéutica o sicológica. Entonces la idea es articular terapeutas egresados de la maestría de psicoterapia o gente que hace terapias alternativas que permita atender de la mejor manera a la población. Estamos dando servicios a diferentes instituciones que trabajan con gente que de alguna manera nos canalizan o nos piden apoyo para trabajar con diferentes grupos. Muchos ya vienen con su diagnóstico.
Tenemos una capacitación principalmente para terapeutas, maestros y padres de familia. Esto se da en las instalaciones del Instituto Teresa de Avila, y que cuenta con 12 salones y siete psicoterapeutas.
—¿Cuáles son las consecuencias si la gente no se atiende de manera adecuada?
—Un niño o adolescente que es víctima de este nivel de violencia y que no puede procesar sus emociones está expuesto a que reproduzca la violencia. Y no porque ellos vayan a ser de alguna manera mal intencionados sino porque el nivel de afectación es grave.
El especialista en temas sociales tiene 30 años analizando la realidad de Ciudad Juárez y admite que están envueltos en una coyuntura complicada, no hay acciones claras para salir de este laberinto espinoso.
Asegura que de poco han servido los trabajos del programa gubernamental Todos Somos Juárez ante la violencia incontrolable.
Hugo Almada dice que es importante que existan esfuerzos como la creación del hospital infantil, pero advierte que si no se resuelve la inseguridad no impactará de forma positiva en la vida cotidiana de la gente.
“Viene —dice— un proceso electoral complicado y se agudizará la disputa de muchas plazas por parte del narcotráfico. Cuando entre el nuevo gobierno ya estará el cártel equis posicionado. Temo y quiero equivocarme que el 2012 será un año muy difícil, lo que relativamente está contenido se desbordará y nos espera mayor violencia, no nada más en Juárez sino en el país en general”.


