Enésima marcha de protesta

No hablaremos de que si la marcha por la paz fue o no muy concurrida y menos de los tintes políticos que surgieron y que le adjudicaron en su camino, sino qué surgió de ahí.

“La nueva conciencia mexicana” es el nuevo apelativo que han instituido a raíz de la ya tan trillada violencia generalizada en el país. Como si la importancia de un nombre sirviera a los grupos vulnerados para protestar, manifestarse y ser escuchados, ¿quién es el culpable de frenar estas válidas protestas de tantas familias que ha perdido a sus seres queridos, responsables o víctimas, pero al fin seres humanos que han perdido la vida?

Basta recordar la monumental marcha por la paz en el año 2008 organizada por una sociedad macerada y cansada (no los pirruris como alguien los llamó), sino madres y padres de familia que suplicaban que se pusiera un freno a la violencia, los secuestros y a los asesinatos de tantos inocentes.

¿Cuál fue la respuesta a partir de esa manifestación? Se desató más violencia, los secuestros se multiplicaron, aparecieron las fosas clandestinas, los descuartizados fueron encontrados en bolsas de basura y los ahorcados exhibidos en los puentes de Morelos.

Esta nueva marcha convocando a la “conciencia mexicana”, ¿cambiará la situación? O como siempre, seguiremos siendo el mismo pueblo sin memoria. Me parece que mientras siga sin existir una coordinación entre el Presidente de la República, los gobernadores y la misma sociedad no encontraremos la solución a tan grave realidad. Basta ya de discursos de políticos y de la terquedad del presidente Felipe Calderón de creer que vamos ganando la batalla. Esto solamente nos ha llevado a un callejón sin salida, con detenciones anunciadas a través de una parafernalia o montajes (caso Florence Cassez) que no han servido para frenar el tráfico de drogas, ni el consumo de éstas en el mercado de Estados Unidos, que según la información de la DEA tienen más de 20 millones de adictos.

No quiero imaginar lo que les pasaría a estos enfermos si no tienen la dosis necesaria, se multiplicarían las matanzas en las escuelas y universidades, los hospitales psiquiátricos no se darían abasto, ya que por desgracia para ellos esta enfermedad ha permeado hacia su juventud.

Se ha hablado mucho sobre la legalización y administración de las drogas para así disminuir el tráfico de las mismas, acabar con la violencia y la disputa entre los mis mismos cárteles, pero gran parte de la sociedad no la acepta.

Grave ha sido el error de segmentar todos los casos de transgresión bajo el rubro de “delincuencia organizada”, cuando en todas las ciudades del país siempre han existido los robos a casa-habitación asaltos callejeros, violaciones, abuso a menores. Actualmente esto ha crecido de manera exponencial por el supuesto problema del narcotráfico. ¿Quién protege al resto de la sociedad? Nadie, porque ahora tienen en el gobierno el pretexto de lo que importa es ir tras los grandes capos y zetas, que difícilmente lo logran por el enigma de quién es la gran cabeza que siempre los protege.

La única esperanza es que México es un país que, a través de la historia, ha salido adelante siempre.