Sintagmas y estribillos
Carlos Olivares Baró
Liturgia: (Del griego leitourgía que significa obra del pueblo, servicio público). Ritual. Ceremonia. Misa. Acto recitativo. Acción celebratoria. Santo sacrificio. Ofrendar. Consagración. Sacramento. Comunión con lo divino.
La liturgia nace de la ceremonia y se nutre del fervor. La liturgia frasea mundos y encadena claridades. Liturgia que desborda el tiempo. Liturgia que es lentitud enmascarada. La liturgia tiende pasaderas con lo desconocido: se abre el alma a los votos de Dios. Liturgia: el pan, el sacrificio y la entrega. / Viene corriendo el niño por el monte, entre los follajes, en litúrgica faena de encomio alegre. / Vienen los elegidos estrechando el clamor de los silencios, y pronunciando el piélago con insondables aproximaciones: abrasadora mirada al lindero. / Liturgia que tiñe los barreños. Liturgia que inscribe signos e inflama las enumeraciones. Mar litúrgico en su ataque de hervores que humedece las sandalias de las muchachas. “Soy el nadador, Señor, soy el hombre / que nada / hasta las lluvias de su infancia”, escribió Héctor Viel Temperley (Buenos Aires, 1933-1987) mirando las grietas del océano. El silencio era testigo de sus ojos / el silencio era testigo de su ardor / el silencio era testigo del ave que silbaba en su pupila / el silencio era testigo de su empeño / el silencio era testigo de su desnudez / el silencio era testigo de su abundancia deseosa de decir el mundo / más allá del mundo / lo que el mundo esparce por la siesta del dolor / lo que el mundo aguarda para los recién nacidos / lo que el mundo escribe en la espalda del mundo. / “Por culpa del viento de fuego que penetra en su herida, en este instante. Tu mano traza un ancla y no una cruz en mi cabeza”, dijo Héctor Viel Temperley cuando era un niño: entonces Dios era un misterio dibujado en los menguantes.
(Cuando amanece en el mundo: temprano, las entreveas del sol desplazan a las sombras. Dios suspira sobre nosotros, y escuchamos un acorde que Bach se robó para convertirlo en Fuga. Hay codicia en los ojos de los hombres. La lluvia inunda las estancias. El agua pronuncia, con blando esplendor, los instantes que el odio no penetra. Temperley escribe: “Soy el hombre que quiere ser aguada / para beber tus lluvias”.)
Llueve la tarde del martes, y la impecable edición de Aldus de Poesía Completa de Viel Temperley dialoga con las humedades de la calina de mayo. “Y ha de haber lugares / donde ha de llover tan lindo… // Qué ganas tengo / de estornudar el alma / y verla hacerse añicos / contra el agua”, grita la cadencia Viel desde adentro, íntima en las páginas de uno de los libros más apasionantes de la poesía hispanoamericana contemporánea. Poemas con caballos (1956), El nadador (1967), Humanae Vitae Mia (1969), Plaza batallón 40 (1971), Febrero 72-Febrero 73 (1973), Carta de marear (1976), Legión extranjera (1978), Crawl (1982), Hospital Británico (1986): nueve poemarios que configuran un inventario de salmos pespunteados por albores místicos. Pronunciación de un poeta litúrgico que concibe la existencia humana como una celebración ante los ojos de Dios; el lenguaje porta las menestras que alimentan la fe. Tropos ajenos a los convencionalismos lingüísticos de una poética religiosa. Imágenes de honda consumación piadosa: “Qué horror el paraíso / si Adán no hubiera amado / la carne de su carne, / si hubiera descubierto / que era carne aparte, / enemiga de alas. // Hubiera comido la manzana / como quien se purga. / Hubiera sido padre / de pueblos y de razas”.
Suerte de disfrutar su cuaderno más excitante, Hospital Británico: arenga de conmociones múltiples. André Breton y San Juan de la Cruz conversando en la confluencia de todos los relámpagos. “El sol como la blanca velocidad de Dios en mi cabeza, que la aspira y la desgarra hacia la nuca”. Cántico surrealista. Misticismo en fronda de elegía. “Pabellón Rossetto, larga esquina de verano, armadura de mariposas: Mi madre vino al cielo a visitarme”. Los versos de Temperley: resurrección de la palabra: escritura desarropada. Tumbos en el “blanquísimo desierto de esta vida de mi vida”.