Y se convirtió en próspero empresario

 

La mayoría de los seres humanos deben trabajar toda su vida, sacrificando vacaciones, tiempo de ocio, con la familia y amigos para poder incrementar o construir un patrimonio; otros tienen la suerte de nacer en lo que se conocen como familias acomodadas y eso puede facilitarles el camino, aunque de manera honesta no puede haber fortuna sin un mínimo esfuerzo.

El nombre de un funcionario, Vicente Chaires Yáñez, pasó de la noche a la mañana de ser un desconocido para la opinión pública a ocupar la tinta de los periódicos y el tiempo en radio y televisión, aun en los medios que no forman parte de su consorcio.

El desempeño laboral del fiel colaborador del actual líder nacional del PRI no es conocido ni reconocido, sus actividades y salario son información que no se transparentan ni se especifican; sin embargo, su curriculum empresarial es impactante.

Esta carrera de lealtad ininterrumpida desde hace 15 años ha sido premiada con una acumulación meteórica de riqueza, el sueño de cualquier persona trabajadora hecho realidad. En menos de quince años pasar de asistente a flamante y acaudalado empresario con negocios que atraviesan fronteras para llegar hasta Texas.

El viejo refrán dice que el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija y que en agradecimiento a su mentor Humberto Moreira haya arropado tan bien al hijo de Antonio Chaires seguramente es algo que no tiene medida, pero sí precio y eso es lo que debe averiguarse.

 

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