Moisés Castillo
Pareciera que Ernesto Cordero sigue los mismos pasos de su jefe Felipe Calderón. Hace seis años, a finales de mayo, el michoacano se autodestapó para buscar la candidatura presidencial y desafió a Vicente Fox, que de inmediato le pidió su renuncia de la Secretaría de Energía por “acelerarse”.
Asimismo, el actual secretario de Hacienda también escogió el mes de mayo para admitir que sí tiene aspiraciones rumbo al 2012. Si Calderón le arrebató la candidatura a Santiago Creel, el favorito de Los Pinos, y ganó, esta vez, Cordero tendrá que cargar la losa de ser el candidato oficial. ¿Podrá ganar la batalla interna del PAN? ¿Lo conocen a nivel nacional? ¿Le pesará ser un panista de afiliación reciente?
Hablan los otros precandidatos
Luego de la cargada de 134 panistas a favor de la figura de Cordero, de inmediato se escucharon los reclamos de otros precandidatos por el destape del ex secretario de Desarrollo Social: pidieron “piso parejo” para elegir al candidato presidencial.
Los legisladores Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota fueron los más críticos al señalar que esperan una “contienda limpia” y que se respeten los tiempos electorales. El senador Creel presumió que va dos a uno arriba en las encuestas y advirtió que si hay cargada va a fracasar.
“En caso de que se dé esa cargada —dijo— fracasará porque en el panismo venimos de otra cultura, una cultura democrática, donde la competencia debe ser en una cancha pareja con un árbitro imparcial y en donde el panista es el que decide. No va haber imposición, consigna, dedazo, y basta con que alguien lo intente hacer para que el panismo lo rechace”.
Por su parte, el coordinador del PAN en la Cámara de Diputados, Vázquez Mota, confió en que el panismo designará a un candidato competitivo dentro y fuera del partido.
“El proceso interno partidista —dijo—debe ser democrático y de avanzada, y por eso requerimos ratificar que mantenemos la congruencia. Es hora de fortalecer un partido de legalidad, de institucionalidad y de reglas claras”.
Por otro lado, Alonso Lujambio, secretario de Educación de Pública, rechazó que Cordero sea el candidato del Presidente.
“No creo —dijo— que eso sea así, porque en mi partido no tenemos esa cultura y precisamente esa [la cultura de la cargada] es la que combatimos durante muchos años y no vamos a caer en ella”.
A su vez, el secretario del Trabajo, Javier Lozano, se autodefinió como el “gallo azul”, para contender por la Presidencia de la República.
“El gallo azul —fanfarroneó— sí les va a brincar bien alto y entre más alta me pongan la vara, más fuerte pongo el brinco. Que eso les quede muy claro”.
De mantener sus aspiraciones, Cordero, Lujambio y Lozano tendrían que presentar sus renuncias a sus cargos respectivos en el momento en que determinen buscar el registro ante Acción nacional, en una fecha que está por definirse.
El pasado martes, se sumó a la lista de precandidatos el gobernador de Jalisco, Emilio González, quien dijo ser la persona más “capacitada” para enfrentarse a Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, y lograr que el PAN siga en el poder otro sexenio.
Un Cordero gris
Para el profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, Víctor Alarcón Olguín, el destape de Ernesto Cordero rumbo al 2012 sólo reafirmó más las aspiraciones de otros contendientes como Lujambio, Creel, Vázquez Mota y Lozano.
Según el especialista en procesos políticos la cargada a favor del secretario de Hacienda buscaba de algún modo “reventar” alguna precandidatura de sus adversarios, sin embargo, sólo demostró que Cordero no tiene el impulso y el apoyo necesario a nivel nacional que esperaba aglutinar luego de que expresara que sí quería ir por la silla presidencial.
Alarcón Olguín asegura que Cordero refleja la mejor garantía de cómo el PAN sería derrotado en 2012.
“El gran problema que tiene Cordero —dijo el catedrático universitario— es que viene de una participación política en el PAN muy reciente. Es decir, es un actor que entra al PAN por pragmatismo, porque llega a un partido en el poder y no tiene esta visión mística, no tiene esta visión de formación política. Una candidatura como la de Cordero reflejaría sólo la conservación de los grupos tecnocráticos que se han venido construyendo en el círculo calderonista”.
Ejercicio de maratón
¿Cuál es su lectura del destape de Ernesto Cordero?
El proceso que se está dando en el PAN empieza a tener una forma más nítida. Debemos tomar en cuenta que es un proceso cuyas reglas no van a facilitar la existencia de demasiados precandidatos, máximo serán cuatro. Las características de apoyo son a través del número de consejeros y obviamente esta pelea obliga a varios a ganar terreno con la idea de tener la firma de consejeros, que es el elemento central para ser considerados.
El respaldo que está mostrando Cordero todavía es un intento, como de esos ejercicios de maratón, de trotar y jalar, a ver si con eso revienta uno o dos precandidatos.
Existe la teoría de que Felipe Calderón cambiaría de opinión y por eso Cordero se destapó para el 2012, obligando al Presidente a apoyarlo en sus aspiraciones.
Recordemos que Calderón ha tenido posiciones un poco ambiguas. Ha ido desde que el candidato debe ser panista y luego soltó la idea de un candidato externo. La posición de Calderón ha sido muy cambiante y ha generado un descontrol en la militancia.
Hay que destacar la reacción del dirigente panista, Gustavo Madero, de rechazar una candidatura externa. Madero ha mostrado ciertos grados de autonomía muy significativos, por lo que ha reiterado que “la baraja” es más amplia.
Realmente vemos que el presidente del PAN está tratando de proteger el proceso y no cerrarlo a una posibilidad. Tomando en cuenta el grado de adelanto que presenta la candidatura del PRI con Enrique Peña Nieto, y en el caso del PRD con dos precandidatos muy claros como Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador; el hecho mismo que el PAN todavía tenga un proceso abierto y ambiguo, me parece que es un elemento contraproducente para Acción Nacional.
Presencia ante la base militante
¿La cargada tuvo el impacto esperado para Cordero?
La reacción que ahora observamos luego del anuncio de Cordero no ha sido muy elocuente ni contundente. Falta observar otros pronunciamientos a nivel gobernador.
El secretario Cordero tiene que ser muy cuidadoso como lo fue en su pronunciamiento de no vulnerar tiempos electorales aunque no tiempos partidarios. Se formaron las comisiones de trabajo para la redacción de la plataforma electoral.
La aspiración de Cordero nos demuestra un candidato que puede tener una aceptación en el círculo compacto de Calderón, pero habrá que pasar al otro nivel, que es la verdadera movilización con militantes y delegados.
En este sentido, Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota son fuertes en este escenario.
¿Cuáles son las alternativas que tiene Cordero para ser dentro del PAN un precandidato competitivo?
El trabajo que tiene que hacer Cordero es tener presencia con la base militante del PAN y equilibrar una contienda que, si sostiene con las mismas bases del 2005, será un gran reto para Cordero ir hacia el terreno de los militantes y delegados.
Además, tiene una desventaja respecto a la contienda del 2005. En ese año, Calderón se separó del cargo, obligado por el distanciamiento con Fox y eso le permitió hacer una campaña con mucha libertad. Cordero tiene muchas ataduras todavía. Cosa que, por ejemplo, Creel sí está logrando hacer. Ahora el senador está colocado en la posición que tenía Calderón hace seis años y esa libertad es lo que le ofrece una ventaja comparativa respecto a Cordero.
La mejor reacción, la de Lujambio
¿Cómo se han movido los otros precandidatos ante la cargada?
El que mejor ha reaccionado en ese esfuerzo de vinculación más a nivel de militancia ha sido el secretario de Educación, Alonso Lujambio. Se ha mostrado con más sagacidad de ir a tocar la puerta a los diversos organismos directivos estatales y regionales del partido.
En un menor grado, Javier Lozano lo está haciendo, ya que él es un precandidato más mediático, que le gusta la polémica, que ha generado una agenda de discusión y confrontación muy específica con el PRI. Ha tomado ese papel de posicionarse como el precandidato que puede contestar y confrontar al PRI.
Estas características que se están notando son lo que van a decir el perfil del candidato y en tres meses las reglas de la convocatoria del proceso electoral ya estarán definidas por parte del Consejo Nacional.
¿Vislumbra un intervencionismo más a fondo de Calderón?
Calderón lo que está tratando de forzar es un rompimiento de precandidatos, aunque pueda ser interpretado como un acto de intervención inadecuada para el proceso. Calderón y su círculo están visualizando que ya es necesario, que ante la falta de cohesión interna, empujar en sus actos oficiales la candidatura de Cordero.
El Presidente está acotado en el Congreso por Creel y Vázquez Mota, y ahora solamente va a depender de lo que sus actos de gobierno y desde las secretarías de Estado puedan generar a favor de Cordero.