El astro rey entra a una etapa de mínima actividad


René Anaya

Aunque en México, cada vez con más frecuencia decimos en sentido figurado que “no nos calienta ni el sol”, porque la situación económica, política y social cada vez empeora; en realidad científicos de diversas partes del mundo, que se dedican al estudio de los ciclos solares, han señalado que es posible que la estrella de nuestro sistema solar esté entrando en una etapa de mínima actividad.

Por tanto, es probable que en los próximos años disminuya en el planeta la radiación calórica proveniente del Sol, aunque eso no significará necesariamente una reducción de la temperatura de la Tierra, pero sí podría influir, por algunos años, en el cambio climático global.

En el centro de la vida

Desde el principio de la humanidad, se le atribuyeron al Sol poderes sobre la vida y la muerte, por lo que fue ─si no el primero─ uno de los primeros objetos de veneración y deificación del ser humano. Ahora se conoce que, efectivamente la distancia de la Tierra al Sol y los periodos de rotación y traslación de nuestro planeta han jugado un papel muy importante para el surgimiento y desarrollo de todas las formas de vida terrestres.

También se sabe que “el Sol tiene 743 veces más masa que todo el resto del Sistema Solar. El Sol está en el centro de la masa del Sistema Solar y todos los cuerpos gravitan a su alrededor. El Sol a su vez se mueve, junto con su sistema, en relación con las estrellas de su vecindad, y también alrededor del centro de la galaxia, a una velocidad de 250 km/seg. El diámetro del Sol es de 1.4 millones de km, casi 100 veces el de la Tierra y 10 veces el de Júpiter”, según se lee en el libro La familia del Sol, de Julieta Fierro y Miguel Angel Herrera.

Se ha encontrado también que la actividad de nuestra estrella no es constante. Desde 1755 se comenzó a medir la aparición y desaparición de manchas solares, que señala las variaciones de su actividad: el menor número de manchas indica una baja en su actividad, lo cual sucede en un ciclo promedio de 11 años, por lo que ahora estamos en espera del inicio del ciclo solar 24, contabilizado a partir de mediados del siglo XVIII o, según algunos investigadores, ya comenzó pero con muy poca actividad.

Lo cierto es que desde 2008 los científicos han esperado que comience este ciclo solar, pero sólo se han detectado algunos destellos de actividad. El 15 de febrero de este año se produjo un par de llamaradas solares de “tipo X” (el más poderoso tipo de llamaradas de rayos X); el 7 de marzo se detectó una nube de plasma de mil millones de toneladas, que fue expulsada del Sol a una velocidad de 2 200 kilómetros por segundo. “Esa fue la eyección de masa coronal más veloz registrada en casi seis años”, afirmó Angelos Vourlidas, del Laboratorio de Investigación Naval, de Estados Unidos.

Baja actividad solar

Pero eso no ha sido todo. Ron Turner, analista del clima espacial, ha señalado que cuatro ciclos solares han comenzado más lentamente que el actual: “tres de ellos ocurrieron en el mínimo de Dalton, un periodo de depresión solar que tuvo lugar a principios del siglo XIX. El cuarto fue el mismo ciclo 1, el cual se produjo alrededor del año 1755, también un periodo solar relativamente bajo”.

Actualmente, el análisis de la actividad del ciclo solar 24 ha permitido a Blanca Mendoza, Víctor Manuel Mendoza, René Garduño y Julián Adem, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México, señalar que “los modelos predicen que estamos por entrar en una etapa de baja actividad solar, y esto podría desacelerar la inercia de calentamiento que padece el planeta; sin embargo, aunque éste fuera el escenario, el aumento de temperatura global provocado por la actividad humana aún resultaría preocupante”.

Por su parte, investigadores del Observatorio Nacional Solar y del Laboratorio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, han coincidido con los científicos mexicanos en señalar que el Sol puede estar entrando en una baja actividad. Asimismo, han advertido que eso no significará necesariamente que baje la temperatura de la Tierra.

“En un posible futuro gran mínimo, el Sol podría enfriar el planeta hasta un máximo de un grado, pero se espera que los gases de efecto invernadero contribuyan a aumentar la temperatura entre 1.5 y 4.5 grados Celsius en el año 2100”.

Así que la baja actividad solar no debería influir en la toma de decisiones de los gobiernos para detener el calentamiento global, ya que tendrá poco efecto en el clima, pues actualmente el aumento de temperatura se debe principalmente a las actividades del ser humano.

 

reneanayas@yahoo.com.mx