Debate fundamental
La controversia más polémica en el mundo contemporáneo se refiere al éxito o fracaso del modelo económico capitalista y neoliberal; es indudable el éxito de este tipo de economía a partir de la Revolución Francesa, la Constitución norteamericana y los libros que forman la obra de Adam Schmidt intitulada La riqueza de las naciones. La igualdad y la libertad fueron los elementos que permitieron el desarrollo del capitalismo con un avance extraordinario de la humanidad en materia tecnológica.
Sin embargo, en las ultimas décadas, la aplicación a rajatabla del neoliberalismo ha provocado diversas reacciones que indican el inicio de la caída del sistema, pues la concentración enorme de la riqueza ha generado brechas insalvables que cierran el porvenir a las nuevas generaciones, ese es el fondo de la protesta social de los “indignados españoles” y de muchas otras manifestaciones en todo el orbe.
En México, el tema tiene una severa dicotomía, pues la economía de mercado no es la que está prevista en la teoría económica de la Constitución; hay quienes afirman que la Constitución no tiene esta teoría, sin embargo, es indudable el papel que el Constituyente le asignó al Estado nacional como generador y distribuidor de la riqueza.
La iniciativa privada, efectivamente, juega un papel dinámico en la sociedad, crea empleos y promueve el desarrollo, pero su fin último estriba en el lucro y la utilidad de los capitalistas, que promueven y realizan sus negocios, no con un afán de servicio social, sino con el objeto de incrementar su riqueza, que ha sido aumentada exponencialmente en los últimos años, tanto a banqueros como empresarios de la comunicación, como dueños de grandes holding y complejos industriales. Por eso, son varios mexicanos los que aparecen en la lista de la revista Forbes y son millones los que se encuentran en grado de pobreza extrema.
Por estas razones, el debate de la teoría económica constitucional es fundamental; y la pregunta es si al haber desviado la política social para ingresar en un sistema neoliberal, ¿hemos obtenido mayor bienestar para el pueblo de México? O si el camino que seguían los gobiernos emanados del proceso revolucionario, ¿era el correcto, al apoyar la producción agrícola y ganadera, subsidiando, a través de instrumentos públicos, como Conasupo, Fertimex, los bancos agrarios y agrícolas y muchas otras instituciones más, para tratar de encontrar un equilibrio en la distribución de la riqueza?
Los gobiernos priístas que se apartaron de esta línea ideológica y constitucional abrieron la puerta hacia un modelo que parecía exitoso en el mundo, pero que hoy está fracasando seriamente; por esto, el tema hacia la sucesión presidencial debe enfocarse en la decisión que los partidos y los candidatos tomen para plantear una política económica; para empezar habría que reestablecer la constitucionalidad de la economía, evitando las puertas falsas, por las que se ha perdido la esencia de los artículos 25, 26, 27, y 28 constitucionales.
El próximo presidente de México está obligado a retomar el rumbo, pues al parecer, de continuar como vamos, se aumenta la miseria, la ignorancia y la inseguridad.
No serán los empresarios quienes salven la nación, debe promoverse una reforma fiscal a fondo y darle al Estado las atribuciones y la majestad que le otorga la Carta Magna.
Las Leyes fiscales y el presupuesto de egresos deben corresponder a una política económica que impulse las grandes necesidades sociales que requiere la nación, y también, promueva que la iniciativa privada participe, no como un ente monopólico, sino como una fuerza social que entienda que sólo con una ciudadanía que recibe ingresos justos, podrán florecer sus negocios.