Y luego culpan a la autoridad federal

Carlo Pizano Salinas

En estos tiempos en los que está tan de moda buscar fallas en las políticas públicas que ha implementado el gobierno federal en  lucha contra el narcotráfico y se le culpa de los daños colaterales  que ha tenido esta guerra, se ha olvidado (premeditadamente) mencionar la responsabilidad de los gobiernos locales en este tema.

Los problemas de seguridad y de violencia que se han desatado en el país, si bien es cierto que en gran medida se debe al reacomodo de los cárteles en la disputa por las rutas de trasiego de droga, también es cierto que muchos de estos problemas se deben a que el consumo de drogas ha aumentado entre la población y que esto ha redundado en que los consumidores delinquen para proveerse de estas sustancias ilícitas.

El narcomenudeo es, pues, un problema que no se ha atendido por  los gobiernos locales y no se han implementado medidas que puedan contrarrestar esta modalidad del tráfico de drogas.

En el Distrito Federal es evidente el aumento de este delito, sobre todo en las colonias populares de la ciudad. Ya es común ver en las calles a los famosos burreros transportando mercancía y vendiendo droga en puntos que son conocidos no sólo por los consumidores, sino también por los vecinos y las autoridades que no actúan ante esta problemática.

En los recorridos que hemos hecho en las colonias de Gustavo A. Madero, nos hemos encontrado con situaciones penosas en las cuales los vecinos no salen de sus casas después de que oscurece, por temor a ser asaltados por personas que se encuentran bajo el influjo de estupefacientes, y por desgracia hemos encontrando casos en que los vecinos denuncian a los narcomenudistas, pero son sujetos a represalias por estos grupos delincuenciales. En ciertas zonas de la ciudad dominan el temor y la zozobra.

En el Distrito Federal, las acciones de seguridad pública para contrarrestar el tema del narcomenudeo no son palpables y hay una clara omisión por parte de las autoridades encargadas de procurar justicia en esta ciudad. Existen calles completas que estos grupos delincuenciales controlan por la poca vigilancia y la mínima presencia policiaca.

El problema del narcomenudeo impacta directamente a la población, sobre todo en los jóvenes que se esclavizan a las adicciones.

El no hacer frente a esta problemática representa dejar en la indefensión a los habitantes de la ciudad y dejar las condiciones para que estos grupos delincuenciales crezcan y se conviertan en un problema de seguridad pública, similar a los que hay en el norte del país, en donde sólo la ley del más fuerte vale y los gobiernos locales son autoridad decorativa.