Transformar los modelos (I)
(Ocho de nueve partes)
Sin renunciar a las tradicionales estrategias del diálogo, la negociación, la inventiva que se deben mantener frente al Estado y los partidos políticos para transformar los viejos modelos de comunicación nacional, la ciudadanía, especialmente las escuelas de comunicación y cultura, deben complementarlas, entre otras, con el ejercicio de las siguientes 11 acciones socio-políticas para impulsar el cambio comunicativo:
1.- En conjunto con otros organismos civiles, las escuelas de comunicación deben exigirle al Estado y a los partidos políticos que mediante la creación de una nueva ley democrática en materia de radio, televisión y telecomunicaciones, el sistema de medios de comunicación colectivos se flexibilice abriéndose a la participación social de todos los actores sociales, y deje de ser un simple instrumento para completar el ciclo de acumulación de capital o de reforzamiento de las estructuras de poder burocrático-empresarial.
Con ello, se podría lograr que el descontento y desencanto colectivo se dirima en las pantallas y en los diales de los medios, como nuevo espacio público mediático de participación social; y no a través de la toma violenta de calles, plazas, puentes, avenidas, periféricos, instituciones, parques, etc. que las organizaciones civiles se apropian violentamente para protestar contra el poder establecido, perjudicando al funcionamiento cotidiano de toda la sociedad.
2.- Es imprescindible que las escuelas de comunicación le exijan a los candidatos que compiten por puestos de representación popular, que firmen por lo menos 10 acuerdos mínimos para la democratización comunicativa del país, que deberán cumplir en caso de llegar al poder. Tales compromisos deben estar respaldados con las garantías notariales y políticas de que de no cumplirse cabalmente un año después del inicio de su mandato oficial, dichos funcionarios tendrán que renunciar a su responsabilidad pública por demostrar incompetencia, falsedad política o ausencia de compromiso social.
Entre los mínimos comunicativos que tendrán que cumplir los aspirantes, deberán estar contemplados la realización de las garantías básicas que plantea la Constitución, como son el respeto al ejercicio del derecho de réplica, al derecho a la información, al derecho a la transparencia comunicativa y al derecho a la comunicación social, el derecho de audiencia.
3.- En caso de que los candidatos aspirantes a puestos de representación colectiva no firmen tales acuerdos civiles mínimos en el ámbito de la comunicación social, éstos demostrarán su desprecio por las urgencias mediáticas de la sociedad y en consecuencia, los ciudadanos deben aplicar el recurso de la resistencia civil en los diversos terrenos de la vida comunitaria.
Una de las formas centrales más importantes para ejercer la resistencia civil en las coyunturas electorales, será promover el voto nulo o voto blanco como una vía civilizada de rechazo y deslegitimación de la clase política por no representar las necesidades fundamentales que demanda la población.
Esta acción de presión ciudadana desnudará la actitud prepotente y unilateral de los partidos políticos y de los órganos de gobierno al evidenciar su falta de compromiso comunicativo básico con la sociedad y forzará pacíficamente a dichas instituciones para generar el cambio comunicativo.
4.- Ante los tiempos de profundo cambio y de crisis civilizatoria que vivimos en el país caracterizados por la ineficiencia de los sistemas de gobernabilidad, el incremento de la extrema violencia, el deterioro de la calidad de vida, la falta de credibilidad en las instituciones, la reducción de alternativas de empleo para los jóvenes, la ausencia de esperanza sólida en el futuro se ha extraviado el camino civilizatorio avanzado.
En este sentido, los modelos que aprendimos durante muchas décadas anteriores en las diversas áreas de transformación de la vida, parece que ya no sirven o son poco útiles para avanzar hacia un nuevo proyecto de sociedad virtuosa.
Por ello, hoy es necesario producir una muy profunda reflexión sobre lo que ha sucedido, las consecuencias globales que se han generado, hacia dónde vamos colectivamente y que debemos hacer como sociedad para retomar acertadamente el camino del desarrollo equilibrado.
Con el fin de alcanzar este fin, se requiere formar un nuevo e intenso proceso colectivo comunicativo que permita discutir y proponer entre todos los sectores sociales cuáles son las alternativas que permitirán lograr el crecimiento equilibrado para todos los habitantes.
De esta manera, se debe superar el modelo de comunicación impulsado por el neoliberalismo contemporáneo basado en la promoción del esquema de la superficialidad y el inmediatismo noticioso, donde lo central es la ausencia de profundidad, el momento presente, la promoción de los estímulos, evitar pensar sobre lo prioritario y solo gozar, sentir, y vivir el momento.
Derivado de dicha dinámica que frivoliza todos los aspectos de la vida, el concepto del comunicador de la modernidad gira más alrededor del manejo de las formas espectaculares de transmisión de datos, que sobre los contenidos reflexivos.
Así, para dicho modelo el comunicador exitoso debe ser la persona guapa, simpática, joven, atractiva, graciosa, sexy, joven, con buen look, con adecuado glamour, para concentrar eficientemente en las formas audiovisuales la atención de los auditorios, sacrificando la sustancia, la profundidad y la dinámica de participación bilateral que se debe establecer con los públicos.
Se le da primacía a la risa, al juego, al hedonismo, la diversión, el ruido, la evasión de la realidad, etc. para negar o fugarse de los conflictos de la vida cotidiana que se deben atender, que al análisis de las problemáticas que hay que superar para poder sobrevivir.
Siguiendo el concepto y el prototipo del modelo neoliberal de comunicación anterior, las escuelas de comunicación contemporáneas producen más habilidades para manejar técnicas, operar botones, practicar recetas para generar efectos, procedimientos para transmitir grandes volúmenes de información, etc. que producir conocimientos y sensibilidades básicas para crear atmósferas de reconocimiento, expresión, valoración, autoestima e inclusión de todos los sujetos que participan en los procesos de construcción y cambio social.
Por ello, ahora es indispensable crear verdaderos procesos ciudadanos de comunicación colectiva incluyentes, sin los cuales, lo que surgirá serán los proyectos autoritarios, que más que solucionar los grandes problemas del desarrollo nacional, solamente los postergarán, incrementando mediante ello la crisis de la nación.
5.- Es fundamental que los curriculums universitarios de estudio y de enseñanza de la comunicación se orienten a reflexionar de qué forma la incidencia de los procesos de comunicación pueden colaborar a resolver los grandes problemas del desarrollo nacional.
De lo contrario, la enseñanza y el uso de la comunicación continuarán operando como una herramienta decorativa o de lujo en los procesos sociales y no actuando como motor que produce conciencia para el cambio social.
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