Ellos también lloran, sufren y se entristecen

René Anaya

No es que los padres de ahora hayan cambiado, que antes los hombres no lloraran o manifestaran sus sentimientos ni que la depresión posparto paterna sea uno más de los males de nuestro tiempo. Lo que sucede es que se han modificado poco a poco las pautas culturales de la sociedad, que ahora acepta de mejor grado que los hombres también son seres humanos que lloran, entristecen y sufren.

Por esa razón, los recientes estudios sobre la conducta del hombre posterior al nacimiento de sus hijos, han revelado que también puede sufrir de depresión. Se conoce que hasta 80 por ciento de las mujeres puede tener tristeza leve después de dar a luz, y que diez por ciento puede llegar a la depresión grave. Pero de los hombres ni siquiera se conocía que podía sufrir de depresión.

La figura invisible

Todavía hasta mediados del siglo pasado la figura paterna era casi invisibles, se la consideraba ─en términos generales─ como la única proveedora del hogar, e indispensable para que los hijos varones tuvieran su identificación de género. Por su parte, a las mujeres les correspondía el papel de madres abnegadas y esposas sumisas, que moldeaban y perpetuaban esas pautas culturales en hijas e hijos.

Pero en la década de 1960 la situación comenzó a cambiar, entre otras causas, por los movimientos sociales como el del feminismo y el de los jóvenes del 68. A partir de entonces, la figura masculina empezó a ser estudiada tanto por los científicos sociales, como por los especialistas de las ciencias biológicas.

El estereotipo masculino se fue transformando, se fue delineando un nuevo modelo de hombre en el que ya no fue señal de debilidad la manifestación de sus emociones. Por supuesto que todavía perdura el estereotipo en algunos sectores de la población, pero en términos generales el cambio cultural ha permeado a toda la sociedad.

Bajo esas circunstancias, no ha resultado extraño que grupos de investigadores hayan estudiado el comportamiento masculino después del parto. En varios trabajos de investigación se ha encontrado que el hombre también sufre la depresión posparto. El doctor Paul Ramchandani, psiquiatra de la Universidad de Oxford, Gran Bretaña, evaluó a 26 mil parejas, encontró que cuatro por ciento de los hombres desarrollaron síntomas depresivos significativos en las ocho semanas posteriores al nacimiento de sus hijos. En otro estudio realizado por científicos de la Escuela de Medicina de Eastern de Virginia, Estados Unidos, se examinó a 28 mil 4 varones, en los que 10.4 por ciento fue diagnosticado con depresión posparto; el menor nivel de depresión (7.7 por ciento) se registró en el primer trimestre del nacimiento, en tanto que el mayor nivel se encontró entre los tres y seis meses posteriores al parto, ya que hubo 25.6 por ciento de padres deprimidos.

Causas biológicas y culturales

Esos resultados causaron asombro entre la comunidad científica, ya que la depresión posparto materna se explicaba como consecuencia natural de los cambios hormonales que se producen durante el embarazo, el parto y el puerperio. En el hombre, aparentemente, no se registraban cambios hormonales importantes durante el embarazo de su pareja, por lo que parecía extraño que hubiese depresión posparto.

Sin embargo, los nuevos conocimientos de la influencia de los factores sociales y culturales en el funcionamiento del organismo, han empezado a desvelar las causas de la depresión paterna. En 2006 se publicó un estudio que se hizo en monos titís, en los que los nuevos padres incrementaban la cantidad de receptores de la hormona vasopresina, que se produce en la corteza prefrontal del cerebro. Esa hormona, en unión con otras, se ha asociado con la crianza en los animales; en los seres humanos, por su parte, se ha observado que se activa la corteza prefrontal del cerebro cuando se muestra a los padres varones las imágenes de sus hijos.

También se ha encontrado que los niveles de testosterona de los hombres tiende a bajar durante el embarazo de su pareja, probablemente para que sean menos agresivos y se propicie el apego al recién nacido. Además, se conoce que hay una relación directa entre la reducción de los niveles de testosterona en los hombres de mediana edad y la depresión, por tanto se supone que la sola reducción de testosterona, independientemente de la edad, es un factor que predispone a la depresión posparto.

Por supuesto que el nuevo papel del padre en la crianza de los hijos puede influir en la depresión, pues algunos hombres se estresan por la gran responsabilidad que siente, y como por lo general todas las atenciones se dirigen a la nueva madre, se llegan a sentir ansiosos y presionados por el entorno social.

Ahora que se conoce un poco más sobre la depresión posparto paterna, es probable que se preste más atención a los primeros síntomas de depresión de los padres, quienes no se sentirán avergonzados ni estigmatizados, ya que los padres también entristecen y lloran.

reneanayas@yahoo.cpm.mx