Por sus aportaciones al estudio de la regeneración de neuronas en adultos

René Anaya

El Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica fue concedido este año a tres neurobiólogos, al estadounidense Joseph Altman, al italiano Giacomo Rizzolatti y al mexicano Arturo Alvarez-Buylla por “el descubrimiento de la regeneración de neuronas en cerebros adultos, un proceso conocido como neurogénesis, y las neuronas espejo”, según informó el jurado.

De los tres, el único que no ha realizado su trabajo científico en su país de origen es el doctor Alvarez-Buylla, quien tuvo que emigrar a los Estados Unidos a finales de las década de 1980, para continuar sus investigaciones. En la década siguiente intentó regresar a México, pero los problemas económicos del país impidieron que se creara el Centro de Investigación en Neurociencias, en el que trabajaría.

El derrumbamiento de dogmas biológicos

Al margen de las peripecias de la mayoría de los investigadores mexicanos que tienen que emigrar a otros países, donde sí se reconoce la importancia que tiene la investigación científica y tecnológica para el desarrollo social y económico de un país, las investigaciones del doctor Alvarez-Buylla contribuyeron a derribar el dogma biológico de que las neuronas no podían crecer y desarrollarse en la vida adulta.

En realidad, desde 1966 el doctor Joseph Altman encontró evidencias que apoyaban la formación de neuronas nuevas en el cerebro; pero no fue sino hasta la década de 1990 que se obtuvo el conocimiento preciso de los sitios en el cerebro donde se produce la neurogénesis (creación de neuronas nuevas).

A partir de esos descubrimientos, realizados por el doctor Altman en algunas áreas del cerebro adulto de la rata, se abrieron nuevos campos de investigación, ya que se comenzó a abandonar la idea de que el desarrollo cerebral terminaba en los primeros años de vida.

Actualmente, se reconoce que hay una plasticidad cerebral, es decir que se tiene la capacidad de desarrollarse nuevas neuronas, en los procesos de aprendizaje y de memoria, principalmente.

El doctor Arturo Alvarez-Buylla, como refiere el jurado del Premio Príncipe de Asturias, “identificó los mecanismos fundamentales inherentes a la neurogénesis y las células gliales como progenitoras de nuevas neuronas, así como la migración en cadena de estas últimas a diferentes zonas del cerebro. Abre asimismo nuevas pistas sobre el origen de los tumores cerebrales.”

Ahora se conoce que la neurogénesis se lleva a cabo en los ventrículos laterales del cerebro y en la zona subgranular del giro dentado, en el hipocampo. “En la zona subventricular, las células pluripotenciales [que pueden formar células de diferentes tipos] dan origen a las progenitoras que van a migrar a través de la cadena rostro-migratoria para llegar al bulbo olfatorio donde se diferencian formando interneuronas inhibitorias funcionales de dos tipos”, afirman los investigadores Gerardo Ramírez-Rodríguez, Gloria Benítez-King y Gerd Kempermann en su trabajo “Formación de neuronas nuevas en el hipocampo adulto: neurogénesis”, publicado en la revista Salud Mental, del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, en mayo-junio de 2007.

La formación de nuevas neuronas

También se ha descubierto que existen factores internos y externos que participan en la regulación de la neurogénesis. Entre los factores internos se encuentran los sistemas de señalización celular, entre ellos los involucrados en la comunicación celular; los neurotransmisores como el ácido gamma-aminobutírico, la serotonina y la dopamina, las dos últimas están íntimamente relacionados con los sentimientos y las emociones; las hormonas del crecimiento, los corticoides y, durante el embarazo, la prolactina.

Entre los factores externos que pueden estimular la neurogénesis, se encuentra la actividad física, que “promueve la sobrevivencia de las neuronas nuevas en el giro dentado, lo cual se encuentra relacionado con la adquisición de memoria espacial”, refieren Ramírez-Rodríguez y colaboradores. Asimismo, se ha encontrado que un ambiente rico en estímulos y el aprendizaje contribuyen a la formación de neuronas nuevas.

Por el contrario, el aislamiento social, el consumo de alcohol, las malas experiencias durante las primeras etapas de la vida, como la privación del contacto materno o el estrés postnatal, la depresión, el insomnio, otras alteraciones del sueño y el estrés pueden inhibir la formación de neuronas nuevas.

En la medida en que se conozcan mejor los procesos de la neurogénesis, se podrán abrir “nuevos caminos para el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson, así como para la comprensión y posible tratamiento del autismo”, según consideró el jurado del Premio Príncipe de Asturias.

Por tanto, la aportación del doctor Alvarez-Buylla al conocimiento de los procesos de la neurogénesis ha sido fundamental para desvelar los misterios de la formación de neuronas nuevas.

 

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