El Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo director, Dominique Strauss-Kahn, renunció por un escándalo sexual, fue víctima de un “complejo” ataque por parte de piratas cibernéticos, “cuyas dimensiones aún se desconocen”, aseguró el sábado el diario The New York Times.
El rotativo sostiene que el ataque informático, sufrido durante varios meses, tenía como objetivo la instalación de un software que diera a un Estado “presencia digital interna” en la organización.
Según cita el diario, el experto en ciberseguridad, Tom Kellerman, quien ha trabajado para el FMI y el Banco Mundial, afirma que “fue un ataque dirigido. El código fue desarrollado y enviado con ese propósito”.
Aunque no se reveló de qué país procedió el ataque contra el FMI, el incidente ha causado tal preocupación, que El Banco Mundial, cuya sede se encuentra frente a la del FMI, desactivó por “precaución” el sistema que permite a ambas instituciones el intercambio de información.
Citando como informantes a funcionarios, The New York Times dijo que el FMI tiene información sobre las negociaciones de rescates financieros que son “dinamita” en el mercado y en muchos países. Además, indicó que la institución ha estado al frente de los programas de rescate para Portugal, Grecia e Irlanda, y tiene en su poder información sensible sobre otros países que también se encuentran al borde de una crisis, así como otros datos capaces de afectar a los mercados.
El pasado 1 de junio, el grupo de ciberactivistas Anonymous anunció en Twitter la “Operación Grecia”, en la que invitaba a atacar la página web del FMI por su desacuerdo con las condiciones del rescate a la República Helénica. El mensaje del grupo remitía a una web en la que se critican las condiciones del plan de austeridad impuesto por el FMI y la Unión Europea a cambio de un paquete de rescate que asciende a 110.000 millones de euros. En esa ocasión, el organismo económico dijo estar al tanto de las amenazas del grupo Anonymous y aseguró que tomaría “las medidas apropiadas”.
Por otra parte, la defensa de Dominique Strauss-Kahn fue asumida por Ben Brafman, un abogado conocido por defender celebridades.