Miguel Alemán Valdés
Irma Ortiz
“Para mí no sería extraño descubrir que Miguel Alemán Valdés tenía vínculos con grupos de toda orientación política de derecha e izquierda, incluidos grupos pronazis. Su obligación como secretario de Gobernación y particularmente como jefe de los diversos servicios de inteligencia era conocer la totalidad de la vida política del país.
En entrevista telefónica con Siempre!, el historiador de la Universidad del Norte de Texas, Aarón N. Navarro, autor de Political Intelligence and the Creation of Modern Mexico 1938-1954, libro donde realiza un examen histórico de los servicios de seguridad política mexicana, asegura que no existe ninguna documentación que relacione al ex mandatario como simpatizante de grupos nazis, como lo señalan algunos.
Miguel Alemán, apunta, fue uno de los presidentes más importantes del pasado siglo que inicia un periodo de desarrollo económico ejemplar y logra un entendimiento con el mandatario estadounidense Harry Truman para profesionalizar servicios de inteligencia en México, que no se tenían.
Herencia de la Doctrina Monroe
Su visión general sobre el papel que han jugado los servicios de inteligencia estadounidenses en nuestro país a lo largo del periodo que usted analizó.
Basta decir que la influencia estadounidense en materia de inteligencia y actividades policiacas ha sido grande durante la mayor parte del siglo XX. Desde la participación de la Furlong Detective Agency and Pinkerton Group durante el gobierno de Porfirio Díaz hasta la cooperación actual de la Iniciativa Mérida, los vínculos entre profesionales en los Estados Unidos y los gobernantes de México han sido estrechas. El periodo de 1938 hasta 1954, que abarca mi libro, es especial. Estos años significan un cambio profundo en la relación bilateral de Estados Unidos y México, y la importancia de los servicios de inteligencia en la contienda política nacional en México.
Primero, el gobierno de los Estados Unidos siempre tuvo un interés extraordinario en toda faceta del desarrollo de México. Es la herencia de la Doctrina Monroe de 1823 y la realidad geográfica de proximidad entre las dos repúblicas. Cuando el mundo empezó entrar a la Segunda Guerra Mundial, aún antes de Pearl Harbor, cuando entró los Estados Unidos por parte de los aliados, se interesó mucho el Departamento de Estado en las actividades de agentes alemanes, italianos y japoneses operando en territorio mexicano. La red de inteligencia alemana, el Abwehr, fue la más fuerte y sofisticada.
La mera presencia de estos espías del Eje, tan cerca de la frontera con Estados Unidos, provocó el sentimiento de amenaza en Washington. Por eso, Estados Unidos empezó a mandar profesionales —civiles y militares— y materiales para entrenar los agentes y policías mexicanos para funcionar como agentes de inteligencia profesionales.
Lo que preocupó a Washington durante la Segunda Guerra Mundial, es decir la amenaza del eje, se cambió después por una nueva: la Unión Soviética al principio de la Guerra Fría. Especialmente durante la administración de Miguel Alemán Valdés en México y la de Harry S. Truman en los Estados Unidos, los dos países actuaron en materia de inteligencia como socios casi iguales. Se crearon en 1947 la Dirección Federal de Seguridad (DFS) como nueva institución de mantener orden y vigilar la URSS. Los intereses fueron muy claros. Harry S. Truman, quiso combatir las actividades soviéticas basadas en la embajada rusa más grande de América, y a la vez apoyar el proceso de consolidación que representa el gobierno de Alemán.
Por el lado de Miguel Alemán, la DFS representa una oportunidad para ganar un servicio de inteligencia nueva, profesional y pagada por su vecino. Con la DFS pudo responder rápidamente a las pesquisas de inteligencia de los Estados Unidos y compartir información de alta calidad. También, ofreció espacio para utilizar la DFS contra elementos oposicionistas o militantes en la sociedad mexicana. Finalmente, la formación de la DFS dio a Alemán un lugar para posicionar cadetes de las escuelas militares, como guardianes del Estado, pero fuera de la vida política del país. En estos puntos han trabajado mucho los profesores Sergio Aguayo y Roderic Ai Camp en sus propias investigaciones.
¿Cómo se establece el FBI en México con la aceptación del gobierno mexicano y cómo se manejó?
La autoridad en esta pregunta es W. Dirk Raat, quien escribió un artículo Gus Jones and the FBI in Mexico, 1900-1947. Jones fue parte de un grupo de agentes quienes entraron México a finales de los 30 y trabajaron durante los 40 para efectuar un cambio profundo en la calidad de inteligencia producida en México por sus propios agentes. J. Edgar Hoover quería establecer su primacía institucional en el hemisferio y llevó a cabo este proyecto vía el Special Intelligence Service.
En 1939, el FBI ya estaba establecido como fuerza principal de los Estados Unidos en cuestión de entrenamiento de agentes en México. La aceptación dentro del gobierno mexicano, aunque no fue decidida de antemano, fue congruente con los intereses de México al principio de la Segunda Guerra Mundial. Las metas de no enojar a su vecino al norte y quizás ganar beneficios concretos —dinero, adiestramiento, material— eran demasiado importantes para ignorarlas.
Andreuw Almazán, último oposicionista
El papel de Juan Andreuw Almazán y su cercanía con grupos nazistas.
Almazán fue un líder no oficial de un movimiento que caractericé en mi libro como The Conservative Wave (La ola conservadora). Como partidario leal de los gobiernos posrevolucionarios, comandante de la 7ª. zona militar en Monterrey durante muchos años, y hombre de negocios con profundos intereses en toda faceta de la economía —en particular la construcción de caminos—, Almazán representó al retador más fuerte a la política del cardenismo en las elecciones presidenciales de 1940.
De verdad, fue el último oposicionista que pudiera haber frenado la dominación de la máquina electoral del Partido de la Revolución Mexicana, que por supuesto luego se transformó en el PRI, en 1946. Almazán representó a variados grupos de la oposición conservadora como los industriales de Monterrey, ferrocarrileros, grupos dentro del ejército, las camisas doradas, los sinarquistas, el Partido Acción Nacional, y los adherentes a la campaña presidencial de Joaquín Amaro.
Puesto que algunos de estos grupos —especialmente los dorados y los sinarquistas— tenían cierta fascinación con los temas de “orden, ley, jerarquía, y tradición”, y les gustaba vestirse con uniformes, parece que sí hubo semejanzas con los movimientos fascistas europeos. Sin embargo, no eran réplicas del modelo nazista, sino del arquetipo italiano de Mussolini. No era componente esencial de racismo en los grupos mexicanos. Almazán hizo lo posible en evitar estas preocupaciones en su campaña presidencial, toda vez que trató hablar en lenguaje cifrado a estos electores casi fascistas. Fue un tema delicado.
Como secretario de Gobernación en el gobierno de Manuel Avila Camacho a Miguel Alemán le tocó conocer y actuar frente a organizaciones como la Unión Nacional Sinarquista, ¿cómo era el entorno político ?
Como todos los encargados de Gobernación, Miguel Alemán tuvo los problemas políticos complicados para resolver. Y después de las elecciones presidenciales sumamente disputados de 1940, tuvo también varios centros de oposición con rencores muy recientemente formados. Los sinarquistas, como explican Servando Ortoll en su tesis doctoral de 1987, eran restos de varios movimientos católicos de los años 20, principalmente los cristeros. Los sinarquistas representaron una línea vieja del pensamiento conservador en México, una línea basada en la herencia religiosa del país. No hubiera sido posible arrancar completamente esta línea, y Miguel Alemán no intentó hacerlo.
Las famosas palabras de Manuel Avila Camacho en octubre de 1940 de que “soy creyente” fueron parte de una declaración calculada de quitar cualquier razón al movimiento almazanista de no aceptar los resultados de la elección. En una visión amplia, fue parte de una estrategia, cada vez más común del PRI, de asimilar las partes de una plataforma oposicionista que era bien recibidas por la población. Alemán no inventó este método, pero lo usaba muy efectivamente durante su estancia en Gobernación.
Gobierno ejemplar
A este grupo se le consideraba un brazo armado del fascismo nazi en territorio mexicano, ¿cómo se manejó Alemán Valdés para hacer frente a este grupo? Algunos aseguran que tenía simpatías por regímenes fascistas o conorganizaciones de este corte.
Los documentos relacionados en los archivos de los Estados Unidos nunca hicieron una conexión. Tampoco lo hicieron los documentos que he leído en el archivo de los servicios de inteligencia en el Archivo General de la Nación en México. Realmente, hay tres puntos conectados con esta pregunta que quiero responder.
Primero, los observadores de los Estados Unidos, trabajando en México y en Washington, tenían una inclinación a exagerar cualquiera amenaza a la seguridad nacional. Entonces, cuando hay un rumor de un encuentro de Miguel Alemán con un comandante de los sinarquistas o un intelectual con simpatías fascistas, el Departamento de Estado usualmente tiende a sobrereaccionar. No hubo un sentido de esperar y analizar los datos, ese fue el caso especialmente durante la Segunda Guerra Mundial.
Segundo, los historiadores no deben contar con desenterrar documentos de este tipo en el Archivo General de la Nación. No es que el Archivo General de la Nación sea deficiente en su deber: al contrario, es uno de los archivos más ricos y bien administrados de América Latina. Pero, bajo la administración de Gobernación, y siendo Alemán su titular, los documentos de los servicios de inteligencia pasaron un largo tiempo en no aparecer. Sería muy raro encontrar documentos en esas colecciones que maltratan el buen nombre de la administración o de sus jefes.
Tercero, para mi no sería extraño descubrir que Alemán tenía vínculos con grupos de toda orientación política, derecha o izquierda. Por el contrario, sería extraño descubrir que estaba ajeno a estos movimientos. Su deber como secretario de Gobernación, en particular como jefe de los diversos servicios de inteligencia, su obligación era conocer la totalidad de la vida política del país. No saber sobre los movimientos hubiera sido una falta importante como funcionario público.
Miguel Alemán, primer Presidente de la República, no militar, ¿qué opinión tiene de su administración?, ¿qué contribuciones hizo al país en materia de independencia y soberanía?
En mi opinión como historiador, Alemán fue uno de los presidentes más importantes en el siglo XX. Presidió un gobierno que inicia un periodo de desarrollo económico ejemplar en la región, aunque los beneficios no fueron extendidos en la población.
También logró un entendimiento con su contrincante Harry S. Truman para llevar a cabo una asociación en materia de inteligencia. Además supeditó el papel de las fuerzas armadas a la autoridad civil. En suma, dirigió cambios fundamentales en la forma en que el gobierno en México funcionó, en cómo los diferentes grupos de movilización participaron en la vida política nacional, y en cómo México como nación podía actuar en la relación bilateral con los Estados Unidos.
Esto deja a un lado las cuestiones de la calidad de representación en estos años, la moralidad del uso de servicios como la DFS contra ciudadanos mexicanos.
Larga interacción México-EU
Adelantándonos en el tiempo, ¿cómo ve actualmente los servicios de inteligencia nacionales y la cooperación con su contraparte estadounidense?
Debo aclarar que mi interés es un interés histórico. Cuando empecé a trabajar los documentos de la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales en el Archivo General Nación en 1999, creí que la historia de México en los años 40 y 50 del siglo XX era más o menos como leí en mis estudios universitarios.
Sólo después de leer la colección de mil cajas, sin catálogo o índice, entendí que este proyecto no era llenar unas lagunas en la historiografía como reimaginar la narrativa clásica del balance de poderes, y mucho más. En este sentido, siempre me interesó más los orígenes que los fines.
Dicho esto, es cierto que la relación bilateral en materia de inteligencia es muy durable. Hay una multitud de frentes que deben cooperar los servicios de México y los Estados Unidos: contraterrorismo, inmigración, narcotraficantes, y mucho más.
Probablemente la noticia reciente más notable fue la revelación que el presidente Calderón aprobó los vuelos de aviones Drone —como el modelo Predator— que se utiliza para vigilar movimientos de drogas en la frontera norte. La interacción de los servicios de México y los Estados Unidos tienen una larga historia: la apuesta segura para un historiador es la continuidad.

