Desde hace algunos días, contrastando con la incapacidad panista para encontrar candidato y sus desencuentros con el PRD en el Estado de México, el gobierno federal había echado a caminar una acción desesperada: ir contra los gobernadores y políticos priístas con mayores debilidades y pruebas de corrupción, autoritarismo y pésimas gestiones.
Para curarse en salud, tanto Humberto Moreira como Manlio Fabio Beltrones, dos voces autorizadas y de peso, respondieron que no permitirían que el gobierno calderonista los utilizara para recuperar posiciones. Desde luego, los funcionarios de Felipe Calderón y el mismo PAN respondieron negando la acusación.
Pero ante el paso veloz de Enrique Peña Nieto y de Eruviel Avila, había que ponerles un foso. Lo hicieron en la parte más débil del grupo Atlacomulco, en uno de los hijos del afamado (negativamente) Carlos Hank González, el impetuoso hombre de negocios, cuyas leyendas sólo ocultan una realidad aterradora, uno de los flancos débiles del viejo PRI: la corrupción, el nepotismo y el enriquecimiento explicable a través del poder del Estado.
Hank Rhon prefirió consolidar su imperio en Tijuana, lejos de su natal Estado de México, en una zona de escasa atención de las autoridades de un país terriblemente centralista, en un punto fronterizo donde es posible hacer dinero fácil. Supongo que Hank Rhon, por lo que he leído, tiene más de una cuenta pendiente con la justicia. Su fortuna inmensa no es inocente, tampoco sus negocios son para vender leche barata o proporcionarles pan de calidad a las personas necesitadas. Es un implacable hombre de negocios que, como su padre, ha utilizado el Estado para facilitar las cosas. Las apuestas, el juego y la venta de animales en peligro de extinción son parte de sus tareas. Siempre rodeado de una fuerte vigilancia, ha sido aspirante a gobernador y nunca ha dejado de estar cerca del priísmo más añejo.
La Secretaría de la Defensa Nacional y la Procuraduría General de la República, en un fuerte operativo, ingresaron en la casa de Hank Rhon y la acción fue tan eficaz y bien organizada que pronto dieron con él, con ropa interior y en la cama. Las fuerzas policiacas y militares informaron el hallazgo de 40 armas largas, 48 cortas y alrededor de 9 mil cartuchos útiles. ¿Son para su defensa personal y de su familia? Podrían abastecer un importante contingente de policías. A pesar de las protestas, el político empresario fue detenido, acusado de acopio de armas… ¿y qué sigue? Sin duda habrá una multitud de acusaciones que tendrán una reacción mediática.
La pregunta es: ¿por qué hasta ahora es aprehendido el señor Hank Rhon? ¿Es parte de la táctica planeada por Calderón para golpear a sus enemigos mortales? Posiblemente. Pero esto le servirá al PRI para intentar al menos romper con lo más turbio de su pasado. ¿Quién sigue, Mario Marín o Ulises Ruiz? Personajes siniestros como los Hank no pueden seguir siendo parte de la galería de héroes priístas. Hoy todo cuenta y el historial del PRI no es una hermosa hoja color de rosa. Por ello, antes de seguir hablando del nuevo partido, habrá que pedir perdón a los mexicanos por los errores y atrocidades del pasado. De eso se desprenden las animadversiones del presente.
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