Juan Barrera Barrera
Gracias al Acuerdo de Cartagena (22 de mayo) avalado por el presidente de Honduras, Porfirio Lobo, y la mediación de Colombia y Venezuela, Manuel Zelaya, derrocado el 28 de junio de 2009, regresó de su exilio el 28 de mayo y enfrentará la difícil tarea política de reorganización de los movimientos sociales que lo respaldaron.
El Acuerdo permitió la reinserción de Honduras a la OEA, en reunión extraordinaria el 1° de junio, en donde fue readmitido por 32 países. Solamente Ecuador votó en contra del retorno de esa nación al organismo regional, ya que la resolución no incluyó un párrafo sobre la necesidad de juzgar a los responsables intelectuales y materiales de la ruptura del orden democrático, exonerando literalmente a los golpistas.
De haberse aceptado ese párrafo en la sesión del bloque hemisférico, se hubiera desatado otra crisis política en la que estaría involucrado el mismo Lobo, a quien un amplio sector lo considera uno de los responsables del golpe de Estado que impuso a Roberto Micheletti como presidente de facto.
El ex presidente no ha dejado de expresar su reconocimiento a Porfirio Lobo por su regreso: “El golpe de Estado no lo acepta nadie y hasta Lobo lo ha rechazado”. En cuanto al retorno a la OEA, Zelaya aseguró que “es un triunfo para Honduras y un avance para el gobierno de Lobo y el pueblo hondureño…”.
Desde que fue suspendida de sus derechos el seno de la OEA, el 4 de julio de 2009, a través de la aplicación del artículo 21 de la Carta Democrática Interamericana, el gobierno de Tegucigalpa ya no soportaba el aislamiento internacional y le urgía recobrar el reconocimiento y aceptación mundial. Por eso el retorno de Manuel Zelaya era más que conveniente al gobierno de Porfirio Lobo.
Así quedó demostrado en la 41 Asamblea de la OEA realizada en San Salvador durante la primera semana de julio, que reconoció la normalización del sistema democrático hondureño. En el encuentro hemisférico campeó el espíritu de cooperación en la estrategia de seguridad regional, en la cual el país centroamericano puede jugar un papel clave.
Zelaya también necesitaba “recobrar” sus derechos políticos y volver al escenario nacional. El Acuerdo de Cartagena contempla cuatro puntos: cese a la persecución de Zelaya y sus partidarios y retorno seguro al país, garantías para llamar a un proceso constituyente, respeto a los derechos humanos e investigar posibles violaciones y garantías para que el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) participe en la vida política y en los comicios como partido político.
El FNRP surgió tras el derrocamiento del ex gobernante y ha resistido la represión y persecución política. Es un fruto de la coyuntura golpista y se ha convertido en un referente político con miras a convertirse en partido. Esa posibilidad resulta un dilema para el repatriado Zelaya que es la cabeza del conservador Partido Liberal.
El Frente es un movimiento formado por organizaciones en su mayoría de orientación izquierdista y Zelaya es su coordinador general. Cinco formaciones componen el sistema pluripartidista de Honduras y los partidos de izquierda no existen. En los hechos el Nacional y el Liberal hacen la suerte de un bipartidismo tradicional y se disputan realmente el poder.
La formación del sexto partido abre un nuevo frente de polémica que podría generar fuertes contradicciones entre los liderazgos del FNRP. Zelaya ha declarado ser partidario de la creación de un movimiento similar al Frente Amplio de Uruguay y no pretende abandonar su partido. “Lo que vengo es a sumarme al Frente, sin perder mi identidad política como liberal”.
La intención política del ex mandatario es que cada organización integrante del Frente Nacional mantenga sus banderas ideológicas y que sólo se busquen acuerdos en temas coincidentes, programáticos, para contender en las elecciones generales del 2013, como en la organización del plebiscito que convoque a una Asamblea Nacional Constituyente para reformar la Constitución y se permita la reelección, y poder contender él nuevamente por la presidencia de Honduras.
El presidente Porfirio Lobo también es partidario de ese proyecto, que toma fuerza con las recientes modificaciones al artículo 5° Constitucional mediante el cual se crearon las figuras del plebiscito y referéndum como mecanismos de consulta popular. ¿Será que Cartagena incluye un acuerdo no escrito para que Lobo y Zelaya contiendan en las próximas elecciones presidenciales?