Pataleo de los “demócratas” de izquierda

 

Cuando se ha sufrido una derrota, lo aconsejable, a decir de Platón, sería analizar las razones del infortunio para no volver a caer en desdicha.

Pero esa sana actitud no es la que acostumbran los demócratas irredentos que hacen montón en los partidos políticos autoproclamados de izquierda: Del Trabajo, Convergencia y de la Revolución Democrática.

Al cuarto para las doce, se presentaron ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para solicitar la cancelación del registro de un candidato. Podríamos pensar, si hasta allá llegara nuestra ingenuidad, que se trataría del suyo, Alejandro Encinas, por haber competido sin asegurar la legalidad de su residencia.

Quizás en una profunda meditación budista colectiva por parte de los dirigentes del DIA (así se le conoce al ovillo que forman los tres partidos antes citados), habrían concluido que su gurú mayor, el tal Andrés, ha realizado un rosario de actos proselitistas muchísimo antes de iniciada la campaña presidencial en la que tanto sueña.

Pero no, se trata de buscar la cancelación de registro de quien, para cuando aparezcan estas líneas, será el seguro ganador de la contienda electoral en el Estado de México.

Ante esa victoria, predecible desde que fue anunciada su postulación, uno de sus rivales, Alejandro Encinas, juró que lucharía hasta alcanzar el triunfo, y lo haría, “confiado en la imparcialidad de las instituciones electorales del estado” (23/IV).

Algo ha de haber visto que lo hizo cambiar de opinión y, sin duda, eso que vio fue la constancia sin variación en al menos seis diferentes tipos de encuestas que se realizaron sobre el perfil de los tres candidatos.

De distintos diarios y revistas, televisoras y emisoras de radio, con precisión matemática y día tras día, la victoria de Eruviel se fue decantando. Hasta los párvulos contaban las estadísticas y lo mismo pasaba con los ciegos que veían enrachado sólidamente al candidato tricolor.

¿Qué hacer ante el determinismo que la población mostró  en esa contienda? Bravo Mena insistió una y mil veces más que su misión consistía en tomar una escoba y limpiar la casa. Es probable que dentro de 18 años siga diciendo lo mismo y espere alzarse con las guirnaldas que ahora le fueron negadas.

El grupo que asesora y empuja a Encinas presumiblemente realizará un ensayo de lo que ocurrirá en 2012 cuando la derrota del tal Andrés se vea consumada. Vendrán protestas jurídicas, mítines apuntalados por miembros de lo que fue el SME, toma de calles y plazas públicas. Gritos y quejidos, mantas agresivas, repetición de estribillos y frases huecas aprendidas en el pasado.

La victoria, como bien sabemos, tiene muchos padres, la derrota generalmente es huérfana, salvo en el rincón del rencor y la inquina del que gustan tanto quienes se autocalifican de demócratas y de arropadores de los pobres… de espíritu.

 

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