Entre las 93 víctimas de la doble matanza perpetrada por Anders Behring Breivik, el viernes, en Noruega, se encuentra un hermanastro de la princesa Mette-Marit.
El diario noruego Dagbladet dice que es el policía Tron Berntsen, de 51 años de edad, que fue asesinado en el campamento juvenil de la isla de Utoya, cuando trataba de proteger a su hijo de diez años durante la matanza que realizó el trastornado.
El padre de Berntsen, que no estaba de servicio como policía en el campamento juvenil socialdemócrata, estuvo casado con la madre de la princesa, Marit Tjessem.
De luto riguroso y visiblemente afectados, Haakon y Mette-Marit de Noruega han estado acompañando a las familias de las víctimas.
Después de que el primer ministro, Jens Stoltenberg, declaró la masacre como “tragedia nacional”, la Familia Real ha querido estar cerca de los familiares de las víctimas y no han dudado en pasar un momento con cada una de ellas, además de asistir de negro de la cabeza a los pies al oficio religioso celebrado en memoria de los fallecidos.
Uniéndose al apoyo de la corona noruega, el jefe de estado ha asegurado que “ahora somos una nación de luto al lado de los familiares de las víctimas”.
La Policía sigue sin poder afirmar a ciencia cierta si Breivik actuó en solitario, o bien si contó con la ayuda de un cómplice.
En la investigación, este punto fundamental sigue en la sombra y en su declaración, el ultraderechista así lo afirma, pero la Policía no se atreve a confirmarlo.
El domingo, miembros de las fuerzas especiales y artificieros se desplegaron en un polígono industrial deSlettelokka, un suburbio a ocho kilómetros al este del centro de Oslo, para registrar unos barracones sospechosos. El resultado fue la detención de seis hombres, que fueron liberados poco después. La Policía tuvo que reconocer que no tenían nada que ver.
Noruega guardó este lunes un minuto de silencio, a las doce del mediodía local, en memoria de las 93 víctimas de la doble matanza.
Mientras, el juez instructor del caso aseguró que Breivik reconoció haber colocado el carro bomba en Oslo y haber tiroteado a los jóvenes de la isla de Utoya, aunque “no se siente culpable”.
Breivik había preparado un discurso para su presentación ante la corte el lunes, incluso antes de realizar los ataques del viernes y había pedido una audiencia abierta durante la cual portaría un uniforme, según un manifiesto publicado en la Internet que dejó claro que pretendía convertir su audiencia judicial en un espectáculo.
En su comparecencioa de 35 minutos, el asesino indicó que provocó la explosión en Oslo y abrió fuego contra el campamento juvenil en Utoya para hacerle propaganda a su manifiesto, el cual exhortaba a una revolución para expulsar los musulmanes de Europa.