El presidente Calderón


Los asuntos públicos deben ser justamente eso: la transparencia y la franqueza son elementos sin los cuales no puede haber comunicación. Los acuerdos tienen que construirse con base en la verdad y por ello el gobierno encabezado por el presidente Felipe Calderón aceptó debatir públicamente sus acciones, su política en materia de seguridad.

Aceptar que se comparte el dolor y que evitarlo a toda costa es el motor para continuar combatiendo el crimen, mientras la percepción de la opinión pública abre otro frente no es sencillo; sin embargo, entablar un diálogo poniendo en la mesa las diferencias para encontrar las coincidencias es imprescindible para continuar de cara a la paz y darle la espalda a la impunidad.

Fue relativamente fácil tomar la decisión de romper con la tradición de quienes optaban por dejar hacer y dejar pasar y simplemente pasar por el gobierno engordando los bolsillos; lo complicado es lastimar los intereses de quienes se ocuparon únicamente de tejer relaciones personales, olvidando que su función y compromiso era con la ciudadanía que su obligación era fortalecer a una nación y no empoderar a grupos o a delincuentes.

El diálogo entre Javier Sicilia y el presidente Calderón, el encuentro con las víctimas de la violencia es la muestra de que autoridades y sociedad están del mismo lado y tienen el mismo objetivo: un México en paz, paz real y no simulada, que no esté fincada sobre acuerdos endebles entre grupos, con los criminales, sino que sea una victoria ciudadana, una garantía social.

La paz por la que se decidió actuar busca la justicia y también la dignidad. No puede ser resultado de un pacto con quienes en letras pequeñas estipulan el control de un país como la garantía de un contrato o le ponen precio a la vida de la gente, a su salud, a su patrimonio, a su tranquilidad.

El único pacto que puede darse es con la sociedad y ese debe ser siempre claro, franco abierto y de frente.

 

Presidente del PAN en el DF

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