Antonio Cerda Ardura
En un operativo realizado el jueves, de manera simultánea en Italia, España, Holanda, Estados Unidos, Colombia y Venezuela, pero sin la participación de México, se logró el arresto de 45 personas que trafican drogas de la mafia de Calabria, Italia, conocida como la ’Ndrangheta ( “Hombres valientes), los cuales, según las primeras investigaciones, tienen nexos con el cartel mexicano de Los Zetas.
La Fiscalía Antimafia de Italia informó que esta investigación comenzó en 2008 y gracias a contactos de las autoridades de los Estados Unidos, se logró descubrir el nexo de la ’Ndrangheta con Los Zetas.
En Italia, los arrestos fueron en las regiones de Calabria, Sicilia, Lazio y Lombardia y se logró establecer que los detenidos forman parte de una red internacional del narcotráfico que mueve enervantes desde Sudamérica a Europa, encabezada por el clan de la ’Ndrangheta formado por las familias Aquino-Coluccio.
La Interpol sostuvo que durante la operción se incautaron cientos de kilos de cocaína destinada a los mercados europeos y que llegaban al puerto de Gioia Tauro, en Reggio Calabria, para su distribución en Italia y en resto de Europa.
Según reportes públicos de la comisión parlamentaria antimafia de Italia, Los Zetas tienen una “fluida relación” que va de México a Calabria, una región del sur italiano comprendida por cinco provincias donde la ’Ndrangheta le disputa el poder al gobierno.
En su libro Contacto en Italia. El pacto entre Los Zetas y la ‘Ndrangheta (Debate/Random House Mondadori), la periodista mexicana radicada en Italia, Cynthia Rodríguez, ha revelado la invasión de Los Zetas a Europa y su papel predominante en el envío de drogas a ese continente por medio de la ’Ndrangheta, cuyas ganancias anuales, por 44 mil millones de euros, equivalen al 3 por ciento del Producto Interno Bruto de Italia.
En una entrevista publicada por Siempre! el 27 de diciembre de 2009, con el título de Los Zetas invaden Europa, Cynthia Rodríguez, egresada de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM, ex reportera de Reforma y colaboradora de Reporte Indigo, Proceso, El Universal, Día Siete y Excélsior, ya hablaba de la globalización del narcotráfico, de la presencia de Los Zetas en Europa, de la necesidad de articular esfuerzos y reformar leyes para combatir ese delito y de la falta de coraje y seriedad de las autoridades y la sociedad en México para erradicar ese flagelo.
La globalización
Tal vez no resulta hoy una sorpresa la presencia de los cárteles mexicanos de las drogas fuera de México. Diversos investigadores han señalado que estos ya tienen presencia en un buen número de países. Sin embargo, lo que llama la atención en su libro es cómo llegan ya a mangonear, incluso, a narcotraficantes de otros lugares, en este caso a los italianos. ¿Qué tan intensa es esta globalización del narcotráfico?
En cada carga de droga que se transporta intervienen muchas manos, no sólo de un país. Esto es un indicativo de la globalización. El mover mercancías como la cocaína, la heroína o la marihuana, etcétera, a lo largo de muchos territorios para llegar a un destino final, requiere de grandes esfuerzos y del trabajo de delincuentes de distintos orígenes, particularmente de las naciones por los que esos cargamentos tienen que atravesar. Cuando uno ve los expedientes de todos esos operativos, resalta la presencia de ciudadanos de Colombia, Ecuador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, México o los Estados Unidos. En la Unión Americana, por ejemplo, en donde cohabitan tantas culturas, por desgracia es común que los criminales de distintas nacionalidades se conozcan y comiencen a conjuntar esfuerzos y a intercambiar experiencias para un objetivo, que es el tráfico de drogas.
Como usted da cuenta en su libro, ya existe esa imbricación de narcotraficantes mexicanos con la ‘Ndragheta, la mafia originaria de la región de Calabria, que es lo que aquí conocemos como la punta de la bota italiana. ¿En realidad, qué tanta presencia tienen los cárteles mexicanos en Europa?
Creo que cada vez se van expandiendo más. El hecho de que los mexicanos, como lo dice la DEA, ya controlen el mercado del narcotráfico estadunidense, es un primer indicador. Cuando Estados Unidos comenzó a bloquear la frontera y poner más seguridad, los narcotraficantes tuvieron que empezar a buscar otros mercados. Es por eso que mientras en Estados Unidos se registra una baja en el primer consumo de drogas, como las sintéticas, en Europa se da un boom porque, efectivamente, los narcotraficantes latinoamericanos se han tenido que mover hacia el viejo continente. Esto indica que cada vez más será mayor su presencia. La investigación que yo hice, que parte de información de las autoridades italianas y norteamericanas, da cuenta de este cambio de consumo en las sociedades europeas y, en especial, de Italia, que es donde entra mucha de la droga, controlada por la mafia de la ‘Ndrangheta para su distribución en todo el continente. En la operación denominada Solare, se descubrió un tráfico que se iniciaba desde un celular de Los Zetas. No significa que haya sido la única venta, pero es parte de ese narcotráfico que seguramente seguirá creciendo.
¿Usted cree que esto sea el inicio de la sustitución de los cárteles colombianos por los mexicanos?
No lo sé. Mucha gente y autoridades que están investigando el fenómeno mafioso y el del narcotráfico así lo aseguran, por la fuerte presencia que han logrado los cárteles mexicanos en Estados Unidos y en algunos países de Centroamérica y Latinoamérica. Habrá que estar muy atentos sobre este avance, porque sí parece que están ganado terreno a los colombianos, pero aún no se sabe si esto es momentáneo o una tendencia.
Desconfianza
En la segunda parte de su libro, usted narra la forma en que se dio la lucha contra las mafias en Italia, a partir del asesinato de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino. Eso pone, de alguna manera, al descubierto lo que en México no se ha hecho. El primer punto es la omisión en la confiscación del dinero y los bienes de los narcotraficantes.
La impunidad en la que vivimos en México ha hecho que tengamos una sociedad muy desconfiada. Razones, creo que no nos faltan. Cuando un político promete ciertas cosas y después no las cumple, y, al final, se demuestra que solamente sus intereses son los que cuentan; cuando una sociedad civil dice que defiende los derechos de todos los ciudadanos, y, al final, sólo defiende los de unos cuantos, esos se convierten en elementos para que la sociedad no crea.