De suceder, afectaría la economía mundial
Julio A. Millán B.
En las últimas semanas, el gobierno estadounidense ha mantenido intensas negociaciones entre su Congreso para lograr un acuerdo que permita solventar sus obligaciones financieras antes del 2 de agosto; sin embargo, el contexto político por las próximas elecciones no permiten que los partidos Demócrata y Republicano establezcan un acuerdo óptimo que tranquilice la inquietud de los mercados internacionales.
Si el Congreso de Estados Unidos no llega a un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento del gobierno, podría generase un posible impago de deuda que pondría en riesgo la dinámica de la economía mundial en el mediano plazo, presentando fuertes distorsiones en los mercados financieros y posiblemente una nueva crisis, aún más profunda de la que se vivió en 2008.
Ante tal situación, las agencias Moody’s y Standard and Poor’s advierten que el país podría perder su calificación de crédito AAA, ocasionando que el gobierno eleve las tasas de interés que ofrece pagar por los préstamos para poder seguir recibiendo financiamiento, y consecuentemente que destine más recursos al pago de la deuda en vez de a gasto público que le permita cumplir con sus compromisos básicos con las familias. Sin una consolidación fiscal importante habrá que elegir entre el objetivo de inflación de 2% o la reducción sustancial de la deuda pública.
El problema se agravaría aún más si se considera que los problemas de deuda soberana de la zona euro no se han resuelto de fondo —aun considerando el reciente paquete de ayuda a Grecia de 109 mmde—; es decir, la carga de la deuda  que tienen Grecia (143% PIB), Italia (119%), Irlanda (96.2%), Portugal (93%) y España (60%) representarían un contagio en efecto dominó hacia economías como Bélgica, Alemania, Francia y Austria (97%, 83%, 82% y 72.% del PIB respectivamente) y terminarían por recrudecer más la situación económica mundial considerando también las altas tasas de desempleo que registran las respectivas naciones.
La deuda de Estados Unidos asciende a 14.3 billones de dólares (110% del PIB), traduciéndose a que cada habitante estadounidense debe 46 mil 300 dólares. Lo anterior es importante porque da un matiz distinto a la era de post-crisis.
Los efectos para México serían negativos ya que la dinámica de nuestras exportaciones depende en cerca del 80% hacia Estados Unidos; de tal forma que si se llegara a generar una situación como ésta, provocaría la baja del ingreso disponible y del consumo de la población estadounidense, traduciéndose en una menor demanda de productos mexicanos desde el exterior y afectando a la industria mexicana.
El hecho de que actualmente México no tenga un problema de endeudamiento excesivo ni de déficit fiscal elevado, permite a los bonos del gobierno mexicano pagar rendimientos muy atractivos respecto a los estadounidenses, y con ello le es posible atraer inversiones para el desarrollo de la industria mediante el incremento del gasto público en estos sectores y proyectos.
Es necesario que nuestro país reactive el mercado interno mediante una industria fuerte y competitiva que permita a los sectores productivos potenciar el crecimiento económico que aseguren la fuente de empleo e ingresos que necesita la población.
Ello requiere de voluntad política y de esfuerzos para ejecutar las reformas del estado que han quedado pendientes en la agenda económica del país.
jmillanb@grupocoraza.com



