Hacia la nueva década (2011-2020)

 

A más de 5 mil años del descubrimiento de la agricultura, la crisis alimentaria no sólo se ha convertido en un fantasma más imponente sino en una muerte pasiva para millones de personas que no consiguen tener una alimentación adecuada, mucho menos su provisión a futuro.

Por Gerardo Yong

Desde que el hombre surgió en la faz de la tierra, el problema de la alimentación le ha seguido como si fuera su sombra. La necesidad de proveerse de comida para él y su clan lo obligó a desarrollar mecanismos, técnicas y artefactos, y muchas veces, a cambiar sus propios hábitos y costumbres. Su fase de cazador tuvo que cambiar cuando las presas emigraron hacia otras regiones, muchas veces inhóspitas, a las que no estaba preparado. Su tendencia a la pesca y a la recolección de frutos también cambió para buscar la producción de sus alimentos mediante la agricultura. A partir de entonces, la civilización humana entró en un periodo revolucionario que significó asegurar su provisión alimentaria e incluso, de abastecimiento y almacenamiento de víveres, nombre que designa a los productos que aseguran la existencia biológica del ser humano.

Una muerte pasiva

A más de 5 mil años del descubrimiento de la agricultura, la crisis alimentaria no sólo se ha convertido en un fantasma más imponente sino en una muerte pasiva para millones de personas que no consiguen tener una alimentación adecuada, mucho menos su provisión a futuro. Actualmente, cerca de mil millones de personas están amenazadas por el hambre, un hecho que podría convertirse en una catástrofe permanente, detonado por factores externos como el cambio climático y los cada vez más fuertes fenómenos naturales que ocurren en el planeta. La Organización de las Naciones Unidas ha señalado al combate al hambre como el reto más grande de la humanidad desde sus orígenes.

El 8 de septiembre del 2000, un número sin precedentes de líderes mundiales aprobó la Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, un compendió de valores, principios y objetivos para la agenda internacional del siglo XXI, que establecía plazos para la realización de varios planes de acción colectivos. Este documento proponía que en el año 2015 se redujera la pobreza extrema, factor muy ligado al hambre, a la mitad en todas las partes del mundo, esto es bajar a un 22% la población afectada en la actualidad cuyos ingresos sean de menos de un dólar al día.

Empleos de miseria

Respecto al empleo, condición necesaria para abatir la pobreza, la Organización Internacional del Trabajo destacó que en los países menos adelantados se ha incrementado casi un 3% en la última década, sin embargo reconoció que se trata de una cifra muy por debajo del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial.  También señaló que de los 49 países menos desarrollados, 33 se encuentran en África subsahariana, cinco son pequeñas islas y once se encuentran en Asia. En América Latina, Haití es el único que se dice que pertenece a esa categoría.

El propósito de la ONU es noble, sin embargo, es un proyecto que no contempla los intereses nacionales ni empresariales, sobre los que se construyen las voluntades reales del mundo material, la realidad física; el egoísmo racional. En realidad, el organismo internacional ha venido lidiando con estos problemas desde que se creó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, apenas unos años después de la Segunda Guerra Mundial; el conflicto más grande y devastador que ha vivido la humanidad. Desde entonces, se ha dejado en claro el derecho de todo ser humano no sólo a comer, sino a una buena nutrición.

Las firmas de la guadaña

La vulnerabilidad del hombre no sólo radica en las desventajas climáticas, sino en los colapsos financieros, muchos de ellos ocasionados por la especulación o los llamados “financistas”, que pueden llegar a ser tan o más devastadores que un terremoto o un huracán. Las crisis económicas del 2007 y del 2008 obligaron a aumentar el precio de los alimentos en un 80%, afectando principalmente a los países en vías de desarrollo. Según la organización internacional Oxfam, son alrededor de 500 empresas transnacionales  las que controlan  la cadena alimentaria global, cuatro de ellas concentran el 50% de las ventas de la industria de la semilla, a saber: Monsanto, Syngenta, Limagrain y Dupont.

Población mundial en ascenso

El Grupo de los Veinte sabe que a finales de este año, la población mundial superará los 7 mil millones de habitantes y que en los próximos diez años subirá a 9 mil 400 millones; una realidad que no puede dejar de lado. Ante ello, ha comenzado a replantearse prioridades para garantizar la seguridad alimentaria mediante el control de los mercados agrícolas, el desarrollo de infraestructura agrícola, el fortalecimiento de la productividad en el sector agrario, favorecer políticas nacionales de producción de alimentos y, sobre todo, mejorar la coordinación de esfuerzos mundiales a favor de la seguridad alimentaria. El G20, bajo la presidencia actual de Francia, también acordar convenios vinculantes para asegurar las reservas alimenticias. Para ello, se adoptará una base de datos del mercado agrícola que permitirá crear una red de información estratégica sobre la producción y reservas alimentarias a nivel global.