Nueva reunión de la coalición interventora en Libia y países interesados en Estambul, Turquía. Acuerdos significativos: 32 países, incluyendo a Estados Unidos, reconocen ahora al Consejo Nacional de Transición (el gobierno rebelde) como “autoridad gubernamental legítima”, un peldaño arriba de la categoría de “interlocutor legítimo” que hasta ahora le daban. Con ello se facilita en términos legales la posibilidad de brindar ayuda económica, al menos, a los rebeldes que con muchos trabajos y el apoyo de los bombardeos de la OTAN han logrado hacer algunos avances en el terreno militar.

Por lo pronto, y tomando como garantía los fondos congelados al régimen libio, que ascienden a unos tres mil millones de dólares, Italia, Turquía y Francia han comprometido la entrega de 550 millones de dólares entre los tres que estarán disponibles en los próximos días, con la posibilidad de ampliarse.

La medida sin duda alivia un poco la presión que padece el gobierno rebelde que, a pesar de una fuerte ofensiva sobre el puerto petrolero de Brega (cuyo control le permitiría reanudar las exportaciones de crudo para financiarse) no ha logrado aún vencer la resistencia de los gadafistas en la zona. Aunque las fuerzas opositoras han logrado entrar a la zona residencial del puerto, han debido retirarse en varias ocasiones por la presencia de zonas minadas que sus precarios equipos de reconocimiento no detectaron. La retirada, orquestada por la OTAN, fue motivo de nuevos bombardeos de la alianza atlántica sobre Trípoli en calidad de represalia.

Por otro lado, la reunión en Estambul sirvió también para unificar los esfuerzos de mediación, centrándolos en el enviado personal del secretario general de la ONU, el jordano Abdelilah el Jatib, con el fin de terminar con el desorden de negociaciones realizadas por diversos países y agrupaciones multilaterales, que no han hecho sino abonar el terreno para la continuación del conflicto. Hay que recordar que algunas de esas mediaciones se han realizado en secreto o en forma clandestina y con propuestas contradictorias entre sí.  Abdelilah el Jatib ya propuso una mesa de negociación, en la que no podrán estar presentes ni Gadafi ni miembros de su familia o cualquier miembro del régimen que haya sido acusado de crímenes de guerra, y los rebeldes, con el fin de encauzar el conflicto. Y la coalición ya no descarta la posibilidad de que Gadafi permanezca en Libia a pesar de la orden de arresto en su contra emitida por la Corte Penal Internacional.

Mientras tanto, las fuerzas rebeldes, además de Brega, combaten cerca de Misrata y Trípoli. La inteligencia norteamericana afirma que Gadafi podría estar quedándose sin material de guerra (municiones y armamento) debido al embargo y las bajas sufridas a manos de la OTAN, algo que otros países ponen en duda. Gadafi, antes de las conclusiones de la reunión de Estambul, había declarado (a decir de un diplomático ruso) que estaría dispuesto a bombardear su propia capital con misiles si caía en manos enemigas, pero también afirmó que la rebelión estaba dirigida por agentes franceses, cuando antes había responsabilizado alternativamente a Al Qaeda, Estados Unidos y al imperialismo.

Por ahora, no deja de llamar la atención el recurso de ayuda económica que la cumbre eligió para apoyar a los rebeldes: otorgar créditos en lugar de entregar los recursos incautados. Y es que los préstamos generan intereses. Algo tendrá que ver con los mil 500 millones de dólares que la coalición ha gastado en los tres meses y medio del conflicto.