Es previsible la impugnación de la izquierda
Reconoció el presidente Calderón la ventaja del priísta Eruviel Avila, de 30 puntos, en el proceso electoral por el gobierno del Estado de México, a dirimirse este domingo 3 de julio.
Pero la coalición Unidos Podemos Más, del perredista Alejandro Encinas, solicitó la cancelación de registro del abanderado tricolor por el supuesto de que hizo actos anticipados de campaña.
No se recuerda que un presidente de la república haya aceptado el posible triunfo de un candidato a gobernador del partido contrario, y menos tratándose de Felipe Calderón, quien durante decenios ha expresado que repulsa al PRI.
De acuerdo a las últimas encuestas de diversos medios informativos, Eruviel aventajaba 33 puntos a Alejandro Encinas, y al abanderado panista, Luis Felipe Bravo Mena, lo superaba con 44 unidades.
En Guerrero registró el candidato panista, Marcos Parra Gómez, una desventaja similar a la de Bravo Mena y se le obligó a declinar a favor del actual gobernador, Angel Aguirre. El presidente Calderón nada dijo de ese proceso.
A su vez, el ex presidente Vicente Fox dijo en dos ocasiones, durante la segunda quincena de junio, que el ganador del Estado de México será el priísta Eruviel Avila, e incluso que en el 2012 ganará el abanderado del PRI, si los panistas no se organizan y se ponen a trabajar de inmediato. Estos pronunciamientos cayeron como brasas ardientes sobre los blanquiazules.
No podía faltar la mosca negra en la sopa: el presidente del PRD, Jesús Zambrano, y el ex priísta Manuel Camacho Solís se entrevistaron con la presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Carmen Alanís, para solicitar la cancelación de registro de Eruviel Avila por presuntos actos anticipados de campaña en algunos municipios mexiquenses.
Ni Zambrano ni el candidato Encinas dijeron nada durante el mes y medio de duración de las campañas mexiquenses. Y al cuarto para las doce, cuando es evidente la ventaja descomunal del priísta sobre sus adversarios, Zambrano y Camacho se sacan de la manga la elucubrada cancelación de registro.
Encinas no se ha pronunciado contra tal anulación, tal vez porque Eruviél Avila se negó a impugnar al candidato de izquierda, cuando se insistía que éste no cumplía el requisito de candidato mexiquense porque es originario del Distrito Federal y fue jefe de Gobierno capitalino.
Entre los propios petistas y perredistas se comentó desde el lunes pasado que la anulación de dicho registro debió ser obra de Camacho, quien todavía mantiene la ilusión de un triunfo del abanderado de izquierda porque con ello —de acuerdo a sus cálculos endebles— podrían sus congéneres dar el salto a la Presidencia de la República.
Ni por un momento olvidará jamás Camacho que el sueño de su vida fue ser candidato presidencial por el PRI, pero su “amigo” Carlos Salinas de Gortari le cercenó tan desenfrenada ambición y por ello se refugió en el PRD, pero ya el Peje López Obrador le pone distancia.
Transcurridos los comicios de hoy, Camacho, Zambrano y el propio Encinas impugnarán el proceso. De no hacerlo traicionarían a su máxima de “si no ganas, protesta”.
Pretenden ser la segunda fuerza del Estado de México porque, calculan, la pelea en el 2012 sucederá entre PRI y la coalición de izquierda. Soñadores que son.
López Obrador impugnó porque quedó para la historia el fraude del 2006 y no convenció la victoria de Felipe Calderón con ese 0.54% que le aceptó el tribunal electoral federal. Pero cuando la diferencia es de más de 30%, ¿tiene sentido el pataleo?
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