Especulaciones sobre el estado de salud del mandatario venezolano


Bernardo González Solano

Lo negativo de los jefes de Estado que se hacen del poder omínodo —aunque sea con subterfugios democráticos como a votación popular inducida o bajo amenazas de todo tipo—, llámense presidentes de la república, primeros ministros o el nombre que usted, lector, guste, es que todo lo que hagan o dejen de hacer, o lo que sufran o no, repercute inmediatamente en la ciudadanía que (des) gobiernan. Un repaso de la historia reciente nos da ejemplos claros.

Sólo por citar dos casos del momento: la enfermedad que doblegó al héroe de la Sierra Maestra, el mítico Fidel Castro Ruz, al grado que, preocupado hasta los tuétanos por la “democracia” de su país, se vio en la necesidad de traspasar la presidencia de Cuba —el 24 de febrero de 2008— nada menos que a su hermano menor, Raúl Castro Ruz, para que siguiera lidiando con el embargo comercial que Estados Unidos ha mantenido contra el régimen castrista desde hace 50 años.

En Cuba, todo lo que le suceda a Fidel Castro —ahora también al hermanito Raúl— es secreto de Estado.

Segundo, ya que la isla mantiene relaciones privilegiadas con Venezuela, que surte petróleo baratísimo a cambio de servicios médicos (que por lo que ahora se sabe incluye operaciones quirúrgicas al “bolivariano” presidente que intenta perpetuarse en el cargo), no podía menos de atender médicamente al presidente Hugo Chávez Frías —que ocupa el cargo desde el 3 de febrero de 1999 y que pretende mantenerse hasta el año 2018 según él mismo ha declarado—, que fue llevado a la isla desde el 8 de junio último, para ser sometido (el día 10 del mismo mes) a una cirugía de emergencia para extirparle un supuesto  “absceso pélvico”, que ahora resulta —según informa el periódico estadounidense El Nuevo Herald— “padece” un cuadro clínico crítico”. Es más, ese periódico dice que el bolivariano presidente Hugo Chávez Frías “… está siendo tratado de un cáncer de próstata”, pero que no podía “confirmar estas versiones”.

En La Habana o cerca de La Habana

De una u otra forma, el hecho es que Chávez se encuentra en La Habana, o en algún cercano a la capital  cubana, en un centro médico donde se le atiende de un mal más serio que una gripe. El misterio y las especulaciones han crecido porque no se han dado a conocer partes médicos oficiales. Muchos son los que creen que se le operó de un cáncer en la próstata o el colon y otros afirman que sufrió una infección después de una fallida operación estética.

El único testimonio de que el mandatario venezolano se encuentra en Cuba es una fotografía dada a conocer por las autoridades cubanas en la que aparece Chávez en compañía de los hermanos Castro Ruz. La foto pudo hacerse cualquier día. Antes o después de la operación quirúrgica. Asimismo, el hecho que Chávez haya acudido a los médicos cubanos significa, según los críticos, que el mandatario venezolano no tiene confianza ni en los médicos ni en el sistema médico venezolano. Esto es un hecho.

Se encuentre donde se encuentre y cualquiera que sea su estado de salud, el presidente Chávez continúa, hasta el momento, siendo el hombre del poder en Venezuela. Pero su ausencia no puede ser muy larga. El problema de los hombres de gobierno es que no pueden darse el lujo de retirarse mucho tiempo del poder. O lo ejercen o no lo ejercen. Para el momento de escribir este reportaje ya habían transcurrido veinte días. Eso es peligroso. No sólo por los enemigos internos, sino, sobre todo, por los externos. Los que malquieren a Chávez, que no son pocos, empiezan a filtrar posibles conjuras o asonadas. No se olvide que Chávez encabezó el fallido golpe de Estado, del que cayó en la cárcel aunque después se benefició de una amnistía. Ya se sabe, “el que a hierro mata, a hierro muere”.

O son peras o son manzanas

Mientras son peras o manzanas, la cadena de noticias CNN hace pocos días destacó en uno de sus despachos que el gobierno de Estados Unidos evalúa incluir a Venezuela en la lista de países que patrocinan el terrorismo, según se reveló el viernes 24 de junio, tras una audiencia de funcionarios del Departamento de Estado ante la Cámara de Representantes en Washington.

El coordinador del contraterrorismo, Daniel Benjamín, dijo a los representantes [diputados] que “ninguna opción está descartada” para ejercer presión sobre las autoridades venezolanas.

Asimismo, Thomas Delare, director de sanciones del propio Departamento de Estado, agregó que Washington cree que Caracas no ha hecho lo suficiente para combatir el terrorismo.

La preocupación central de este asunto es que la Casa Blanca ha expresado preocupación por los vínculos de Venezuela con países como Irán, Siria y Libia. El gobierno del primer mulato en llegar a la Casa Blanca como presidente cree que estos países respaldan a grupos terroristas o incurren en acciones que amenazan  la estabilidad global.

De tal suerte, ya que las relaciones entre Estados Unidos y Venezuela han sido tensas desde que Chávez asumió la presidencia del país sudamericano en febrero de 1999, la posibilidad de que Caracas sea considerado como patrocinador del terrorismo mundial, no es una simple suposición. Es algo que puede suceder en cualquier momento. Más pronto que tarde.

La ausencia de Chávez del palacio de gobierno da pie para que empiece “el verano sudamericano”. Chávez pidió permiso a la Cámara de Diputados de ausentarse del país por más de cinco días, pero como no se sabe cuándo va a volver, voceros de la oposición empezaron a pedir que lo reemplazara el vicepresidente Elías Jaua. La respuesta de este personaje puede incluirse entre las más abyectas loas al culto de la personalidad, casi casi estalinista: “El presidente legítimo constitucional y legal —aunque sea cacofónico [BGS]— y en pleno ejercicio de sus competencias es Hugo Chávez y punto. No hay discusión”. Como sucede en China, Corea del Norte y Cuba.

Calló pero no cayó

Desde el 8 de junio, el presidente Chávez calló, que no cayó, como pretenden sus malquerientes. Calló y eso es lo raro. Si algo lo caracteriza son sus peroratas (al fin y al cabo émulo de los mejores tiempos de la oratoria castrista, la de Fidel: su discurso en la Asamblea General de Naciones Unidas, es inolvidable).

El fanático de Simón Bolívar, espada incluida, ha “gobernado” siempre mediante la palabra, como si su principal enemigo fuera el silencio. Tal parece que no le importa el viejo adagio: el pez por la boca muere…

La carrera de Chávez es singular. En la rama de las armas es ex teniente coronel (ahora, como presidente, es comandante en jefe de las fuerzas armadas); con 56 años de edad, asumió la presidencia de Venezuela desde 1999; después ha ganado democráticamente  —de acuerdo a la teoría del viejo zorro inglés Sir Winston Spencer Churchill— no menos de una docena de comicios y refrendos por la pérdida de tan solo una de estas últimas consultas.

Al no conseguir la mayoría que necesitaba para continuar aprobando sus iniciativas de ley, adelantó todas las reformas posibles, en un gesto nada democrático, pero que le permite seguir gobernando por decreto. Y si las cosas le pintan igual se retiraría de la presidencia hasta 2018, en siete años más. Dios mediante.

Ante la serie de comentarios que ha suscitado la ausencia de Chávez de Venezuela, uno de los hermanos del presidente, Adán, así como varios de los funcionarios del gobierno nacional, dijeron: “No sabemos todavía exactamente cuándo regresará. Hay que esperar la evaluación de los médicos, pero en pocos días, 10 días, 12 días, el presidente estará por acá”, dijo el mayor de los Chávez Frías.

Regresaría el 5 de julio

De acuerdo a estas declaraciones, Chávez podría regresar a Caracas el martes 5 de julio, justo cuando se conmemora el Bicentenario de la Independencia. Por esto, los exaltados opositores venezolanos  creen que el gobierno pretende hacer coincidir la vuelta de Chávez con la efeméride, para brindarle un acto apoteósico. Un diputado de la oposición, Ismael García, del Partido Podemos, socarronamente declaró: “El chavismo lo que quiere es preparar un acto tan rimbombante como el de la entrada del general Patton en Estados Unidos, después de la Segunda Guerra Mundial”.

Nada se puede descartar tratándose del presidente Chávez.