En EU estudian el papel que han tenido en la evolución del ser humano


René Anaya

Desde el siglo pasado, con el descubrimiento de los antibióticos, se emprendió una despiadada guerra contra las bacterias, que fueron consideradas nuestras grandes enemigas a las que se debía perseguir y exterminar para acabar con las enfermedades… Pero el antibiótico resultó peor que la enfermedad.

El uso indiscriminado y poco sistemático de antibacterianos permitió que los microbios patógenos (causantes de enfermedades) crearan resistencia a los antibióticos, por lo que se hizo necesario producir nuevos y más potentes medicamentos, que no sólo terminaran con los gérmenes patógenos, sino también con los benéficos.

 

De enemigos a aliados

Sin ninguna planeación ni conocimiento pleno de las funciones que desempeñan bacterias, hongos y virus en nuestro cuerpo, se pensó que si se combatía a esos microorganismos con antibacterianos, fungicidas, antivirales y vacunas, se podría mejorar la calidad de vida de toda la gente.

Por supuesto que esa fue una verdad a medias, ya que si bien es cierto que se redujo la mortalidad por enfermedades infectocontagiosas, también lo es que la abundancia de antibióticos ha ocasionado la aparición de bacterias resistentes a casi todos los antibióticos y, además, algunos de esos nuevos medicamentos han causado reacciones alérgicas o destruido la benéfica flora bacteriana intestinal, entre otros males.

Ahora, gracias a las nuevas tecnologías biomédicas y a las investigaciones genéticas, se conoce que el ser humano no está conformado únicamente por sus células, sino también por las de miles de millones de bacterias que viven en él. Tan sólo en el intestino tenemos dos kilogramos de microbios que nos ayudan a procesar los alimentos o nos proveen de vitaminas y ácidos grasos.

Los expertos consideran que los otros microorganismos que viven en nuestra piel y otros órganos internos desempeñan un papel muy importante en el nuestro metabolismo, por lo que se ha creado una rama de la biomedicina que se encarga de estudiar esta estrecha relación entre los microbios y el ser humano.

El Proyecto del Microbioma Humano (HMP, por sus siglas en inglés), creado por el Instituto Estadounidense de Investigación del Genoma Humano, tiene como objetivo, en una primera etapa, catalogar a tres mil de los microbios de nuestro cuerpo y secuenciar sus genes, con la finalidad de comenzar a comprender el papel que han desempeñado en la evolución del ser humano.

“El concepto de que los microbios habitan en nuestro cuerpo es nuevo, pues tendemos a pensar en ellos como gérmenes. Pero concebirlos sólo como gérmenes limita nuestra capacidad de comprender lo que realmente hacen, así que necesitamos un término que realmente incluya toda clase de microbios ─bacterias, hongos, virus, etcétera─ que viven en nosotros y que en efecto son parte nuestra”, ha afirmado Lita Proctor, la coordinadora del HMP.

 

El cuerpo humano, un superorganismo

Probablemente, los resultados de las investigaciones del HMP permitan conocer cómo interactúan las bacterias con nuestro organismo, pero también podrán contribuir a cambiar nuestra percepción de la vida humana, pues tendremos que empezar a concebirnos como superorganismos, según ha referido la investigadora Julie Segre, del Instituto Estadounidense de Investigación del Genoma Humano, quien ha considerado que “los genomas de las bacterias, junto con el genoma humano son parte del verdadero contenido genético de un ser humano”.

Así como en 1981 se descubrió que algunos virus se integraron a nuestro código genético, los llamados retrovirus endógenos humanos, ahora toca el turno de que las bacterias y hongos sean tomados en cuenta como parte del macrobioma humano, ya que nuestro organismo no podría crecer y desarrollarse sin el auxilio de esos microorganismos.

Y como muestra basta un virus: un tipo de retrovirus endógeno humano tiene, entre sus funciones, la placentación, es decir permitir la anidación del huevo fecundado en el útero; así como también la supresión de la respuesta inmunitaria, por lo que el organismo de la madre no reconoce como ajeno al huevo que se implanta en su útero. Así que sin la ayuda de esos retrovirus endógenos humanos no sería concebible la vida humana, literalmente.

Así que las investigaciones sobre el microbioma humano probablemente revolucionará los conceptos de vida y, sobre todo, contribuirá a crear tratamientos médicos menos agresivos para el ser humano y más enfocados a restablecer el funcionamiento de nuestro superorganismo, compuesto por nuestro cuerpo y los miles de millones de bacterias, hongos y virus.