Reims y el “Ángel de la bella sonrisa”


Martha Bañuelos

Reims.- Esta ciudad también llamada la “Ciudad de los reyes” está en la región Champaña-Ardenne, al noreste de París. En la Catedral de Nuestra Señora de Reims se renovó la alianza entre Alemania y Francia con la inauguración de los seis vitrales para el ábside, diseñados por el artista alemán Imi Knoebel; fue un trabajo realizado en estrecha colaboración con los talleres de Reims Simon Marq y Duchemin de París.

La Catedral es Patrimonio cultural de la humanidad y fue el lugar de consagración de los reyes de Francia; está decorada con casi 2 303 esculturas y con vitrales de Marc Chagall. Para la celebración de sus 800 años, Knoebel creo esplendidos vitrales sobre 128 metros cuadrados. El artista respondió a la necesidad de color y armonía de luz que pedía el ábside. Este mes de junio se develó la composición abstracta cuya esencia se fundamenta en los colores básicos azul, amarillo y rojo, en planos cruzados y superpuestos. Es la traducción de la iconografía de los vitrales antiguos de la Catedral en una nueva lengua abstracta. Knoebel dice que “El color le confiere a la obra calidad, peso y equilibrio. No sólo está dotada con un valor cromático sino también con un brillo”. El artista no perdió su alma de niño.

En el siglo XIII los vitrales medievales tenían una doble función, simbólica y didáctica, eran considerados como las Escrituras divinas que vierten la claridad del verdadero sol, Dios, en la Iglesia en el corazón del fiel; por lo que es necesario entrar en la Catedral para percibir su mensaje. En la Catedral de Nuestra Señora de Reims que es la expresión más perfecta del arte gótico y también un símbolo en la historia de Francia, está el “Ángel de la bella sonrisa que subyuga”, él sintetiza las influencias artísticas de tres siglos.

Mientras en la inauguración, la Alcaldesa de Reims Adeline Hazanen recibía en la Catedral a los representantes del gobierno de Alemania, en Roma se organizaba la esperada reunión del Instituto Internacional de las Finanzas, que agrupa a 400 bancos de todo el mundo. Allí mismo, París espera convencerlos de la posibilidad de nuevos créditos a 30 años para Grecia y así asegurar el fondo de pensión hasta un máximo de 30 mil millones de euros. Y Francia se queda con la dirección del FMI. Así, la ministra de Economía Christine Lagarde es la nueva directora de este organismo internacional, que por tradición corresponde a un europeo, así como el Banco Mundial es para un americano, pero quizá el mexicano Agustín Carstens, no lo sabe.

Alemania y Francia unidos bajo la cúpula medieval de la Catedral de Reims saben que sus esfuerzos por vigorizar Europa e inventar una Unión enérgica que encuentre el camino para detener los nacionalismos nacientes, producto de un periodo mayor de cuatro años de acelerada globalización, la que ha aumentado la fragilidad de los países y que a cada sobresalto de las crisis monetaria y financiera han terminado por atacar la “zona euro” y con ello más desastres para Europa.  Un mañana incierto y el temor de perder su clasificación, está generando un inquietante pesimismo, coctel de una probable crisis.