Juan Antonio Rosado

Estudiar las lecturas de un texto es también estudiar —desde sus márgenes— al texto mismo. Por “márgenes” entendemos no sólo la crítica en torno a una obra, sino también los intertextos e hipotextos o influencias directas. La crítica de la crítica y de las ediciones llamadas “críticas” lanza así sus miradas a un objeto que las había lanzado a otro. Los cuatro ensayos de Rulfo y Arreola. Desde los márgenes del texto, último libro de Felipe Vázquez, no se dedican sólo a los trabajos literarios de Rulfo y Arreola, sino a “lo que está en sus orillas: ciertos ángulos de la crítica genética, hermenéutica y textual”, entre otros aspectos no menos importantes.

Autor de un libro sobre Arreola: la tragedia de lo imposible, Vázquez se acerca en esta ocasión a lo que rodea a los textos. Esta otra forma de acercarse, a pesar de ser una lectura tangencial, no escatima las obras de referencia, sino que contribuye a arrojar luces sobre ellas. No es para menos, siendo el autor un obsesivo lector de Rulfo y Arreola. En este aspecto, tal vez una de las indagaciones más valiosas del libro consista en el seguimiento de lo que Arreola llamaba “Varia invención”. Este escritor instituyó la varia invención como género literario, y aunque nunca conceptualizó su propuesta, sugirió un “linaje de precursores”. Vázquez analiza la génesis del término “varia invención” y su constitución como género. El autor se remonta a la tradición grecolatina y renacentista para descubrir este origen. Asimismo, para analizar textos como “Anuncio”, “El himen en México” y el pasaje de Concha de Fierro en La feria, el autor recurre al tratado El himen en México (1885), de Francisco Flores (primo, por cierto, del poeta Manuel M. Flores).

Si Arreola es un innovador es, en buena medida, porque cambió el rumbo de la literatura mexicana y “posibilitó una escritura cuya condición de ser radica en la apertura, la hipertextualidad y la fusión de fronteras genéricas”. Vázquez aprovecha para lanzar una crítica de los críticos de Arreola (también de Rulfo): resalta malentendidos y delata malas o nulas lecturas. Denuncia cómo ciertos “rulfistas” que niegan todo influjo de Arreola en Rulfo han inventado a los “rulfistas herejes”.

En cuanto a Juan Rulfo, una de las contribuciones de Vázquez es señalar equívocos, desaciertos editoriales e imprecisiones de algunas ediciones críticas. El autor tiene el propósito de “hacer sugerencias que conduzcan hacia una verdadera edición crítica de la obra completa de Rulfo”. La indignación de Vázquez, por ejemplo, contra las erratas —y contra ciertas ediciones de Rulfo, como algunas españolas— es legítima y comprensible. A causa de éstas ha habido críticos que han hecho lecturas erróneas, malas interpretaciones y, por ende, críticas falsas. Aclaro: es como si un violinista tocara una partitura clásica llena de erratas o errores; o como si un chef leyera una receta alejada de la voluntad real del creador. Lo mismo ocurre con la literatura. Para el lector serio, es grave encontrarse con un Rulfo mal editado.

Pero el libro de Vázquez no sólo se concreta a indagar en los géneros y a denunciar la pereza, desidia o mediocridad de críticos y editores. También establece un diálogo fructífero con algunos teóricos de la literatura, como Gadamer, Todorov y Blanchot, pero sobre todo con Gérard Genette, de quien toma conceptos que hoy son clave para profundizar en ciertos aspectos del fenómeno literario. Por supuesto, Vázquez dialoga también con la crítica especializada en Rulfo y Arreola, y con otras muchas obras y autores de la tradición cultural occidental, como Erasmo, Góngora, Cervantes, Pellicer y Borges, para citar a unos cuantos.

Aunque escritores disímiles en muchos aspectos; aunque poéticas divergentes, Rulfo y Arreola, además de ser contemporáneos, se caracterizan por la brevedad e intensidad poética de sus obras. La voluntad de forma en ambos, su proceso de selección y combinación, los hace ser poetas más que prosistas, como lo fue Baudelaire aun en muchos de sus escritos en prosa, desde La Fanfarlo hasta Le Spleen de Paris. Le guste o no a muchos lectores, Rulfo y Arreola son imprescindibles en una historia de la literatura mexicana del siglo xx. Su influjo y fuerza persisten a pesar de los años, y casi una biblioteca podría llenarse con las tesis, interpretaciones y análisis de todo género (y desde muchos puntos de vista) que han elaborado los lectores que cultivan sus obras. Vázquez se ha ocupado con erudición de los cultivadores porque también él es uno de ellos. Su minucioso libro es una contribución invaluable para penetrar más en las obras de dos jaliscienses ya clásicos de nuestras letras.

Felipe Vázquez, Rulfo y Arreola. Desde los márgenes del texto. Universidad Autónoma de la Ciudad de México, México, 2010; 293 pp.