Este lunes, el gobierno de Estados Unidos anunció una nueva estrategia contra las organizaciones criminales transnacionales, dentro de la cual adoptó un nuevo paquete jurídico para golpear a las mafias, sobretodo a la mexicana, rusa, italiana y japonesa.

El lanzamiento de la estrategia, anunciado por el presidente Barack Obama, se realizó en un evento con los principales encargados de seguridad del gobierno, como la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano; el fiscal general, Eric Holder; el zar antidrogas, Gil Kerlikowske, y el director de Inteligencia Nacional, James Clapper.

El decreto “bloquea todos los bienes ubicados en Estados Unidos o poseídos por ciudadanos estadounidenses en los que las organizaciones criminales internacionales tienen intereses”.

Esta estrategia responde al “creciente tamaño, alcance e influencia del crimen organizado transnacional y su impacto en la seguridad estadounidense e internacional, lo que lo convierte en una de los principales retos”, señaló Obama en su discurso de presentación de la nueva iniciativa.

Una de las principales herramientas es la aplicación de nuevas sanciones económicas contras los Zetas mexicanos, los Yakuza japoneses, la Camorra napolitana (Italia) y una organización de los países de la ex Unión Soviética.

También, la iniciativa contra el crimen organizado —la primera en quince años—, prevé la prohibición de entrada a Estados Unidos a las personas ligadas a las mafias; establece un nuevo plan de recompensas para capturar a los líderes criminales, y crea un nuevo grupo para coordinar las acciones de las diferentes agencias de seguridad estadounidenses.

El crimen organizado obtiene ganancias anuales de entre 1.3 y 3,3 billones de dólares (entre 2 y 5 por ciento del PIB mundial), por lavado de dinero, entre 750 mil y 1 billón de dólares por narcotráfico y 500 mil millones por productos falsificados, según los datos divulgados por la Casa Blanca.

Según Washington, en América Latina las principales áreas de preocupación son México y América Central.