Antonio Cerda Ardura y Susana Hernández Espíndola

Sobre Cantinflas, uno de los grandes ídolos de México, se han escrito miles y miles  de cuartillas. Fortino Mario Alfonso Moreno Reyes es, sin duda, uno de los personajes más conocidos en la historia del país. “Oiga usted, joven, ¡qué falta de agricultura!”. Sin embargo, quedan aún aspectos no tan conocidos de la vida del gran mimo que, con motivo de que se cumple este viernes el centenario de su natalicio, valen la pena recordar.

 

Secuestrado por “Tirofijo”

Créalo o no, una anécdota sobre Cantinflas tiene relación con una de las figuras más importantes de la historia contemporánea colombiana, a quien se le conoció como “el guerrillero más viejo del mundo”, fundador y máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Se trata de Pedro Antonio Marín, un campesino que nació en Genoveva, Quindío, en el centro oeste de ese país ,el 12 de mayo de 1930, y trascendió universalmente bajo el alias de Manuel Marulanda Vélez o “Tirofijo”, supuestamente por su fama de que “donde ponía el ojo, ponía la bala”.

El heroico o diabólico “Tirofijo”, según desde donde se mire, falleció de un ataque cardíaco el 26 de marzo de 2008, aún alzado en armas desde aquel, 9 de abril de 1948, cuando, como leñador de filiación liberal tuvo huir de la policía.

Por razones que corresponderían a un reportaje distinto, la biografía de “Tirofijo” tomó dimensiones de leyenda en la imaginería popular, al frente de las FARC, proclamadas en 1966.

Pero un día que Cantinflas estuvo en Bogotá, en una de sus múltiples visitas a Colombia, el cómico se topó con el guerrillero.

El gran Cantinflas salía del hotel en el que se hospedaba, rodeado de sus guardaespaldas, pero en un pestañeo de los agentes el actor desapareció. Durante horas no se supo de su paradero y, justamente, cuando el nerviosismo crecía y estaba a punto de desatarse el escándalo por su extrañísima ausencia, Cantinflas apareció caminando, muy tranquilo, en el lobby del hostal.

¿Y dónde se había metido? Pues resulta que “Tirofijo” lo mandó secuestrar. El líder guerrillero celebraba una fiesta y quiso conocer en persona a su ídolo mexicano. Y es que como en el resto de América Latina, las películas de Cantinflas eran siempre esperadas y un referente en Colombia, incluso para los alzados en armas.

Cuando “Tirofijo” tuvo cerca al señor Moreno, le dijo: “Discúlpeme, Don Mario, comprenderá que esta era la única forma en que podía conocerlo”.

Sin duda, en esa ocasión las FARC, de no haber sido el secuestrado esta leyenda, se hubieran allegado muchísimo dinero para su causa.

 

¿El nuevo “Avispón Verde”?

Se supone que Cantinflas hizo solamente dos películas en Estados Unidos: Pepe y La vuelta al mundo en 80 días. En la primera, en el papel estelar, el mexicano fue acompañado por los norteamericanos Shirley Jones, Dan Dailey, Sammy Davis Jr. y Bing Crosby, y el galo Maurice Chevalier. En la segunda, Cantinflas trabajó al lado del inglés David Niven y del francés Fernand Joseph Desiré Constandin o Fernandel.

Según los que saben, su comedia no hubiera funcionado hablada en inglés, ya que lo que hacía Cantinflas, es decir, “cantinflear” (verbo incorporado al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en 1992), resultaba intraducible.

Para los expertos en cine, el trabajo de Cantinflas en Hollywood no fue importante ni trascendente para la industria cinematográfica mexicana, pues lo que importa fueron las películas monocromáticas que hizo en nuestro país, en los años 30 y principios de los 40. Es decir: la incursión de Cantinflas en el cine estadounidense apoyado por Columbia Pictures, más bien fue un simple reconocimiento a su carrera y su fama.

Pero Cantinflas hizo una tercera película, que al parecer, quedó enlatada (¿sería tan mala?), bajo la batuta, ni más ni menos, que de Norman Foster, director de la clásica serie de televisión El Avispón Verde.

¿Cantinflas se convirtió aquí en una nueva versión de ese personaje?

En realidad no se sabe. Con 98 minutos de duración y realizada en 1969, esta cinta llevó el título de The Great Sex War (“La Gran Guerra del Sexo”), y se anunció como una comedia cómica escrita por Byron Haskin, Alex Gottlieb y Dirk Wayne Summers; producida por estos dos últimos, junto con Martin Rackin, y protagonizada por James Franciscus, Joan Marshall (quien originalmente iba a ser “Lily” en la serie de TV La Familia Monster) y George Raft.

En una intriga de científicos y agentes, y hasta con un director de la CIA (Fred Otash), el señor Moreno interpretó a un personaje llamado “General Marcos”.

Cinerama tuvo en algún momento los derechos del filme en Estados Unidos, pero nunca se estrenó de manera oficial. Y eso que la fotografía estuvo a cargo de Gabriel Figueroa.

 

“¿A qué me dedico?”

En su paso por los Estados Unidos para promocionar la película Pepe (que se estrenaba el 21 de diciembre de 1960), un desenvuelto Cantinflas apareció en el programa de televisión de la cadena CBS, What’s My Line? (“¿A qué me dedico?”), que se transmitía desde Nueva York.

Esta serie semanal dominical de concursos, era producida por Mark Goodson y Bill Todman y conducida por John Charles Daly. El programa presentaba un panel de cuatro personas que, con los ojos cubiertos, interrogaban a los concursantes, normalmente celebridades, hasta adivinar su profesión. El 18 de septiembre de ese 1960, Cantinflas fue el invitado y contestó las preguntas de la columnista Dorothy Kilgallen, la actriz Arlene Francis, el publicista Bennett Cerf y el comediante Joey Bishop, tratando de confundirlos al usar, inteligentemente, monosílabos en francés, alemán, inglés y español. Francis finalmente descubrió la identidad del misterioso invitado, al inquirir: “¿Está usted considerado como el más grande actor de México?”. Cantinflas miró hacia arriba, sin contestar, pero Francis de inmediato confirmó que se trataba del famoso cómico.

Esta es aquella presentación:

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Los cortometrajes

Cantinflas debutó en el cine, en 1936, en No te engañes corazón, con Carlos Orellana y Sara García, realizando algunas intervenciones de carácter secundario en películas de largo metraje. Sin embargo, entre 1939 y 1940 trabajó en por lo menos cinco cortometrajes para Posa Films que hasta hace muy poco tiempo eran prácticamente desconocidos y se encontraban celosamente resguardados en la filmoteca de la UNAM. En esta serie el mimo sentó las bases de lo que sería su gran personaje cinematográfico.

Siempre listo en las tinieblas

De 1939, data Siempre listo en las tinieblas, dirigido por Fernando Rivera, que se ubica en un género descrito como “episodios cortos de la vida vernácula mexicana”. Mario Moreno no es todavía aquí el “peladito” chaplinesco, sino un burgués, “Chencho Albondigón”, cuya afable vida al lado de su mujer, la “señora Albondigón” (Chelo Gómez), es interrumpida por la intrusión nocturna en su casa de un ladronzuelo conocido como “El Boinas”. El cobarde Chencho es azuzado por la esposa para que vaya y enfrente al intruso. “Chencho”, a regañadientes, llega a una sala, pregunta si hay alguien allí, y “El Boinas” contesta que no. “Chencho” regresa a su cama a seguir durmiendo y, al final, atrapa al ratero cuando ya huía con el botín. Al amanecer, durante el desayuno “Chencho” cantinflea al leer el períodico que narra su hazaña. La trama finaliza cuando, en un alarde de su valor, dispara el revolver que tiene en la mano y el techo se desploma sobre él.

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Jengibre contra Dinamita

Otro corto de 1939 es Jengibre contra Dinamita, algo así como un reportaje publicitario del refresco Ginger-Ale, de Canada Dry, de donde viene el título, también dirigido por Fernando Rivera.

Cantinflas, que viene de “allá” y se hace llamar “Bala-Fría”, arriba a una cantina de pueblo, con un hatillo al hombro, en la que comienza a coquetear con “Chila” (Gloria Marín), golosa bebedora de bebida de jengibre e hija de un tal “don Cleto”. El recién llegado comienza a importunar a unos jugadores de dominó, entre los que se encuentra un matón llamado “Ojo-Tapado”, quien sólo bebe aguardiente con pólvora. Ya enojado, el malvado “Ojo-Tapado” decide dar una lección a “Bala-Fría”, quien lo elude hábilmente hasta que detiene al “abusativo” a punta de pistola. La recompensa por agarrar al malo son cinco mil pesos y la mano de “Chila”. La pareja se fotografía al final, mientras los invitados a la boda brindan con Canada Dry.

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Cantinflas boxeador

En 1940, el mimo participó en el corto Cantinflas boxeador, al lado de Chelo Gómez, Wilfredo Moreno y el lituano Estanislao Schillinisky, quien formaría después dúo con Manuel Palacios Sierra “Manolín”, igual bajo la égida de Fernando Rivera.

La trama es la clásica aventura del boxeador por casualidad, que intenta luchar con calzones subido a un ring, noqueando al público de risa.

El guión fue escrito por Schilinsky, en colaboración con F. J. Villareal.

Cantinflas y Schilinsky, que se conocieron en 1929 en una carpa cuyo dueño era el ruso exiliado, Gregor Ivanov, se casarían con dos de las hijas de este empresario Valentina y Olga Ivanova Zubareff, respectivamente.

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Cantinflas ruletero

No podía faltar en la filmografía de Mario Moreno un taxista. Cantinflas ruletero es un corto publicitario de la Chevrolet, de 1940, el último dirigido por Rivera. En el papel de “Baldomero”, el cómico aparece de nuevo con Gloria Marín, “Rosita”, a quien rescata de una agresión callejera. Ella lo lleva a su casa a conocer a su madre, María Calvo, y a sus otras cuatro hermanas. Todas ofrecen regalarle al héroe un automóvil nuevo, que “Baldomero”, sin vacilar, demanda que sean Chevrolet. El corto concluye con cinco chicas como sugestivas taxistas en el “Sitio de Cantinflas – El sitio mejor sitiado”.

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Cantinflas y su prima

Cantinflas y su prima fue un corto más de 1940, en el que el cómico reaparece con Schilinsky, autor del libreto, esta vez con Carlos Toussaint como director.

Chelo Gómez hace el papel de “Inés”, la inquieta esposa de “Gonzalo de Aúlla y del Toro” (Schilinsky), la cual se divierte con numerosos “primos”. Cantinflas es un fontanero al que doña “Inés” intenta seducir, hasta que casi lo tiene en sus garras, de no ser por la aparición de uno de sus primos (Wilfrido Moreno) que despide al inocente trabajador. Cantinflas pone sobre aviso a Gonzalo para que éste se enfrente al amante y, a río revuelto, él se quede con la “changuita”. Tras de que arregla un duelo entre los hombres en disputa y se dispone a reclamar el amor de “Inés”, la mujer aparece con su nuevo amante (Tito Novaro).

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En ese 1940, por supuesto, Cantinflas aparecerá en Ahí está el detalle, con su personaje totalmente cuajado que lo llevará al pináculo de la fama.

Fotos: www.bogota.gov.co y archivo.