El último domingo de julio, asistimos al World Trade Center a invitación de Marcelo Ebrard, en donde ante una concurrencia de aproximadamente tres mil entusiastas asistentes presencié lo que la gran mayoría entendió como una especie de “destape definitivo” de Marcelo en pos de una candidatura a la Presidencia de la República. Sin embargo, dicho destape jamás ocurrió, cuando menos de forma oficial, porque en su discurso el jefe de Gobierno del Distrito Federal así lo dio a entender.

Pero lo que sí nos quedó muy claro a todos fue que finalmente Ebrard delineó su plataforma política y bajo el título de Un nuevo camino para México hizo varios pronunciamientos contundentes y con dedicatoria, sobre todo cuando mencionó que en el país se debe combatir la delincuencia, pero no con una guerra, sino saliéndonos de la lógica de ésta, porque “la guerra elimina los derechos, promueve la violencia y conduce al desastre”, aseguró.

Respecto a esta nueva organización, mencionó que no es un nuevo partido político, al tiempo que enfatizó que la solución a los problemas de México está en la solución está en la izquierda y que él solo participará como abanderado de un partido “zurdo” en las próximas elecciones federales.

Entre los asistentes y en claro apoyo a Ebrard vimos a los gobernadores Angel Aguirre y Mario López, ambos en primera fila; desde luego también estaban Manuel Camacho Solís y casi todo el gabinete local.

Y, claro, muchos de ellos tratando de aprovechar los reflectores para levantar la mano de cara a la elección para jefe de Gobierno del Distrito Federal, como Mario Delgado, Alejandro Rojas, Alejandra Barrales, Armando Quintero y el que resultó ser el más popular para las cámaras y micrófonos ese domingo: el senador guanajuatense Carlos Navarrete.

La ausencia más notable fue la de Gabino Cué y a quien Marcelo apoyó con su presencia en varios eventos de campaña, con lo que el oaxaqueño dejó muy en claro que no es un hombre de muchos compromisos y lealtades.

No podían faltar Amalia García (incondicional de Marcelo), Graco Ramírez y desde luego los Chuchos Zambrano y Ortega
Total, como conclusión, Ebrard finalmente dio por concluida su relación con aquel quien durante tanto tiempo se refirió a él como “mi hegggmano Margggelo” y de paso dejó en claro que no piensa apoyarlo nuevamente por no convenir a sus propios intereses.

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