La violencia es un fardo pesado que se ha expresado reiteradamente en Michoacán, parafraseando a Joan Manuel Serrat, “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”, aunque la inseguridad es una pandemia nacional, en la tierra del presidente Felipe Calderón cobró una trascendencia superlativa.

Es la inseguridad una asignatura pendiente que merma inversiones, certidumbre, pulveriza al tejido social. Aquella noche aciaga del 15 de septiembre del 2008 en que detonaron dos granadas en pleno centro histórico de la antigua Valladolid se marcó un parteaguas, zonas minadas por el crimen organizado, ejecuciones, un rostro cruento y desfigurado.

Los gobiernos estatal y federal han reflejado su mezquindad al repartir culpas aunque el ciudadano común desea respuestas, en vísperas de comicios todo tema adquiere un matiz político, cada cual buscará obtener provecho habida cuenta que la ética ha sido enviada de vacaciones.

Recientemente en Torreón detonó una balacera en las inmediaciones del estadio de futbol en esa zona lagunera, el caos llegó por sorpresa, la angustia se potenció en esos momentos de incertidumbre. Algo similar se registró el domingo 21 del mes en curso en un conocido y concurrido centro comercial de Morelia en que unos maleantes entraron a una joyería para sustraer piezas de valor, lesionar guardias, lo que motivó una movilización policial ante la sorpresa desagradable de clientes y personas que llegaban a dicha plaza.

Aunque algunos funcionarios afirman, con aires categóricos, que se trata de percepciones, lo cierto es que Michoacán hace mucho enfrenta serias amenazas y no puede taparse el sol con un dedo.

Los índices delictivos se han incrementado en los últimos años ante el avance de poderes fácticos, particularmente delincuencia organizada, la cual merma condiciones de convivencia porque esta realidad es temible.

Los candidatos a la gubernatura michoacana deben proponer medidas convincentes para atacar este flagelo, el cual no puede trivializarse porque es sensible, ostensible, inaplazable.

Los dirigentes de los partidos políticos nacionales debieran guardar sus balas de salva y gracejadas ridículas para construir un catálogo de propuestas, tejer fino políticas públicas que contribuyan en serio, de verdad para aminorar estos males que de repente hacen que Michoacán padezca un Apocalipsis now.

En amplias porciones de territorio michoacano la seguridad hace mucho tiempo es una utopía, una quimera, los retenes ilegales, la extorsión y la impunidad son jinetes apocalípticos que generan malestar, temor, zozobra.

No sería correcto que los candidatos se enfrascaran en un debate estéril para mostrar sus prendas impregnadas de diatriba para dejar fuera de la discusión el tema de la inseguridad, la responsabilidad de los actores políticos es mayúscula para la conducción de campañas con alto contenido, los componentes de las mismas son atípicos.

Por ejemplo, el PRI ha destronado al PRD en cuanto a preferencias por la Presidencia de la República, también Enrique Peña Nieto va a la cabeza, ello puede tener un rebote que beneficie a Fausto Vallejo Figueroa para recuperar la gubernatura tras dos gobiernos perredistas con Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy Rangel.

El PRD está ante un escenario más complejo que en las anteriores elecciones, las figuras de algunas corrientes internas figuran en las listas plurinominales, Enrique Bautista Villegas, segundo lugar en la elección para la candidatura al gobierno estatal fue marginado de dicho listado, su allegado Víctor Lenin Sánchez se fue al número ocho con posibilidades casi nulas de alcanzar una curul.

Cristina Portillo, Selene Vázquez, dos candidaturas para el PT, así como una para el diputado federal figuran en esa lista, ahora viene el procesamiento de todo ello.

La campaña de Luisa María Calderón muestra modificaciones, ya no la coordinará el ex diputado Noé Navarrete, en prensa ya no estará el ex diputado petista Luis Patiño Pozas, al parecer llegarán refuerzos del Comité Ejecutivo Nacional.

Todo es ebullición, velar armas, esperar noticias y forzar escenarios. Sólo que los candidatos aún no acentúan sus propuestas porque oficialmente las campañas no comienzan, pero la inseguridad, esa sí continúa.