Por Martin Tavira Urióstegui

Ante el umbral de la campaña electoral a nivel nacional y en el estado de Michoacán, es tema recurrente el relativo a las alianzas entre los partidos políticos. Al respecto, hay necesidad de hacer algunas precisiones. Si se nos permite, daremos nuestros sencillos puntos de vista.

En primer lugar, hay que distinguir partidos, movimientos, frentes y alianzas.

¿Qué es un partido político? 1) es una organización permanente, con dirección única; 2) se finca en tres documentos básicos: declaración de principios, esto es, sus ideas doctrinarias básicas; programa permanente, que recoge sus objetivos esenciales; estatutos, que establecen las normas que rigen su vida interna; 3) posee una línea estratégica y táctica, es decir, sus métodos, sistemas o caminos de lucha.

La estrategia tendría que ver con la acumulación de fuerza, para ganar la batalla política. La táctica sería la eficacia para mover la fuerza de que se dispone a la hora del combate político. La estrategia y la táctica tendrían que responder a la pregunta: ¿cómo conquistar el poder, o por lo menos influencia para lograr el cumplimiento de las metas que el partido quiere alcanzar?

Si hemos de hablar en sentido estricto, un partido político no puede concebirse como una agrupación que está por encima de los intereses de los sectores y clases sociales, como una organización que sirve a la “armonía” de la sociedad. Por eso, un partido político es unilateral y no puede servir a la “pluralidad”.

Así entendidos, los partidos políticos, en rigor, surgieron tardíamente en la historia: cuando el sistema capitalista llegó a su madurez, en su etapa industrial, cuando se liquidaron las relaciones feudales y las clases sociales quedaron bien diferenciadas, entre el proletariado y la burguesía. Por eso se dice que la primera organizaci6n con rasgos de partido político fue la de los cartistas en Inglaterra, que no tan sólo reclamaban el mejoramiento económico de los trabajadores, sino también sus derechos políticos, como el sufragio universal. La otra organizaci6n obrera surgió en Francia con la Liga de los Justos, tambi6n en los años treinta, transformada en 1847 en la Liga de los Comunistas.

En México, los partidos políticos reales comienzan a perfilarse ya en el siglo XX, pero fundamentalmente después del triunfo de la Revolución Mexicana de 1910-1917. Antes sólo hubo movimientos sin estructura rígida de un verdadero partido. Los movimientos no son organizaciones permanentes. Se hacen y se deshacen. Responden a problemas concretos. En ellos intervienen partidos, organizaciones sociales y personalidades. Por eso son plurales. Por ejemplo, frente a la expropiación petrolera se dio un gran movimiento para apoyar la medida patriótica del presidente Lázaro Cárdenas.

Los frentes son movimientos, con cierta estructura y coordinaci6n que los hace m6s 6giles y din6micos. por ejemplo, para hacer frente al peligro del fascismo, bajo el impulso de la Internacional que dirigía Jorge Dimitrov, a partir de su VII Congreso, se formaron los frentes populares, en donde cabían todos los antifascistas, la burguesía en sus diversos niveles; y el movimiento obrero, nacional e internacional. El Frente Amplio, en Uruguay ha tenido vigencia durante largos años. Su dirigente más destacado fue un militar: el general Seregni

Las alianzas se forjan generalmente —no siempre— al calor de las contiendas electorales, porque como se ha dicho: en política sumar fuerzas es multiplicar. Pero no tiene sentido hablar de alianzas en abstracto. Las alianzas tienen que darse alrededor de un programa. Deben ser un compromiso para cumplir metas precisas, no vagas. Son los programas los que deben hacer posibles las alianzas, no los principios, porque éstos no se pueden negociar. Por eso es incorrecto hablar de que partidos con principios distintos u opuestos no pueden aliarse. Es la plataforma con puntos muy claros los que pueden hacer posible una alianza.

Nos parece absurdo que un partido —los dirigentes del PRD— hablen de la necesidad de una alianza con el PAN para derrotar al PRI. ¿Y el programa? No importa. Esta política, en su peor sentido, es de un barato pragmatismo. Ahí están las experiencias en varios estados en donde “triunó” la alianza PRD-PAN. ¿Quién salió ganando? Ojalá en Michoacán se aprendan las lecciones.