Por Juan Barrera Barrera

Había perdido las elecciones legislativas intermedias del 2009, también perdió a su esposo, Néstor Kirchner, cabeza del grupo político denominada los K dentro del peronismo federal, la situación económica le estaba resultando incontrolable y enfrentada al poderoso monopolio de medios de comunicación de la familia Noble y a los terratenientes productores agrícolas

Cristina Fernández de Kirchner transitaba por un camino escabroso y algunos sectores poderosos pronosticaban una caída vertical en su futuro político inmediato. El año pasado contaba con el 10 por ciento de aceptación, hace un mes subió como espuma al 50 por ciento. El domingo 14 de agosto puso a prueba su gestión en las elecciones primarias. El resultado: un triunfo aplastante.

Ese día los electores argentinos acudieron a las urnas con un nuevo modelo electoral que todos los partidos políticos votaron por unanimidad en 2009, una suerte de mayor certeza de los electores sobre los candidatos. Así, las Primarias Abiertas Simultáneas Obligatorias (PASO) se estrenaron con una victoria contundente de la fórmula del Frente para la Victoria.

En este nuevo sistema,  la norma electoral establece la obligatoriedad para todas las formaciones políticas de concurrir a elecciones primarias entre todos los candidatos presidenciales, diputados y senadores  en una misma fecha, con miras a la primera vuelta de las elecciones del 23 de octubre. Los ciudadanos votaron listas de precandidatos a presidente y vicepresidente, 130 de diputados a nivel nacional y 24 de 72 senadores.

Se registraron 10 fórmulas (siete pasaron la prueba), pero escasos proyectos y propuestas. Las oposiciones peronistas divididas (Duhalde y Rodríguez Saá), de la derecha y de la izquierda se desgastaron en sus críticas al gobierno, en sus ambiciones y en descifrar la maraña de la unidad opositora y de las coaliciones, y cuál de éstas y qué candidatos les podría redituar más ganancias en la pesca de votos.

Fue una victoria aplastante, ya que la fórmula Cristina Fernández-Amado Boudou (presidente y vicepresidente) obtuvo el 50.07% (10 millones 363 mil 319 votos) de la votación. Sus más cercanos fueron las fórmulas de Ricardo Alfonsín-Javier Rodríguez Fraga (12.17%), de la Unión por el Desarrollo Social; Eduardo Duhalde-Mario Das Neves (12.15%), del Frente Popular; la sorpresa la dio el Frente Amplio Socialista, Hermes Binner-Norma Morandini (10%), y torció un tercer empate técnico.

La fórmula del ex presidente Alberto Rodríguez Saá-José María Vemet, de la Alianza Compromiso Federal, con un 8% resultó un fiasco. La aguerrida derechista con su Coalición Cívica, Elisa Carrió-Adrián Pérez con apenas el 3.7% y anunció su retiro de las generales. Jorge Altamira, del Frente de Izquierda, apenas logró rebasar el 1.5% de los votos necesarios para pasar a las elecciones generales de octubre.

Las PASO, no sólo mostraron las fuerzas y debilidades de unos y otros, sino que fueron un ejercicio plebiscitario de respaldo a la administración de Cristina Fernández y un ensayo general para las presidenciales de octubre próximo, en donde el oficialismo kirchnerista, dadas las cifras de los sufragios de las primarias (ganó en 23 de 24 provincias), esperará obviar la segunda vuelta. El cristinazo, además, terminó por exhibir a una oposición mezquina, disgregada, atomizada, dividida que ahora se rasga las vestiduras y mira para todos lados buscando culpables de su fracaso.

Sin posibilidades de revertir los resultados del domingo 14, la nueva estrategia opositora, más realista por cierto, mira hacia el Congreso Nacional. Nadie quiere ceder a favor de otro, porque además la ley limita el juego de los precandidatos pre4sidenciales.

Hermes Binner, gobernador de Santa Fe y primer mandatario estatal socialista de Argentina, que no quiere saber nada de alianzas con de las demás oposiciones a la Casa Rosada, es quizá el candidato que podría atraer el sufragio peronista no oficial y de los electores decepcionados de las demás fórmulas políticas, ya que tiene una visión a futuro, al 2015, a diferencia del radical Alfonsín y del peronismo disidente, Duhalde y Rodríguez Saá de visión muy inmediatista.

Mientras radicales y peronistas opositores intentarán en las elecciones generales del 23 de octubre ganar el Congreso Nacional y evitar la hegemonía del Frente para la Victoria, el kirchnerismo va PASO a PASO hacia la reelección y consolidación que garantizaría tres mandatos consecutivos desde que el peronismo de izquierda ganó en 2003 con Néstor Kirchner y que se podría alargar hasta el 2015.