Enrique Peña Nieto

Por Yazmín Alessandrini

Sexto y último informe de gobierno de Enrique Peña Nieto como gobernador del Estado de México. Ante una concurrencia calculada en poco más de 2 mil 500 personas que abarrotaron el Teatro Morelos de Toluca, el todavía mandatario mexiquense (en cuatro días entregará la batuta a Eruviel Avila Villegas) mostró esas hechuras de estadista que hace seis años no le conocíamos y, con gran sobriedad, en su discurso, haciendo a un lado siglas y partidismos, de manera muy educada agradeció al presidente Felipe Calderón y cuando llegó el momento de dirigirse a su sucesor lo hizo con clase: “Enhorabuena, señor gobernador”, le dijo a Eruviel.

Durante su discurso, sobrio y respetuoso, Peña Nieto enfatizó frecuentemente el valor de todos los compromisos que firmó ante notario público durante la campaña proselitista previa a asumir como gobernador del Estado de México y que, uno a uno, fue cumpliendo puntual y cabalmente hasta completar 608. Las cifras, los resultados, los programas, los beneficios, las acciones, el impacto social y económico de éstos, ahí están; el juicio de su gestión ya le corresponderá a todos aquellos que se dedican a estos menesteres.

De momento, y a cuatro días de comenzar a enfocar todas sus baterías a la campaña que tiene como objetivo principal acceder a Los Pinos en 2012, el todavía gobernador mexiquense está convertido en un político sólido, carismático y popular.
Salvo que ocurra una catástrofe (cosa que veo muy poco probable), Peña Nieto va montado en caballo de hacienda para convertirse en el próximo presidente de la república. Al interior de su partido no tiene rival (el sonorense Manlio Fabio Beltrones luce solidario hacia la candidatura del mexiquense) y hablando de sus adversarios blanquiazules y amarillos… ¡puff!, no hay ni a cuál irle: Marcelo Ebrard tiene bártulos, pero le falta oficio; el Peje… bueno, el Peje es el Peje; y con los panistas, mejor ni desperdiciar tinta o teclazos, están hundidos en la ignominia.

Así que con la experiencia, las tablas y el nivel que adquirió durante este sexenio en el Estado de México, Peña Nieto luce como la apuesta más segura para Los Pinos durante el periodo 2012-2018.

La hora de la verdad ha llegado para Enrique, es hora de que se convierta en el comandante en jefe que requiere el PRI para regresar a la Presidencia de la República después de dos sexenios de desastre blanquiazul. El está llamado a ser la cabeza de un proyecto renovado y está obligado a desmarcarse de tantos y tantos procesos priístas que en el pasado sólo le trajeron decepción a los mexicanos. Su personalidad, el quehacer político acumulado y su actitud lo convierten per se en el gran líder político que su partido tanto anhelaba.

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