Hoy se cumplen 10 años de los inesperados y terribles ataques a los Estados Unidos, epicentro del imperio capitalista, tan globalizado como inestable, y cada vez más inconsistente y mundializado, con la agudización de sus contradicciones y el andar de los años.
¿Qué pasó en realidad ese 11 de septiembre del 2001? Los efectos epidérmicos todos los observamos azorados; pero en el fondo han quedado muchas dudas, y se han publicitado todo tipo de versiones.
La perversidad manifiesta en esas embestidas terroristas es clara. La multitud de muertos fue real y dolorosa. Las pérdidas fueron cuantiosas sin lugar a dudas. El efecto en todo el planeta, por esa agresión, lo seguimos padeciendo, o lo siguen gozando, según el caso.
Pero, ¿quiénes fueron los hechores intelectuales?, ¿y cuál fue su motivo? No hay duda que algún día lo sabrá la humanidad; mientras, lo seguro es que aumenta año con año el número de personas que no aceptan la versión oficial, y que enrarecen el ambiente con relatos intrépidos.
Y es que la desconfianza en el poder, tanto en el público como en el privado, también se ha globalizado. En todo México podemos encontrar ejemplos de ello, y al más alto nivel. Al presidente Felipe Calderón le escuchamos desconfiar franca y claramente, al iniciar el duelo nacional por los muertos en el casino Royale de Monterrey, del gobierno de los Estados Unidos, culpándolo de lo que aquí nos acontece: “…también ustedes son responsables”.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, aseguró que si el presidente Calderón no hubiera lanzado la actual estrategia para combatir la delincuencia organizada y el narcotráfico, México estaría gobernado por los criminales, enderezando, así, una actitud de plena desconfianza en Vicente Fox, respecto a su administración presidencial, y su postura actual ante la delincuencia organizada: flexible, y afecta a la negociación. Y, desde luego, todos desconfían de Cordero, por su torpeza.
En esa misma guerra de las desconfianzas encontramos los decires de Fox: “Desconfiamos de la estrategia ejecutada por el presidente Felipe Calderón, pues nos ha llevado a una escalada del problema… Mi evaluación es que la violencia no acaba con la violencia… El Ejército no es el instrumento adecuado para tareas policiacas y… frecuentemente se violan derechos humanos”.
Esa desconfianza encuentra muchos ejemplos en Michoacán. La mayoría vemos con suspicacia al candidato panista a la gubernatura Luisa María Calderón Hinojosa, siempre tan protegida por el Estado Mayor Presidencial. Con ellos la Cocoa tiene la seguridad de que profundiza un alejamiento con la población ciudadana o, al menos, no puede lograr el acercamiento personal necesario para la obtención del voto, por más que use medios masivos de comunicación costosísimos.
Genera reconcomio el candidato perredista a la gubernatura Silvano Aureoles Conejo, hacedor de tanto acarreo de personas, y gastador de tanto dinero, pues ya lleva derrochado, a la vista, 10 veces el tope de los presupuestos legales de campaña. ¿De dónde están sacando tanto dinero? Pero, además, este candidato pasa en cosa de segundos de victimario a víctima, pues lo mismo agrede sin ton ni son a sus contendientes, que denuncia que pronto lo van a relacionar con el también perredista Julio César Godoy Toscano.
Ante ese océano de desesperanza, el candidato priísta Fausto Vallejo Figueroa inició su campaña en una reunión con universitarios nicolaítas, en donde imperó un ambiente académico, de reflexión sobre los graves problemas por los que atraviesa Michoacán, y México.
Fausto es el único candidato a la gubernatura egresado de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en donde también fue maestro de ciencia política. Después, enarbolando el espíritu nicolaíta asistió a un mitin en la Plaza de los Mártires de Uruapan, en donde bajo una lluvia torrencial el pueblo ahí reunido, cubriendo la plaza y los portales, mostró su ánimo de participación para cambiar todos los males perredistas y panistas que están ahogando al estado.
Total, habiendo por doquier tanta desconfianza, siempre es bueno tener la expectativa en alguien que, con autoridad moral, tiene la capacidad para organizarnos, a efecto de empezar a resolver los problemas que han generado los malos gobiernos.
Hace 10 años que en Michoacán, y en Morelia, las fiestas patrias se vivían a plenitud, con manifestaciones festivas que cubrían todo el centro histórico a lo lago y a lo ancho. Verbenas, castillos, grito, música, comercio ambulante propio de la época, variedad de comidas, desfiles, kermeses.
El 16 y el 30 septembrinos eran los ejes principales de las conmemoraciones de los demás días. Todo el mes era una fiesta, en donde la alegría campeaba en recuerdo de los héroes que nos dieron patria, pero en satisfacción gozosa de los asistentes.
En este año 2011, al respecto, se han hecho varias encuestas, dando por resultado que nadie cree en la policía ni en el gobierno ni en la seguridad, y todos quieren que se termine la violencia; por esto, el día de la elección iremos a votar en legítima defensa, en contra de los perversos, y a favor de Michoacán.