Patricia Gutiérrez-Otero
La esposa del fallecido compa Dionisio: El mensaje al compañero Javier Sicilia y a otros compañeros que han muerto sus hijos pues ánimo en su lucha, que no dejen de luchar, es el mensaje para luchar juntos.
El otro día una querida amiga adherente a la Otra Campaña comentó que entre los compas de cierta ciudad había una fuerte discordancia en relación con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) a causa de los diálogos que éste mantiene con el gobierno.
Hoy llegó a mi compu, la tercera carta que el Sub envía a Don Luis Villoro sobre ética y política.
En el trabajo de unidad ciudadana que he querido apoyar desde este espacio me permito retomar la voz del compa, pues sentimos igual, pero él tiene mucho más autoridad que yo por su compromiso en el terreno.
La quinta parte de la carta lleva el encabezado: ¿Juzgar o tratar de entender?:
“También desde nuestra geografía hemos tratado de seguir con atención el paso del MPJD que encabeza Javier Sicilia. Sé bien que juzgar y condenar o absolver es el camino preferido por los comisarios del pensamiento que aparecen a uno y otro lado del espectro intelectual, pero acá pensamos que hay que hacer un esfuerzo por tratar de entender varias cosas: (…) se trata de una movilización nueva que, en su proyecto de constituirse en movimiento organizado, va construyendo sus propios caminos, con logros y caídas propios. (…) Cierto que arriba llaman la atención e irritan los arrumacos que reciben los responsables directos de tantas muertes y destrucción. Pero abajo vemos que, en familiares y amistades de las víctimas, despierta esperanza, consuelo, compañía.
Nosotros pensábamos que tal vez era posible que se levantara un movimiento que detuviera esta guerra absurda. No parece que así sea (o no todavía). (…) Gracias a esa movilización, las víctimas comienzan a tener nombre e historia. Y la patraña del ‘combate al crimen organizado’ se desmorona.
Cierto que todavía no entendemos el por qué dedican tanta energía y esfuerzos a la interlocución con una clase política que, desde hace tiempo, perdió toda voluntad de gobierno y no es más que una pandilla de facinerosos. Tal vez lo irán descubriendo por sí mismos. Nosotros no juzgamos y, por lo tanto, ni condenamos ni absolvemos. Tratamos de entender sus pasos y el anhelo que los anima.
Pensamos que es lógico que se dialogue con los responsables de los problemas. En esta guerra, es razonable dirigirse a quien la desató y la escala. (…) Sobre las formas que ha tomado ese diálogo, han llovido críticas de todo tipo. No creo que a Javier Sicilia le desvelen las críticas ruines (…) Lo real es que ese movimiento está haciendo algo por las víctimas. Y eso es algo que ninguno de sus ‘jueces’ puede alegar a favor propio.
Por lo demás, ni Javier Sicilia ni algunos de sus allegados desprecian las observaciones críticas que reciben desde la izquierda, que no son pocas y sí son serias y respetuosas. Pero no hay que olvidar que son observaciones, no órdenes. Transcribo el final de una de las cartas privadas que le hemos mandado en que le invito a no abandonar la poesía. Por eso termino estas líneas con estas palabras de John Berger:‘No puedo decirte lo que el arte hace y cómo lo hace, pero sé que el arte con frecuencia enjuicia a los jueces, clama venganza para el inocente y proyecta hacia el futuro lo que el pasado ha sufrido, de modo que no sea jamás olvidado.
Sé también que el poderoso teme al arte, en cualquiera de sus formas, cuando hace esto, y este arte a veces corre como un rumor y una leyenda entre la gente porque le da sentido a lo que la brutalidad de la vida no puede, un sentido que nos unifica, porque al final es inseparable de la justicia. El arte, cuando funciona así, se convierte en el lugar de encuentro de lo invisible, de lo irreductible, lo perdurable, el valor y el honor’.”
Además opinamos que…
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