Entrevista a Javier Jiménez Espriú/Ex subdirector comercial de la paraestatal

Moisés Castillo

Petróleos Mexicanos y Sacyr-Vallehermoso firmaron un pacto para desbancar aparentemente al actual presidente de la española Repsol, Antonio Brufau.

Sin previo aviso al Consejo de Administración de Pemex, el director Juan José Suárez Coppel firmó un acuerdo donde la paraestatal elevó su participación a 9.8% en Repsol, recurriendo a una deuda de mil 200 millones de euros.
Suárez Coppel es amigo personal del presidente de Sacyr, Luis del Rivero, y es aquí donde saltan todas las sospechas.

El objetivo de Del Rivero es tomar el control efectivo de Repsol. Su entrada a la petrolera española en 2006 se hizo a través del endeudamiento. Pidió un préstamo de 5 mil 175 millones de euros garantizado por las propias acciones, que suponía el 80% de su inversión total.

Sacyr en el pasado buscó en Asia aliados para tener más presencia en el Consejo de Administración de Repsol. Así se acercó a la empresa hindú Essar, la china Sinopec e incluso a la rusa Lukoil, salpicada por escándalos de corrupción y mafia rusa.

Amistades peligrosas

Desde hace dos meses se planeó esta alianza entre Suárez Coppel y Del Rivero, aprovechando que Pemex es el accionista más antiguo de Repsol. Pemex se convirtió en accionista de referencia cuando en 1989 absorbió Petronor, en la que tenía una participación del 34%.

La alianza Pemex-Sacyr Vallehermoso desató una gran polémica en España y ven con temor que la paraestatal haya elevado su participación del 4.8% al 9.8% para que junto con Sacyr tengan el 29.8% del capital y así en votación conjunta tomen las decisiones relevantes en Repsol.

Ante este escándalo, el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se apresuró a exigir la “españolidad” de la petrolera.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, pidió a las partes enfrentadas en el conflicto desatado por el control de Repsol que “dejen al margen al gobierno porque el Ejecutivo es neutral y se va a limitar a vigilar la españolidad de la compañía”.
Suárez Coppel involucró a Pemex en este conflicto que apenas es el inicio de una batalla por el control de Repsol.

¿Tiene facultades el director de Pemex para endeudar a la paraestatal y ayudar a su amigo Del Rivero y controlar Repsol? ¿En qué se beneficia Pemex con esta alianza?

 

Inversiones inexplicables

Para Javier Jiménez Espriú, ex subdirector Comercial de la paraestatal, la inversión millonaria no ha tenido una explicación adecuada.

“El director de Pemex —dice— se asocia con Sacyr, cuyo presidente quiere quitar al titular de Repsol. Esto es un golpe político interno en el cual Pemex aporta una parte de la fuerza económica que no tiene Del Rivero porque está endeudado, y le dice a Pemex: «tú compra más acciones para que tengamos el 29.8 % y controlar y quitar a Brufau». Cosa que me resulta incongruente con una política de Estado para Pemex, ésa no es su función.”

El ex director de la Facultad de Ingeniería de la UNAM asegura que este caso es una clara muestra de que sin violar la Constitución se entrega Pemex al capital privado.

“Seguirá, si lo permitimos, desmantelando la paraestatal, entregando la renta petrolera a los contratistas y esforzándose día con día para romper las cerraduras constitucionales y abrir Pemex en todas sus líneas, sin necesidad de violar, como hasta ahora, la Carta Magna.”

¿Comparte la opinión de Juan José Suárez Coppel de que esta alianza es para aumentar la capacidad de ejecución y de conocimiento tecnológico de Pemex?

Dice que con este mayor poder en el plan accionario se tendrá acceso a tecnología que interesa a Pemex; es absurdo, esto no pasa en ningún lado. Es una explicación que no es aceptable.

Por otro lado, es absolutamente absurdo que el señor director de Pemex haya hecho esto sin el consentimiento y conocimiento del Consejo de Administración. ¿De qué se trata?, ¿quién es el director de Pemex para hacer esto?, ¿tiene una patente de corso? ¿Es el dueño de la empresa? Esto es una barbaridad.

Con su experiencia en el ramo petrolero, ¿cómo lee este pacto Pemex-Sacyr?

No sólo es una inversión enorme sino que suscribe el director de Pemex un convenio con el presidente de una empresa constructora que tiene acciones en Repsol y es una empresa de muy dudosa reputación.

Además conviene que van a votar en el mismo sentido en un periodo de 10 años. Un periodo que será renovable automáticamente por cinco años más. Pero lo que yo no entiendo es cómo una empresa del Estado mexicano, que es Pemex, se asocia con esta constructora privada con fines personales.

A principios de los años noventa usted participó en el acuerdo entre Pemex y Repsol para que la paraestatal adquiriera el 2.5 por ciento de las acciones de la española. ¿Cuál es la diferencia fundamental con el convenio actual?

En el aquel momento, Repsol era una empresa mayoritariamente del Estado español. Cuando Jorge Díaz Serrano era director de Pemex, se decidió adquirir el 30% de las acciones de una refinería en Bilbao Petronor, porque tenía condiciones técnicas que permitían la refinación de Petróleo Maya, un petróleo pesado que no era de fácil colocación.

Dentro de una política del Estado español, Repsol compró Petronor y teniendo Pemex 30% de las acciones se llegó a un acuerdo al decir: “te cambio el 30% por el 2.5% de las acciones de Repsol, te doy un asiento en el Consejo de Administración y te doy también una opción para incrementar otro 2.5% en un plazo determinado”.

Cuando fui subdirector comercial se dio el momento de ejercer la opción, hicimos un análisis en Pemex de la conveniencia de permanecer en Repsol. Lo de ahora es un manejo indebido de los recursos públicos.

Continúa la corrupción

¿Es una señal alarmante luego de los casos de corrupción en Pemex que involucraron en su momento a Juan Camilo Mouriño?

Esto me parece aberrante y algo debe haber aparte porque no es para mejorar las condiciones de trabajo ni vamos a tener acceso a tecnología, es absurdo. Es preocupante que un director de Pemex comprometa a una empresa estatal por 10 años que van mucho más allá de su gestión como funcionario público y votar conjuntamente con una empresa privada que no conocemos nada.

¿Con los gobiernos del PAN vemos un desmantelamiento de Pemex?

Desde hace un buen rato las políticas públicas han estado encaminadas a desintegrar a Pemex, incluso desde antes de las gestiones del PAN, desde que se hace la división en cuatro empresas de Pemex. Estoy convencido de que es un mecanismo para la apertura de Pemex a la inversión privada. En el caso de los dos gobiernos panistas es más que evidente. Con Calderón no sólo es evidente sino que hubo una propuesta de reforma energética que no tenía nada de reforma sino una propuesta para entregar a la iniciativa privada el manejo de los ductos, refinación.

Tenemos contratos a través de los cuales se está entregando toda la operación de exploración, evaluación, producción, hidrocarburos a particulares.

¿Cómo combatir eficazmente la corrupción en Pemex?

La Secretaría de la Función Pública no sirve para nada. Pero ahí está la Auditoría Superior de la Federación, que debe participar en este asunto. Por más que esta transacción se hizo a través de PMI Holdings VB, empresa sin empleados establecida en Amsterdam, Holanda, elegida por Pemex para comprar 5% adicional de las acciones de control de la española Repsol debe ser auditada.

En toda institución y subsidiaria de Pemex —que es el caso de PMI— tiene facultades la Auditoría Superior para auditarla. Las explicaciones que da el director de Pemex no convencen a nadie. Esto debe ser revisado por la Auditoría Superior y creo que los legisladores tienen que dar un golpe sobre la mesa porque Pemex es la empresa que todavía suministra gran parte del gasto público.

El pacto en números

Pemex adquiere por mil 200 millones de euros un 5 % adicional de Repsol hasta alcanzar el 9.8%. Junto a Sacyr controlará el 29.8%.

Sacyr debe aún 4 mil 908 millones de euros del préstamo que pidió para comprar el 20% de Repsol en 2006. Tiene que renegociarlo este año.

El crédito a Sacyr lo encabezan Santander, Citi y Crédit Agricole. Este banco asesora y financia a Pemex.

Si Sacyr vende ahora su participación tendría 2 mil millones de euros en minusvalías. Su capitalización bursátil es de 2 mil 190 millones de euros. La de Repsol, de 24 mil 166 millones de euros.

La constructora cobró de Repsol 256 millones de euros por el dividendo de 2010.

El principal activo nacional de Repsol es su 31% en Gas Natural, del que La Caixa controla el 37%.