PRI: nuestro patrimonio real es la unidad
Por Alfredo Ríos Camarena
Se afirma que el ser humano es el único animal que se tropieza más de una vez con la misma piedra; en el caso del PRI, ya fueron dos y están dispuestos a una tercera más, me refiero al método de elegir candidato para presidente de la república, en el que no cabe duda que el sistema democrático abierto es muy atractivo, pero al mismo tiempo, quedó demostrado que sus resultados pueden ser peligrosos, ya que fomentan graves e insalvables divisiones; las fracturas del año 2000, así como los intereses externos e internos, le dieron un pésimo resultado, pues a pesar de ser la elección interna más numerosa de un partido político en el mundo, Francisco Labastida pudo ser derrotado, no obstante de haber obtenido cerca de 10 millones de votos en el proceso interno.
En el 2006 el resultado fue peor, pues existió una seria y abierta división entre los gobernadores priístas y la presidencia del PRI, a grado tal, de que el candidato de los gobernadores, Arturo Montiel, fue descalificado y renunció a la competencia; y por su parte, el ganador interno, Roberto Madrazo, obtuvo una baja votación diferenciada con la de candidatos a diputados y senadores, por las fisuras insalvables que se dieron.
A pesar de estas derrotas, el PRI ha logrado reponerse con creces, por la mala estrategia de sus contrincantes, es decir, el PAN y el PRD; por la actitud institucional de sus legisladores en el caso de la discutida elección presidencial del 2006; y, por la estrategia arrolladora de Enrique Peña Nieto que ha logrado —así se percibe— la unidad de la inmensa mayoría de gobernadores, legisladores, dirigentes y militantes del partido; de tal suerte que en este momento lo correcto sería proponer una encuesta, y, si ésta corresponde a lo que ha venido percibiendo la sociedad, resultará una candidatura de unidad en torno al ex mandatario mexiquense.
Las razones que se arguyen para caer en el viejo error de la elección abierta, se basan en el supuesto de que, al no realizarse la precampaña interna, el candidato Peña estaría fuera de los medios de comunicación, lo cual es absolutamente falso, pues sobran recursos, métodos y herramientas para que Peña mantenga la distancia que hasta hoy conserva; la otra razón para acelerar el proceso interno abierto es que esto legitimaría democráticamente al PRI; también es falso, pues la democracia no sólo se demuestra en un proceso que nos puede dividir, sino en un consenso real que existe y que debe mantenerse, pues se corre el riesgo de que aprovechando esta elección interna, fuerzas ajenas al PRI la contaminen y pongan en peligro nuestro, casi seguro, triunfo electoral. Nuestro único patrimonio real como partido es la unidad, no la tiremos por la borda.
El PRI no está haciendo su mejor trabajo, está equivocando las estrategias, nuestro presidente Moreira está hablando de más, pues hasta promueve la candidatura de López Obrador diciendo que “es el adversario a vencer”, lo cual es falso también, pues la lucha es entre partidos y, todavía no se definen los candidatos; darle ese rango a López Obrador con motivo de las encuestas, enoja al PAN, golpea a Marcelo Ebrard y no le da ningún beneficio al PRI. Por eso, hoy más que nunca, es válido el adagio de que “en boca cerrada no entran moscas”.
El PRI es mucho más que el simple pragmatismo que hoy nos confunde, el Revolucionario Institucional es el partido histórico que debe retomar con vigor sus principios doctrinarios, y su convicción de que México tiene un camino propio, una identidad nacional y cultural inexpugnables; ya que por encima de las crisis económicas y de inseguridad existe un rumbo y una brújula, que están firmemente establecidas en la Constitución de la República.