Anuncia la banda terrorista cese al fuego, pero no su disolución
Bernardo González Solano
Nunca es tarde si la dicha es buena. Ni hablar, el anuncio de “el cese definitivo de su actividad armada” que el jueves 20 de octubre dio a conocer la organización terrorista Euskadi ta Askatasuna (ETA: Patria Vasca y Libertad) es una buena noticia, aunque el contexto que lo rodea es preocupante —la cercanía de las elecciones generales el domingo 20 de noviembre en España—, le impregna de “condiciones” que no pueden pasar inadvertidas. Las casualidades políticas nunca son inocentes.
Asimismo, como en otras ocasiones (en las que no utilizó el término “definitivo”) la organización etarra-terrorista, habla de abandonar la actividad armada pero no de su disolución. Qué bueno que las campanas dejen de doblar a muerto, pero tampoco hay que caer en la ingenuidad para echarlas a vuelo. Primero hay que cumplir, a pie juntillas, con el Estado de derecho, de otra suerte se construiría en terreno movedizo; con el cumplimiento de las leyes, sin concesiones.
43 años de terror
En su comunicado enviado a dos periódicos vascos, a The New York Times y a la BBC de Londres, ETA falta el respeto a las víctimas, ni las menciona, tampoco habla de la entrega de armas ni de los fugitivos, tampoco pide perdón. ¡Ojalá no haya marcha atrás!
Tras 43 años de terror, el deseo general es lograr la desaparición de ETA. Con ese propósito las autoridades y la sociedad española han recibido las anteriores propuestas de que ETA pasara al panteón de los recuerdos.
En esta ocasión sucede lo mismo, aunque las encuestas dicen que la mayoría del pueblo español duda de la sinceridad etarra. No se trata de emular al pájaro de mal agüero. Los que por más de tres décadas hemos escrito sobre las actividades terroristas de ETA, también esperamos hacer la crónica definitiva de la paz en el país Vasco.
Los mejores deseos se manifiestan para que el País Vasco y la democracia española no continúen, ni un día más, bajo la amenaza del terrorismo etarra. Cincuenta y dos años después de su nacimiento y cincuenta y uno de su primer asesinato —la niña Begoña Urroz Ibarrola, de un año de edad, murió por el estallido de una bomba puesta por ETA en la estación de Atocha en San Sebastián, el 28 de junio de 1960; luego fue el guardia civil José Pardines Arcay, que murió a tiros en Vilabona, el 7 de junio de 1968, y, el primer en ser elegido “democráticamente” para ser asesinado por la banda terrorista, fue Melitón Manzanas González, jefe de la Brigada Político-Social en San Sebastián, el 2 de agosto de 1968—, y dos años después de su último acto mortal, podría cerrarse una trayectoria sangrienta que enlutó a España entera, que comenzó bajo la dictadura del Generalísimo Francisco Franco Bahamonde y continuó durante treinta y cinco años de democracia.
El terrorismo de ETA ha dejado en el País Vasco y España una estela mortal oficialmente de 829 personas —aunque los especialistas en el tema suman 848— asesinadas a tiros o por el estallido de bombas. Si ETA desaparece, los españoles celebrarían que después de los centenares de muertos, miles de heridos, 70 secuestrados, familias rotas, de tanto llanto, miedo, dolor y silencio, el país en uno ganó al terrorismo y podrían enorgullecerse de que sus habitantes viven en una nación libre. Sin el propósito de comparar el terrorismo etarra con la situación de violencia que ha generado el narcotráfico y la delincuencia organizada en México, el gobierno y la sociedad mexicana deberían reflexionar en la forma que se ha logrado nulificar a ETA.
“ETA ha decidido la detención definitiva de su actividad armada”, asegura el comunicado que pone fin a las actividades del último grupo político armado de la Unión Europea . Pocos días antes de la presentación del documento etarra, en San Sebastián se desarrolló una conferencia a la que asistieron varios personajes internacionales; la reunión se preparó desde año y medio antes con el apoyo del abogado sudafricano Brian Currin. La reunión de San Sebastián facilitó que ETA preparara su “capitulación” a la que se le conminó, por la vía del derecho y de la represión policial, los partidos políticos y el aparato judicial español.
Papel activo de Francia
Desde hace poco más de veinte años, con la colaboración activa de Francia —que al paso del tiempo se hizo más eficaz—, los sucesivos gobiernos españoles ejercen una presión policiaca ininterrumpida y cada vez más certera con la banda terrorista. El trabajo de inteligencia, de la mano con la vigilancia de 24 horas, y el análisis de los documentos expropiados de la requisa de escondrijos y zulos —refugios— etarras, la infiltración siempre más rentable de sus filas (en los últimos tiempos, de acuerdo con los especialistas en el tema etarra, la seguridad interna y el descubrimiento de los chivatos ocupaban lo esencial de la energía de la banda), permitieron a la policía y a la Guardia Civil españolas desmantelar a un ritmo siempre más rápido la cúpula de ETA. Del año 2000 al 2010, doce jefes sucesivos del aparato militar terrorista fueron arrestados, así como seis jefes del aparato logístico y cinco responsables del aparato político.
ETA nació con la intención de encabezar un movimiento vasco para lograr el poder. Cuando echaron de menos su poder de convocatoria popular, decidió un enfrentamiento brutal con el Estado español. Más de medio siglo después de su nacimiento, ETA no hizo realidad ninguno de sus objetivos. En pocas palabras, el Estado, utilizando legalmente las fuerzas de seguridad, han derrotado a ETA. Se puede, incluso, citar la fecha exacta del inicio de la lucha contra la banda. El Estado empezó la derrota de los etarras en Bidart, el 29 de marzo de 1992, cuando, en una operación sin precedentes, la Guardia Civil detuvo a toda la dirección de ETA. A partir de entonces, la organización terrorista ya no fue la misma. Nunca dejó de ir cuesta abajo. Hasta el momento
El comunicado
En su comunicado, Compromiso claro, firme y definitivo, ETA expone: “El reconocimiento de Euskal Herria y el respeto a la voluntad popular deben prevalecer sobre la imposición. Ese es el deseo de la mayoría de la ciudadanía vasca… La lucha de largos años ha creado esta oportunidad, no ha sido un camino fácil. La crudeza de la lucha de la lucha se ha llevado a muchas compañeras y compañeros para siempre. Otros están en la cárcel o el exilio. Para ellos y ellas nuestro reconocimiento y más sentido homenaje… En adelante, el camino tampoco será fácil… Es tiempo de mirar el futuro con esperanza. Es tiempo de actuar con responsabilidad y valentía… ETA hace un llamamiento a los gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada. ETA con esta declaración histórica muestra su compromiso claro, firme y definitivo”.
Por su parte, el presidente del Gobierno del Reino de España, José Luis Rodríguez Zapatero, habló sobre la decisión del grupo terrorista: “Durante demasiados años hemos sufrido y combatido el terror. Lo hemos hecho hasta lograr que la razón democrática se abriera camino de un modo definitivo. Ha sido posible gracias a la determinación de acabar con la violencia mostrada por todos y cada uno, todos y cada uno, de los gobiernos democráticos y sus presidentes. Creo de justicia recordar el trabajo de los ministros del Interior y, en particular, el de quienes me han acompañado en esta etapa final. La memoria de las víctimas, de cada una de las 829 víctimas mortales y sus familias, de tantos heridos que padecieron el aborrecible golpe del terror, nos acompañará siempre… Pienso en particular en la sociedad vasca. Tengo la convicción de que ahora, disfrutará, al fin, de una convivencia no anudada al miedo o a la inmidación…”
Aún no hay luz al final del túnel
Con todo, aunque se vislumbre, todavía no se hace la luz al final del túnel. Faltan largas negociaciones que posiblemente los dirigentes de la banda tratarán de alargar lo más posible. En otros países, donde hubo organizaciones similares a la etarra ha sucedido lo mismo. La entrega de su arsenal y el status de los presos de ETA —aproximadamente 700, tanto en España, como en Francia y otros países—, son temas que decidirán la extinción definitiva de ETA.
Editorializa El País: “Con todo, la dificultad es ahora mayor, tras 30 años de crímenes odiosos por los que no solo no piden perdón en su comunicado, sino que ni siquiera consideran necesario mencionar a las víctimas, que se rebelan contra la idea de que baste cambiar de táctica por razones de eficacia política para beneficiarse de lo que consideran impunidad… El camino será largo, y es muy probable que los propios jefes de la banda intenten prolongarlo todo lo posible…”
No hay que olvidar que cuando el Irish Republican Army —Ejército Republicano Irlandés— anunció su desaparición apareció el Irish Republican Army provisional, y el número de muertos en Irlanda aumentó como nunca antes. Ojalá y ETA no cuente con grupos radicales que quieran regresar a las andadas.

