Si el fondo del mar muriera

 

Ernesto Montero Acuña

Se considera urgente detener la contaminación marina, limpiar los océanos en la medida de lo posible y fijar programas ambiciosos en el reciclaje de materiales, objetivos inviables hoy sin una mayor conciencia humana.

A propósito, el informe anual del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) refleja las consecuencias de las prácticas nocivas al fondo marino, un alerta que reclama cada vez mayor receptividad.

Es un hecho que el mar está en riesgo por “las masivas cantidades de fósforo y plástico que se vierten” en él, lo que a su vez implica peligros para la salud de los humanos y de los demás seres vivos.

El documento refleja que la contaminación, producto del fósforo y de otras sustancias, como el nitrógeno y las aguas residuales, envenena a los peces, afecta el equilibrio y hasta a la actividad turística mundial.

Los plásticos industriales vertidos en el mar, particularmente aquellos con tamaño inferior a cinco milímetros, pueden generar graves daños a la salud.

Según especialistas, los peces los confunden con alimentos, pueden morir como consecuencia de ellos o trasmitir toxinas que ocasionen daños endocrinos, mutaciones y cáncer a las personas.

De ahí que el referido informe del PNUMA considera urgente terminar con tales prácticas nocivas, limpiar los océanos en la medida de lo posible y establecer programas más ambiciosos para impulsar el reciclaje de esos materiales.

Tales advertencias, sin embargo, no encuentran una percepción positiva, universalmente hablando, debido a las prácticas productivas y comerciales adversas.

En el  último trimestre del año pasado, la prensa internacional reflejaba la existencia insólita de “islas de basura” surgidas como consecuencia de las corrientes marinas y de los vientos, aglutinadores de los desechos plásticos en el mar.

El periódico argentino Clarín hacía referencia en septiembre de 2010 a que, luego de 22 años de juntar restos de plásticos acumulados en medio del océano, un grupo de investigadores estadounidenses descubrió las causas de la formación de una isla de basura en el Océano Atlántico.

Si bien se conocía la existencia de una gigantesca isla de plásticos flotantes en el Pacífico Norte, sólo entonces investigadores de Woods Hole Oceanographic Institution y de la Universidad de Hawaii, en Honolulú, dieron a conocer en la revista Science los resultados de muestras tomadas entre 1986 y 2008.

Así se conocía que más de siete mil estudiantes universitarios habían detectado en seis mil 136 localizaciones del mar Caribe y el Atlántico Norte, mayormente en este, cientos de miles de piezas por kilómetro cuadrado, en su mayoría milimétricas, concentradas en una superficie superior a la de Cuba.

Aunque la gigantesca isla de plástico se había formado con desechos arrojados desde las tres Américas, la conclusión de los investigadores es que el mayor caudal de residuos flotantes provenía del Norte, desde donde tardan menos de 60 días en arribar, desde las costas norteamericanas, a la zona de acumulación.

Investigadores detectaron que en los trozos plásticos más pequeños se habían establecido microorganismos que, después de degradarse por el clima y la radiación solar, habían terminado depositándose en el lecho marino.

Según ellos, en el fondo del mar existen bacterias que transforman el mercurio en metilmercurio, lo que causa malformaciones fetales cuando se lo ingiere a partir de peces contaminados.

Por otra parte, los llamados “sunchos de plástico” ahorcan a los lobos marinos, cortan el pie de las gaviotas, se enredan en los delfines y matan a las tortugas.

A los plásticos se les considera, no obstante, sólo la parte visible, pues a ellos se asocian pilas, sustancias metálicas, botellas de aceite para vehículos,  combustibles, o sustancias tóxicas que se dispersan en el mar.

Se reclama una campaña patrocinada por Naciones Unidas, pues si no será  “extremadamente difícil” eliminar tales islas, según especialistas, que requieren “una decisión de política internacional”.

Acerca de esto, el periódico chino Pueblo en Línea había publicado el 9 de marzo del 2010 que una Isla de Basura del Pacífico tenía entonces una superficie equivalente a seis veces la de Inglaterra.

A los “continentes conocidos por todos”, según la publicación, habría que añadir una gigantesca isla formada por basura, también denominada “franja de basura del Pacífico”, extendida entre California y Hawaii.

Consideraba asimismo que en el mundo existen “cinco vorágines” de este tipo, las cuales atraen basura “desde más allá de varios miles de millas”, debido a la combinación de los efectos naturales y las prácticas humanas que deterioran el medio marino.

Cuando la cantidad de contaminantes en el agua es excesiva, según la Organización Mundial de la Salud, resulta imposible la autodepuración natural.

Al superar ciertos límites, los océanos pueden generar destrucción y muerte entre los  seres humanos, efectos económicos adversos y envenenamiento.

Como consecuencia de la circulación general del aire y las aguas, cada año se detectan nuevos contaminantes en zonas tan apartadas como la Antártida o las profundas fosas oceánicas.

Ello como consecuencia de que la contaminación química del medio marino provocada por el hombre sea muy superior a la atribuible a las causas naturales.

El mercurio se vierte en el mar a un ritmo dos veces y media superior al que provocarían los procesos naturales, el manganeso se multiplica por cuatro, el cobre, el plomo y el zinc por doce, el antimonio por treinta y el fósforo por ochenta.

Algunos metales pesados, como el mercurio y el plomo, junto con el cadmio y el arsénico, resultan contaminantes graves, en las cadenas alimentarias.

Las formas, vías y causas de la contaminación marina son diversas e incluyen hidrocarburos, plaguicidas, insecticidas, herbicidas. Pero, en todas el factor humano deviene vehículo determinante de una contaminación pasible de evitar o mitigar con medidas adecuadas.

En un estudio sobre Contaminación Marina, Christopher L. Berríos expone que el desarrollo y progreso tecnológico han creado varias formas de contaminación, las cuales alteran el equilibrio físico y mental del ser humano.

El 80 por ciento de las substancias que contaminan el mar se originan en tierra, muchas veces debido a la creencia errónea del hombre de que la capacidad purificadora de las grandes masas de agua marina es muy grande y podría neutralizarlas.

Se recurre con excesiva frecuencia al barato sistema de arrojar al mar los residuos provocados por humanos, pero en muchos lugares los excesos convierten, según estudios y evidencias, grandes zonas marinas en desiertos de vida o en cloacas malolientes.

De esto el hombre es responsable, muchas veces sin comprender que del fondo del mar depende su vida, la que merma cada instante en que algo en el mar muere.

* Redacción de Temas Globales. em