Roberto F. Campos

El mundo de la computación continúa la cuesta ascendente que llevará al ser humano a una pantalla con muchas posibilidades para resolver los problemas de la cotidianidad.
Al menos es lo que piensan los científicos y especialistas, y en ese mundo no deja de reconocerse que un monitor de computadora constituye hoy día toda una complicación, de la que muchas veces está distante el común de los mortales.
Es el caso de comenzar por entender las tecnologías en boga, cuando ya están fuera de juego los CRT o de tubos que tanto nos acompañaron en la era de la informática, y cuando muchos de estos equipos aun permanecen funcionando perfectamente.
Entremos en ese mundo insospechado. El LCD convive en la actualidad con los Plasma, que por lo general son más conocidos o adquiridos como TV, y la diferencia está en que en lugar de cristal líquido emplean gases nobles para generar puntos de color.
El plasma tiene mejor contraste y ángulo de visión, pero su vida es más corta y por lo general apuntan a los televisores. Por tanto, los monitores LED o OLED usan diodos de luz de materiales orgánicos y no necesitan iluminación adicional, pues cada pixel o punto emite su propia luz.
Tal novedad propicia un consumo ultra-bajo, sobre todo a tener en cuenta si se busca un empleo prolongado del ordenador durante una jornada.
En este mundo cabe señalar la tinta electrónica, empleada para los libros sin papel, y de cara a dispositivos móviles, pero aun estos elementos no compiten con el monitor tradicional del ordenador.

Sin embargo, restan muchos, muchísimos elementos a tener en cuenta sobre los monitores, como tamaño, medido en pulgadas de manera diagonal, la resolución y otros datos, que por lo general los fabricantes y comerciantes no aportan en su publicidad.
Como destacan los especialistas, la media está entre 17 y 24 pulgadas y ahora es habitual el formato panorámico de 16:9 que desplazó al tradicional 4:3 de los televisores antiguos, es decir el actual es rectangular y no cuadrado como anteriormente.
Esta nueva preferencia responde al formato común de los DVD y de la televisión de alta definición HD y su importancia reside en buscar menos bandas negras en la pantalla a la hora de ver una película.
El otro concepto está asociado a la resolución o definición, o número de puntos o pixeles que el monitor ofrece de ancho y alto. En la actualidad la mayoría de estos monitores califican en una resolución de 1920 por 1080 pixeles, característica de la Alta Definición o Full HD.
Tales medidas también equivalen a los Blue-Ray o nuevo tipo de reproductor de discos con grandes capacidades, a lo que se suma el elemento 1080p, cuando la p significa Progressive Scan, o que cada fotograma está formado por todas las líneas simultáneamente.
En el caso de la TV se nombra 1080i o entrelazado, cuando cada fotograma es mostrado solo a la mitad de líneas de la pantalla.
Otro elemento lo es el Dot Pitch o tamaño de punto que da una idea de la nitidez a la hora de mostrar imágenes, donde lo normal es inferior a 0.28 milímetros, pero ya esto es entrar en demasiados detalles tecnológicos.
Por tanto, una vez llegados a este punto del conocimiento de los monitores, nos queda aun luminosidad, contraste y color, toda una ciencia que conecta conceptos como las Candelas por metro cuadrado (Cdm2) para determinar la luminosidad. Nada, cosas de científicos.
Y a tal complejidad se agrega el contraste dinámico, el real y la relación contraste dinámico, profundidad de color,.. para qué contar.
Solo mencionaremos que los 16 bits de color se nombran como color de alta definición equivalente a más de 65 mil colores, cuando la mayoría de los monitores comerciales muestran una profundidad de color de 24 bits o 16 millones de colores.
En todo esto juega el ojo humano casi incapaz de apreciar diferencias entre una tonalidad y otra, así que no se preocupe mucho por estos datos.
Un futuro que ya es un presente
Y llegamos entonces a la 3D o tercera dimensión que exige del tiempo de respuesta del monitor milisegundos para que un pixel o punto cambie de color. Pero su agilidad afecta la nitidez (esto sin mencionar las pantallas táctiles).
Hasta el presente el refresco de la pantalla se limitaba a 60 o 75 hertzios, pero con el 3D se eleva la cifra al doble, enviando el doble de las imágenes al ojo con frecuencias superiores a los 120 Hz compatibles con la tercera dimensión que por demás exige de unas gafas adicionales.
Por tanto, el mundo del 3D en cuanto a novedades por el momento está para la TV y los monitores siguen su curva ascendente en cuanto a la calidad de la imagen y nitidez de colores, entre otros elementos.
Por demás, interesa la conectividad del display; ya en casi todos los casos, TV incluidos, con puertos HDMI (para la alta definición), VGA (para los ordenadores), DVI (también para ordenadores) y video compuesto o por componentes.
Otras definiciones apuntan al consumo de energía y la ergonomía, o una pantalla de acabado brillante (si trabajamos en salas oscuras) o mate, donde la mejor protección al ojo humano está en la segunda, por su capa de tratamiento antirreflejos.
De cualquier manera, el misterio continua, y constituye una verdadera magia negra la elección del monitor ideal para el trabajo que realizamos, aunque para el común de los mortales le importe solamente el tamaño o su empaque externo.