Juan Reyes del Campillo/Profesor-investigador de la UAM Xochimilco

Por Nora Rodríguez Aceves

“Es ridículo que la iniciativa de un gobierno de coalición únicamente se vea como una repartición del poder, y no se vea como falta de eficacia en el gobierno. Finalmente el presidente de la república va y reparte con su equipo: reparte cuotas, reparte puestos; ahora la repartición tendrá que ser entre diferentes fuerzas políticas. No tenemos por qué verlo como un reparto, finalmente son los partidos los que ganaron los votos y son ellos los que de alguna manera pueden permitir con esta coalición la eficacia del gobierno. El problema es que a pesar de que en México el Congreso ha ido aprobando leyes, ha ido modificando la legislación, ha sido lento porque no se tiene esa mayoría”, señala Juan Reyes del Campillo Lona, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad Xochimilco.

Ante la necesidad de “una reforma al régimen de gobierno que le agregue funcionalidad al mismo tiempo que refuerce las instituciones y promueva la gobernabilidad, permitiendo la cooperación política entre los partidos y en el Congreso, para propiciar el paso de los gobiernos divididos a los gobiernos compartidos”, el pasado 14 de septiembre el coordinador del PRI en el Senado de la República, Manlio Fabio Beltrones, presentó la iniciativa de reforma constitucional en materia de gobierno de coalición que reforma los artículos 73, 76, y 89 de la Constitución Política en busca de actualizar el sistema presidencial.

Desde 1997, gobiernos de minoría

Aunque los gobiernos de coalición son muy antiguos, explica a Siempre! el ex consejero electoral del Instituto Electoral del Distrito Federal Juan Reyes del Campillo, “tienen ya larga vida en el escenario político internacional y son básicamente gobiernos en donde al menos dos fuerzas políticas se unen para tener capacidad de gobernar, básicamente porque en muchos países los gobiernos son parlamentarios, la mayoría parlamentaria es la que pone al gobierno, es la que define al gobierno”.

“Lo que sucede en el caso mexicano es que desde 1997 lo que tenemos son gobiernos de minoría, que no tienen una cantidad de diputados suficientes para hacer las reformas, las modificaciones o las aprobaciones legislativas, lo cual anula la posibilidad de estar reformando la legislación o aprobando las necesidades que tiene el gobierno, por eso en muchos países las coaliciones existen porque se forma una mayoría legislativa que está aprobando las políticas del Poder Ejecutivo, o puede ser el primer ministro o el presidente del gobierno”.

Por lo tanto, “como tenemos gobiernos considerados de minoría y eso hace que las decisiones del gobierno sean muy difíciles, el gobierno federal ha perdido eficacia en la medida en que simplemente quiere convencer a la oposición de que sus ofertas son muy justas, pero se necesita una negociación real entre diversas fuerzas; los gobiernos de coalición evidentemente lo que hacen es negociar, relacionarse de la mejor manera posible para negociar muchas cosas políticas, para negociar posiciones, y que, de alguna manera, el electorado así las percibe”.

“El sentido de una coalición —precisa Juan Reyes del Campillo— es la eficacia del gobierno; si hay una coalición, el gobierno será eficaz porque tendrá el apoyo parlamentario, a lo mejor tendrá que negociar algunas posiciones o el mismo Congreso le dirá: éste no nos gusta, pero a lo mejor otra propuesta puede ser considerada favorablemente. Estos gobiernos sin mayoría han hecho muchas propuestas, sobre todo a la oposición, buscan que los partidos se adhieran a sus iniciativas, pero el problema es que no las comparten de origen, es decir, en el Ejecutivo se hacen las propuestas pero la oposición simplemente no tiene porqué decirle al gobierno que sí; en cambio, si la propuesta viene de las fuerzas políticas que pueden construir una mayoría, sin duda esa propuesta será favorable o será aceptada por esa misma mayoría. Esa es la idea de un gobierno de coalición”.

“Algunos otros hablan, o se habla mucho, por ejemplo, de un jefe de Gobierno en donde el presidente (que es el jefe de Estado) es de un partido, pero el jefe de Gobierno es de otro. Es lo que sucede en algunos países como Francia, en donde se elige a un presidente por un lado, y por otro lado se elige al Parlamento, pero el Parlamento es quien designa al primer ministro, entonces a veces son de diferentes fuerzas políticas. Es otra forma de gobernar”.

“Entonces hay distintas formas en la política, no quisiera hablar de segunda vuelta, pero cuando se hace segunda vuelta, uno de los ganadores que van a la segunda vuelta tiene que negociar con otros partidos, con otras fuerzas para poder ganar la elección y eso implica negociación. La idea de la coalición implica, en términos llanos, la negociación entre diversas fuerzas políticas y con ello construir una mayoría”.

Negociación y consenso

“¿Qué significa construir una mayoría entre dos fuerzas distintas?, que tiene que haber una negociación, un consenso entre lo que se decide. No se decidirá lo que quiera el presidente ni tampoco se decidirá lo que pida la oposición, por eso se habla de una negociación. Es evidente que quienes más se acerquen serán las fuerzas que negociarán, porque a veces es difícil que los extremos se junten; por eso siempre se ha buscado que ciertas fuerzas políticas ideológicamente más cercanas entre sí sean las que, finalmente, tomen los acuerdos”.

Para el investigador de la UAM-Xochimilco la iniciativa hecha por Manlio Fabio Beltrones para crear un gobierno de coalición “es una propuesta de solución a los problemas políticos que México tiene desde 1997, que hay un gobierno sin mayoría o gobiernos que no tienen un legislador a su favor totalmente. Lo que tiene que cambiar en este país es la lógica de cómo se construyen los acuerdos y, sobre todo, los compromisos entre las fuerzas políticas. Lo que se debe hacer es poner por delante el método y las formas de negociación antes que los meros contenidos”.

 

“Hay que decir cómo negociar, qué hacer para construir acuerdos, porque, si dos fuerzas políticas se juntan y deciden tomar acuerdos, están asumiendo un compromiso para buscar cómo mejorar este país. Entonces sí es importantísimo construir esas coaliciones parlamentarias, pero que tengan un carácter más permanente, porque una coalición parlamentaria a lo que lleva finalmente es a alcanzar compromisos de gobierno, y lo que hay que entender — ése es el problema, que en este país no se quiere entender— es cómo están las cosas por el pluralismo que hay en el país, por la fuerza que tiene la diversidad o por la presencia que tienen las diversas fuerzas políticas, los partidos políticos”.

En este sentido, “lo que nuestro país requiere es una idea muy clara de compartir el poder, no tanto de una repartición, no es lo mismo reparto que comparto, ahí está el meollo del asunto: no se repartirán las posiciones sino se compartirá el poder, los compromisos y las decisiones también, ésos son acuerdos siempre a largo plazo, no son acuerdos para un semestre, para un rato, no, tienen que ser acuerdos para más tiempo. Tiene que haber un método distinto a todo lo que conocemos, lo que implica que las fuerzas políticas realicen alianzas que permitan estos cambios en los roles de gobierno, las posiciones en la representación política. El asunto fundamental es la negociación a partir de compartir el poder no de repartírselo, como piensan algunos miembros de la opinión pública; yo creo que se está buscando algo mucho más profundo con esta propuesta de un gobierno de coalición”.

“Hay que decir que en el caso mexicano nos pega muy duro porque hemos vivido bajo los símbolos del presidencialismo durante muchísimos años, en donde un señor tiene todo el poder, todas las atribuciones y decide todo, aun cuando esto ya ha cambiado mucho en el país. Ya no tenemos un país hegemónico, hay mayor pluralidad, hay una diversidad, los electores no ponen todos los huevos en la misma canasta, los ponen en diferentes. A veces es interesante, porque en el 2006, por ejemplo, hubo mucha gente que votó por un partido para presidente, pero a la hora de votar por diputados votó por otro, y esto pasará el próximo año porque si hacemos caso a lo que nos dicen las encuestas, es muy probable que Enrique Peña Nieto sea el presidente, pero eso no quiere decir que el PRI tendrá la mayoría en el Congreso; a lo mejor Peña Nieto se encuentra con que no tiene mayoría, y ¿qué hará sin mayoría? De ahí la necesidad de formar coaliciones, de compartir el poder, pero que nadie piense que el senador Manlio Fabio Beltrones está inventando el hilo negro; estas coaliciones existen en muchas partes del mundo y así funcionan en muchos países”.

Los riesgos

En cuanto a los riesgos que podrían presentarse con un gobierno compartido, el especialista en materia electoral señala que “los riesgos muchas veces son tratar de imponer una situación aun si la otra fuerza ya no quiere; sí se dan situaciones de ingobernabilidad, sin duda, como en el caso italiano cuando la democracia cristiana no tenía mayoría, tenía un porcentaje pequeño y tenía que hacer una coalición, por decirlo así, con el Partido Socialista, pero cuando a este partido ya no le gustaban las políticas del presidente simplemente le retiraba su apoyo, y el gobierno o el presidente tenía que mandar otra propuesta sobre ciertos temas”.

Por lo tanto, “esto impedirá una discusión mucho más sana para el país de las cosas que se están poniendo en tela de juicio, pero no tenemos que verlo como un riesgo insuperable sino superable y básicamente porque en un momento dado también puede cambiar la correlación de fuerzas al haber una nueva elección, y la coalición se hace entre otras fuerzas, aunque la impresión que tengo es que detrás de la reforma está la idea de sumar y no de restar, restar y restar como ahorita estamos básicamente todo el tiempo. ¡Claro!, el presidente pone a su gente, a sus amigos, a la gente que ha estado con él, pero no necesariamente son los mejores, entonces sí sería una cosa muy interesante. Cuando digo que esto sería sumar y sumar es que quien llegue como secretario de Relaciones Exteriores o de Hacienda, etc., tendrá fuerza suficiente, el impulso y el apoyo suficiente de las fuerzas políticas, por lo tanto lo que se está planteando con esta idea de la coalición es tener gobiernos más sólidos y más eficaces sobre todo”.

“No tengo ningún problema, me parece una propuesta acertada que permitiría avanzar en la eficacia del gobierno, e insisto, de lo que se trata es de compartir el poder”, afirma Juan Reyes del Campillo.