Entrevista a Alicia Girón/Investigadora del IIE de la UNAM

Por Irma Ortiz

Las alarmas se prendieron luego que hace unos días la cotización del dólar registrara un alza que rebasó los 14 pesos, cifra no vista desde hace cerca de dos años.

De inmediato, las autoridades del banco central manifestaron que no había de qué preocuparse, pero la declaración inquietó más luego de que en febrero de 2008, el entonces titular de Hacienda, Agustín Carstens, dijera que frente a la desaceleración estadounidense México tendría un catarrito y no una pulmonía. La economía cayó 6.5 por ciento ese año.

Hace unos días, el hoy gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, aseguró que México tiene certidumbre en el manejo macroeconómico y no debe preocuparse por el tipo de cambio, el cual se encuentra en libre flotación y que el mercado funciona bien.

Para apuntalar la declaración, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, José Angel Gurría, dijo que la desaceleración que vive la economía mexicana en este tramo final del año es “compartida por el resto de las economías del mundo”.

Esto contrasta con señalamientos de instituciones como Saxo Bank, quienes consideran que el peso mexicano se ubica entre las monedas de América Latina que registra mayores pérdidas por la desaceleración estadounidense. Hoy el fenómeno ya perjudica a diversos sectores que dependen del tipo de cambio y se constituye en un factor inflacionario.

La doctora Alicia Girón, miembro del Instituto de Investigaciones Económicas, autora de innumerables textos en la materia, premio Universidad Nacional en el área de Investigación en Ciencias Económico-Administrativas 2010 y directora de la revista Problemas del Desarrollo, órgano oficial del IIE, señala que nuestra economía es como un paciente grave, pero estable.

 

Crisis y sin recuperación

¿A qué se debe la vulnerabilidad de los mercados financieros, como es el caso de las divisas, que han encarecido el dólar con respecto al peso?

Uno de los principales elementos que se tienen que tomar en cuenta para explicar lo que está sucediendo actualmente en los mercados financieros, es que en la reunión que tuvo la semana pasada el Fondo Monetario Internacional acepta que es una crisis que lleva cinco años y que no hay recuperación. También está muy inquieto por el problema tanto de los bancos y de la capitalización de la banca y por otro lado, están muy intranquilos por las deudas soberanas de algunos países, principalmente los de la periferia europea.

Otra de las cosas que les alarma muchísimo son los desbalances europeos, el problema de las deudas soberanas. Aparentemente la punta del iceberg se inicia a finales del 2006 y cobra fuerza en 2007, se le llamó la crisis de las hipotecas en Estados Unidos; en España se le denominó del ladrillo muy ligado a la tasa subprime.

En el fondo esta crisis hipotecaria era expresión de algo mucho más profundo que viene a ser el proceso de financiarización, esto es, las nuevas formas de financiarse principalmente las empresas a través de los títulos en los mercados de valores y también la forma en que se financiaron muchos gobiernos.

Lo que vivimos desde 2007 es la crisis de la forma en que se han venido financiando los agentes económicos a partir del rompimiento de los acuerdos de Bretton Woods en 1971. Es una crisis de largo plazo, estructural y por lo tanto es una crisis que cada día nos da nuevas sorpresas.

Se suponía que el punto más bajo fue el 15 de septiembre de hace tres años, la bancarrota de Lehman Brothers, y con ello, el cierre de la banca de inversión.

Se pensó que era una crisis de alguna manera pasajera y que con la recuperación de las bolsas a partir de marzo de 2009, las cosas mejorarían sobre todo después de las inyecciones de dinero que metieron tanto los Estados Unidos y los países europeos para capitalizar sus bancos e incluso en la propia China en su momento a finales de 2009, inyectó a la economía una cantidad de 1.8 billones de dólares.

Todo esto ha hecho que parte del problema es que aunque se mejoran los índices bursátiles, no hay una reactivación del empleo.

En este momento lo más importante para poder salir de la crisis, es la creación de programas de pleno empleo, porque en la medida en que hay empleo, hay un salario, un consumo, lo que ocasiona que las empresas empiecen a producir más y por lo tanto tengan garantizadas sus ganancias.

Parte de la crisis y el porqué no hay una reactivación es porque lo que pide el FMI y lo que han hecho desde 2007 y con mayor fuerza a partir de 2008 los gobiernos, es que ante las inyecciones de capital, crecieron las deudas soberanas y lo que se ha hecho es una contracción del gasto público. Uno de los ejemplos que ahora estamos viendo y que se pudo haber solucionado desde el principio del año pasado, es la situación por la que está pasando Grecia.

A este país se le ha impuesto un plan draconiano de crisis, de cortes del gasto público y ese es el problema a la hora en que se recorta el gasto público, definitivamente una persona que no tiene empleo, difícilmente va a consumir. Eso es lo que está pasando, no hay solución a la crisis y mientras no haya una reactivación de empleo, y como yo digo, es muy importante un programa de pleno empleo.

Remesas y desempleo

Aquí lo que preocupa mucho son las declaraciones de Agustín Carstens, quien dijo que el alza del dólar es transitoria. Preocupa cuando anteriormente dijo que sufriríamos un catarrito y lo que nos llegó fue un resfriado brutal.

El problema es muy grave porque en la actual crisis uno de los indicadores más graves, más importantes, es la disminución de las remesas. En el momento en que en Estados Unidos hay una recesión, automáticamente los mexicanos que trabajan allá y que además envían sus remesas, automáticamente las remesas disminuyen, y sí es un grave conflicto porque las remesas que envían 20 millones de mexicanos que tenemos en Estados Unidos —aunque por supuesto no los 20 millones envían—, pero un porcentaje muy grande que envía remesas son complemento del ingreso de muchas familias mexicanas y ese es el gran problema porque no sólo disminuyen las remesas sino que México no ha logrado fortalecer su mercado interno. México lo que ha hecho es tratar de orientar toda su economía al modelo exportador y eso definitivamente que le ha creado uno de los problemas más graves, que es el desempleo que tenemos.

¿Qué pasa en la economía mexicana? A lo mejor las cifras no reflejan una tasa del diez por ciento de desempleo porque es la metodología en cómo se toma en cuenta el empleo, cómo se califica el empleo.

Tenemos, por el otro lado, una economía informal que es muy grande en la cual gran parte de los mexicanos están en esa economía paralela. Esta economía no es de ahora, viene desde hace mucho tiempo y viene precisamente a raíz de que se empezaron a implementar las políticas de estabilización del Fondo Monetario Internacional en nuestro país.

En esta crisis se agravan muchos conflictos que hemos estado arrastrando y que no hemos solucionado desde hace mucho tiempo, desde la fractura de la economía mexicana en los ochentas y, por supuesto, a partir de la firma del Tratado de Libre Comercio.

México es una economía totalmente interdependiente con Estados Unidos, entonces no se puede decir que a México no le va a pasar nada. El problema es que nuestro país le ha apostado todo al mercado norteamericano y ni siquiera en los últimos 20 años ha tratado de diversificar su comercio con naciones como Argentina, Brasil y otros países del Cono Sur, sino todo lo contrario.

Por supuesto que no nos va a dar un catarrito, nosotros ya estamos como los pacientes cuando entran al hospital y se le pregunta al médico que cómo está el enfermo. Y responde que está estable y puede estar en terapia intensiva y el enfermo puede estar estable e igual sale que no sale.

Cuando se dice que nuestra economía está estable hay que imaginarse que el paciente está en terapia intensiva.

Pago de deuda en lugar de inversión

¿Cómo nos está pegando el freno de las exportaciones?

Definitivamente que se te cae. Un problema muy grave es que dependemos muchísimo de las exportaciones petroleras y el precio del petróleo es muy volátil y no podemos transitar que siga subiendo el precio como tampoco podemos garantizar si no sabemos qué tanto va a bajar, pero es una apuesta y de alguna manera ha sido un paliativo para que la crisis no se profundice más a precios tan altos como los que hemos tenido en los últimos años.

El precio del petróleo es una garantía, por decirlo así, porque al final de cuentas son ingresos. La recaudación que recibe el gobierno mexicano por parte del petróleo es muy amplia, pero el problema es que eso hace a una economía muy frágil en la esfera de los precios del petróleo, pero también el problema son el otro tipo de las exportaciones.

Nosotros hemos estado viendo que, por ejemplo, el consumo de coches, el último dato a agosto de este año es que la tasa de consumo de coches es mucho más grande en Argentina que en nuestro país, siendo México una nación con mejores ingresos.

Otro dato importante son las tasas de crecimiento que hemos tenido en los últimos 15 años en comparación con las tasas de crecimiento que ha tenido Argentina y Brasil. Hay algo que México está haciendo mal a diferencia de sus hermanos latinoamericanos.

Mientras que aquí seguimos una política monetaria contraccionista, con el fin de mantener un tipo de cambio equilibrado, tanto en Argentina como Brasil las políticas han sido más expansivas y esto lo que ha hecho es que se cree mayor empleo.

Es fundamental mencionar que los productos de exportación tanto de Argentina como de Brasil son productos que se han elevado muchísimo en el mercado de los commodities y eso les ha permitido mejores recaudaciones, pero aun así la política que han seguido estos países es totalmente diferente a la de México.

Por otra parte, en el paquete de egresos para el próximo año, hay un renglón muy fuerte que cada año viene a ser lo mismo de gasto público al pago de servicios de la deuda eterna. En una época de crisis como la que estamos viviendo y dado que México necesita crear empleo, es irracional que se estén destinando recursos a una deuda que es impagable. Seguimos y seguimos pagando deuda de hace muchos años que debió haber sido cancelada en su momento.